Se publicita como la última tendencia que ha llegado a Europa. La primera impresión es como un golpe en la vista que recuerda al lenguaje de los marcianos, cuando se especulaba con sus mensajes indescifrables. Es curioso cómo vamos relacionando lo desconocido y la incertidumbre que nos crea con lo que nos resulta familiar. Si en aquella película o programa de radio los comunicadores no nos hubieran disfrazado las interferencias, sólo se trataría de una palabra de difícil o imposible pronunciación.
Días antes de acabar el curso escolar, la televisión pasó un anuncio con una sucesión de imágenes con más movimiento que color e indicaciones, donde vimos a un grupo de preadolescentes enlazando un cordón de colores vivos entre los dedos de ambas manos, logrando figuras laboriosas que cambiaban e incluso desaparecían al tirar de uno de los cabos laterales, por ejemplo. Al rato, tras digerir la prisa, los espectadores entrados en años rescatamos el juego del hilo, es decir, el par de cordones de zapatos comprado en la mercería, anudados por ambos extremos tras cortar el celofán. Cuando ya teníamos la conformidad de otro par de manos, comenzaba el enlazado que con movimientos hacia fuera o hacia dentro iban cambiando la figuraaparecida. La clave estaba en lograr el mayor número de ellas sin que se deshiciera la urdimbre. Era un juego en el que se trabajaba la coordinación, por tantola concentración se hacía indispensable. No era, por tanto, un juego de niños. Para aprender hacía falta alguien un poco mayor que fuera indicando la manera de enganchar los cabos que formaban, por ejemplo, la cuna del gato, las velas, el diamante, la estrella y muchas más que hoy pueden verse paseando por youtube y que se nos quedaron sin enredar.
Era un juego para antes de la cena, aprovechado para descansar un rato de la tarea, o para las tardes de lluvia con la abuela, cuando dejaba la labor para realizar ésta a medias con su nieta y reír.La destreza dio lugar a competiciones donde primaba la rapidez, igual que en este anuncio. Al final del mismo remiten a la academia virtual del mismo nombre para aprender más de cincuenta figuras. El paracaídas, la red, la escalera y la torre Eiffel entre otras, son las que se nos escaparon y con las que estos chicos, solos o en parejas, pueden llegar a ser los mejores en ztringz, palabra inglesa de igual pronunciación a la que se han añadido las zetas, sustituyendo la primera a la “s” inicial, cuyo significado es cuerda, cordel. Un juego que no ha perdido la esencia. La modernidad sólo le ha puesto envoltorio y precio.