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Repunte en los casos de posesión y suministro de cocaína

Aunque el cannabis sigue siendo la sustancia más habitual, el tratar con casos de droga clase A se está convirtiendo en una rutina

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Los tribunales gibraltareños están tratando en los últimos meses un número cada vez más creciente de casos relacionados con la cocaína.

Durante una sesión de comparecencia, celebrada la pasada semana en el Tribunal Supremo del Peñón, se fecharon al menos cinco casos relacionados con la posesión y suministro de esta sustancia estupefaciente, informaba el diario Gibraltar Chronicle.

Aunque el cannabis continúa siendo la droga más habitual en el Peñón, el tratar con casos de cocaína se está convirtiendo en una rutina para las agencias encargadas de hacer cumplir la ley y los tribunales.

Este problema fue subrayado por el propio comisario de la Real Policía de Gibraltar (RGP), Louis Wink, en una entrevista ofrecida al diario del Peñón, Panorama, el pasado mes de septiembre.

Aunque la mayoría de los casos están referidos a actividades sobre pequeñas cantidades de droga, cada vez es más frecuente que los acusados se enfrente no sólo a penas por posesión, sino también a acusaciones de suministro.

Estrategia del Gobierno
El coordinador de la estrategia antidroga del Gobierno, John Montegriffo, coincide con las declaraciones del comisario Wink, aunque destaca que el uso del cannabis está aún muy por delante del de la cocaína. Aún así, Montegriffo matiza que es evidente que tanto en los tribunales como en el centro de rehabilitación Bruce´s Farm, los casos de personas relacionadas con droga de clase A, van en notable aumento.

Cuantificar esta problemática no es tarea fácil, pero tanto Montegriffo como su equipo sugieren que el incremento se está apreciando más entre personas de entre 20 y 30 años.

“Muchos cocainómanos no encajan en el perfil que la gente tiene de lo que es un adicto a las drogas”, señala Montegriffo, añadiendo que “a menudo se trata de jóvenes profesionales”.

Un gramo de cocaína se vende en el Peñón a unas 50 libras (poco más de 54 euros), haciéndola prohibitiva para muchos usuarios, lo que conlleva también el aumento de la criminalidad paralela.

El coordinador declaró asimismo que la mayoría de los consumidores adquieren la droga de alguien de su confianza. “Son círculos muy pequeños y en los que es difícil de penetrar”, concluyó.

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