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Curioso Empedernido

Nada nuevo

A veces mi ánimo no está para imaginar o crear nada nuevo, y yo me inhibo, me irrito, o llego a la conclusión que necesito distanciarme

Hemos de reconocer humildemente, como escritores, que a veces por mucho que le echemos imaginación no encontramos ideas nuevas ni nada que se nos ocurra. La inspiración, creatividad e ingenio son las claves para dedicarnos a la escritura y hemos de procurar no repetir historias aunque haya los que tienen la tentación de escribir siempre  la misma historia.

Nos pasamos la vida ratificando lo que hemos hecho una y otra vez, o rectificando lo que nunca hicimos aunque nos lo  imagináramos, empleando claves para acceder a lo desconocido. Hacemos paradas y pausas en nuestros recorridos manteniendo nuestra ética y estética, sin dejarnos contaminar por emociones tóxicas y experiencias adversas.

Muchas veces no encontramos ante la página en blanco del ordenador sin nada nuevo que decir, y con un montón de palabras que pueden expresar muchas cosas y ninguna a la vez. En ese juego de ideas y conceptos, nos damos cuenta del poder y la debilidad de los escritores.

Y en una tarea de búsqueda le damos mil y una vueltas a la realidad y terminamos encontrando otra forma de contemplarla y movemos la coctelera de los vocablos disponibles y terminamos combinándolos por azar o intencionadamente, en el increíble objetivo de manifestar algo diferente.

No siempre este logro es gozoso y placentero, sino que en ocasiones además de traer como consecuencias nuevas experiencias y nuevos aprendizajes, nos abren la puerta de los infiernos en  los que se padece y sufre todos los obstáculos que salvar, envidias de las que pasar y cosas que comprender del proceso creador.

De todas formas, lo mejor que podemos hacer  si queremos encontrar cosas nuevas en nuestro camino de conseguir tener nuestro sello, es lograr la fortaleza de expulsar de nuestro lado las malas vibraciones y los malestares que nos impiden gozar de los buenos momentos.

Hay quienes como yo, prefieren acompañarse de la música, son muchas las que me gustan siempre que sea buena y no puro y desagradable ruido. He de confesar que cuando pesco una idea, me gusta verbalizarla para ver cómo suena, visualizarla en el papel y verla escrita dentro de una frase y con diferentes palabras.

A veces mi ánimo no está para imaginar o crear nada nuevo, y yo me inhibo, me irrito, o llego a la conclusión que necesito distanciarme, para desde el conocimiento del interior, ser capaz de contemplar las cosas con serenidad, templanza y globalidad desde fuera.

Si queremos encontrar cosas nuevas, hemos de abrir nuestras mentes y actitudes, ser alérgicos al aburrimiento y vocacionales del divertimento, y no forzarnos a hacer por una equivocada disciplina aquello que ni sabemos ni queremos.

Desde la pertinente observación sobre todos y todo, desde leer con atención o saber escuchar lo que nos dicen y ocultan los demás, hemos de saber analizar todo lo que nos llega con perspicacia y reflexión para intentar convertirlos en soluciones y  creaciones y no en problemas y conflictos.

La globalización nos engrandece y nos condiciona, y en sí misma ni es mala ni es saludable, sino que hemos de tener claro cuál es el papel  que  hemos de jugar, por qué  y para quienes, hacia dónde queremos ir y con quienes, sino además de perder el rumbo y ser títeres de otros, haremos el más absoluto de los ridículos.

Terminamos encontrando algo nuevo entre personajes y ambientes distintos a los cotidianos e incluso mirando de otra forma los habituales. Tal vez  lo que tengamos es que dejar  que nuestras emociones y pasiones se expresen en su explosión para hallar algo nuevo.

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