Y por fin llegó el domingo 26 de abril. Recién inaugurada la jornada por las calles de Jerez todavía predominaban más personas paseando a sus perros que acompañando a sus pequeños en el autorizado paseo de una hora por las calles próximas a sus respectivos hogares. Sin embargo, a partir de las doce del mediodía el escenario ya era completamente diferente; en especial en las grandes avenidas de la ciudad y junto a determinadas zonas verdes, por la que volvían a rodar niños y niñas a bordo de sus monopatines y bicicletas y bajo el atento cuidado de su padre o de su madre, en función de quien hubiese asumido la competencia.
Era una mañana de felicidad para los pequeños, que volvían a recuperar la sensación de respirar al aire libre, y también de alivio para muchos padres. Sin embargo, a medida que avanzaba la mañana comenzaban a producirse las primeras críticas, multiplicadas a través de las redes sociales; no especialmente en contra de la decisión del gobierno, pero sí en contra de determinados padres a los que se empezaba a achacar cierto relajamiento en el cumplimiento de los requisitos establecidos para realizar los paseos.
También es cierto que en las redes se prodigan más las críticas que los elogios, y desde los que comparaban la avenida Alvaro Domecq con un día de feria hasta los que criticaban el incumplimiento del distanciamiento social, no pararon de sucederse los comentarios en contra de una jornada a la que solo el paso de los días permitirá evaluar si fue acertada o lo que puso a prueba fue nuestra propia responsabilidad como ciudadanos a la hora de asumir los nuevos roles que ya nos inculcan de forma velada de cara a un futuro a corto plazo.
En este sentido, quedarse solo con las críticas puede parecer injusto; también habrá que hacerlo con la felicidad de los que disfrutaron del momento de dispersión y lo hicieron siguiendo las indicaciones bajo la misma responsabilidad que se ha hecho patente desde el inicio del estado de alarma. Y entre dichos momentos hay que aludir igualmente a la doble caravana de vehículos con representación de cuerpos de seguridad y servicios municipales que recorrió las calles de Jerez en señal de agradecimiento a los niños y niñas que han permanecido en casa desde el inicio del confinamiento debido al estado de alarma.
La caravana de vehículos, que no afectaó a los dispositivos de control y vigilancia previstos para garantizar la prestación de los servicios con normalidad, estuvo compuesta por vehículos con representación de cuerpos de Policía Local y Cuerpo Nacional de Policía, Consorcio Provincial de Bomberos, Protección Civil y distintos servicios públicos municipales, que recorrieron a lo largo de este domingo, a primera y última hora de la tarde, distintos puntos de la ciudad “dedicando el reconocimiento de toda la ciudadanía a los niños y niñas de Jerez, que han podido salir una hora a la calle”.
Además, la caravana ha tenido un carácter pedagógico y, durante su recorrido, sus integrantes han recordando a los adultos y menores el cumplimiento de las recomendaciones de las autoridades sanitarias para proteger la salud.
Una jornada para ponernos a prueba
Como se recoge en la información elaborada por nuestro compañero Daniel Barea de cara a anticipar este primer día de salidas a la calle, la propuesta inicial del Gobierno, que permitía a los menores salir con un adulto a supermercados, farmacias y bancos, era un contradiós. A estos sitios, lo recomendable es que vayan solo por “razón de fuerza mayor” y siempre habrá que tener “un cuidado exquisito de que el niño fuera pegado a ti, que no tocara nada, que no se acercara a nadie y, los más mayorcitos, con guantes”. Porque en este tipo de establecimientos existe un mayor riesgo de contagio.
El doctor Alfonso Carmona, vicepresidente segundo del Consejo Andaluz de Colegios de Médicos y presidente del Colegio de Médicos de Sevilla, tiene claro que “necesitan salir a la calle y a lugares como parques o el campo. Es importantísimo”. Porque el confinamiento pasa factura.
“Estar privado de la luz del sol y de espacios libres genera problemas de desarrollo en todos los sentidos y en la propia inmunidad”, explica. “Ya era hora de que pudieran salir”, remacha. No obstante advierte de que, tras mes y medio de encierro, podemos encontrarnos con que el niño se niegue a cruzar la puerta por miedo. “En ese caso, no le debemos obligar”, remarca.
La clave está en hablar mucho y bien. “Hay que explicarle lo que se va a hacer, por qué se va a hacer y qué se va a encontrar en la calle”, añade, advirtiendo que, en caso de cruzarse con familiares, amigos o conocidos, hay que remarcar antes que hay que guardar la distancia por el problema que existe. Los expertos recomiendan hacer alguna tarea o juego antes, con el objetivo de que salgan más relajados. “Podemos plantearles que cojan algún juguete o ir acompañados de la mascota”, propone.
Es fundamental, por otro lado, que el adulto responsable del paseo mantenga una actitud equilibrada. “Hay que mostrarse seguro y calmado y asumir que por mucho que se le explique al niño, en algún momento va a actuar a su manera o tocar algo indebido o va a acercarse a alguien”.
En cualquiera de estos casos, lo último que hay que hacer es gritar. “Si ha hecho algo que no debía, basta con usar gel hidroalcóholico y continuar”. La higiene es indispensable a la vuelta: buen lavado de manos, con agua y jabón, desinfección de los juguetes que hayan empleado en la calle y cambio de ropa.
Los responsables de la Unidad de Salud Mental de Jerez (Usmij) recomiendan grabar un vídeo de un minuto divirtiéndose durante la primera salida para estimular las ganas de repetir al día siguiente o proponerle una actividad divertida. En cualquier caso, es importante, señala en una guía práctica elaborada para padres, que no se posponga un nuevo paseo. Asimismo, también ofrece consejos conductuales para mantener a raya la obsesión de los menores por el contagio.
Al respecto, el doctor Carmona indica que los niños están siendo menos atacados por el coronavirus. En todo el mundo lo padecen menos del 1% y, además, de una forma leve en la mayoría de los casos. “Algo tienen para poder alejarse de este virus que, si llegáramos a descubrirlo, podríamos tener la solución para los adultos”. Y, si no sabemos por qué los menores están más protegidos ante esta enfermedad, tampoco conocemos a ciencia cierta hasta qué punto se contagian y hasta qué punto lo pueden transmitir.
Los adolescentes también tienen algo que los mantiene protegidos. Pero el Gobierno no ha autorizado que se acojan al levantamiento parcial del confinamiento desde hoy. “Ellos necesitan incluso mucho más que los niños” el sol y el aire libre, sin embargo. “Tienen una necesidad más acentuada que los niños. Ya no pueden más con las conversaciones solo a través de chat y necesitan ver a sus compañeros, aunque deba ser en la lejanía”, afirma.
¿Que es complicado controlarlos? Claro, pero “hay que probar y apelar a su responsabilidad, enseñarles que ya tienen una edad para ser responsables en todas las situaciones”, incluso en esta tan extraordinaria. Porque, en definitiva, de eso va esto.
“Debemos saber que nos enfrentamos a otro sistema de vida muy distinto al que despedimos” antes de la cuarentena. “Los adultos tienen bien asimilado este problema, pero ¿cómo vamos a transmitírselo a nuestros menores”, se pregunta. Y responde a continuación: “De ello va a depender que terminemos al final venciendo al Covid-19 o que tengamos un repunte de la pandemia. O todos individualmente nos hacemos responsables, cada uno de sí mismo y de los que dependen de él, o el sufrimiento será mayor y probablemente más prolongado”.