La crisis del coronavirus se agrava en Brasil con más fallecidos que China y los hospitales de algunas regiones desbordados, mientras el presidente Jair Bolsonaro se lava las manos al responsabilizar de la situación a los gobernadores y alcaldes del país.
Ajeno a la crispación política, el virus avanza de manera implacable en el país, que ya registra 5.466 muertes, 449 en el último día, y 78.162 casos confirmados, según el balance del Ministerio de Salud divulgado este miércoles.
El líder ultraderechista insiste, sin embargo, en menospreciar la gravedad de una enfermedad cuyo pico se espera que llegue entre mayo y junio.
Este miércoles afirmó que "la factura" de los fallecidos "tiene que ser enviada" a gobernadores y alcaldes, que han sido los principales impulsores de adoptar medidas de aislamiento contra el COVID-19.
"Ellos tienen que responder. Ustedes no van a cargar en mis espaldas esa cuenta", dijo a los periodistas a las puertas del Palacio de la Alvorada, su residencia oficial en Brasilia.
Consultado sobre cuál sería entonces su responsabilidad en la crisis, el jefe de Estado respondió: "La pregunta es tan idiota que no voy a responderte".
Bolsonaro, que ha invitado a los brasileños a volver al trabajo, también generó polémica la víspera al insinuar que no podía hacer nada frente al aumento de víctimas porque, según él, la Constitución no se lo permite.
"¿Y qué? Lo lamento, pero ¿qué quieren que haga?", indicó para bromear después con que no es capaz de "hacer milagros", a pesar de que su segundo nombre es Mesías.
NUEVA OFENSIVA CONTRA LOS GOBERNADORES
Bolsonaro, que ha calificado las cuarentenas de "crimen", decretó hoy ampliar la lista de actividades esenciales, en la que incluyó las tiendas de neumáticos o los hoteles de carreteras, durante la pandemia, aunque recordó que la competencia para permitir el funcionamiento de estos negocios es de los estados y los municipios.
Fue un gesto simbólico con el que redobló así su pulso con los gobernadores y alcaldes, que desde el inicio de la crisis desoyen a Bolsonaro y siguen las recomendaciones del Ministerio de Salud y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Las iras del mandatario se han centrado principalmente en los gobernadores de los estados de Sao Paulo, Joao Doria, y Río de Janeiro, Wilson Witzel, que están al frente de las regiones más golpeadas por el coronavirus y han decretado cuarentenas "blandas" en sus territorios.
Doria respondió este miércoles a Bolsonaro en un pronunciamiento durísimo en el que le invitó a salir de la "burbuja" de Brasilia y de "su mundillo de odio", y visitar algunos hospitales para ver de cerca a las "personas agonizando".
"Usted dijo que Brasil está viviendo una 'gripecita', ¿Y ahora? Con más de 5.000 muertos, ¿continúa afirmando que el país vive una pandemia de un 'resfriadito'?", le preguntó Doria desde la distancia al líder ultraderechista, al que apoyó en la campaña electoral de 2018.
"Pare presidente con esta política de perversidad, pare de dificultar a aquellos que están luchando por salvar vidas, pare de hacer política en medio de un país que llora las muertes", completó.
Según las estimaciones del Gobierno de Sao Paulo, el número de muertos por coronavirus, que ahora es de 2.247, sería diez veces mayor en la región sin medidas de aislamiento.
HOSPITALES DE RÍO COLAPSADOS; SAO PAULO, CERCA DEL LÍMITE
El ministro de Salud, Nelson Teich, que sustituyó en el cargo hace dos semanas a Luiz Henrique Mandetta, partidario del distanciamiento social y despedido por Bolsonaro, ha reconocido que "la curva viene creciendo" y "hay un agravamiento" de la situación.
Brasil registró el primer fallecido por coronavirus el pasado 17 de marzo y solo alcanzó el millar de óbitos pasados 24 días.
Una semana después superó las 2.000 muertes. En seis días llegó a las 3.000; dos días después a las 4.000; y en otros tres sobrepasó las 5.000.
La red hospitalaria pública de Río de Janeiro, el tercer estado más poblado de Brasil con 17 millones de habitantes y el segundo más afectado por la pandemia (794 muertes y 8.869 contagios), solo por detrás de Sao Paulo, está colapsada, según anunció ayer Witzel.
Sao Paulo, la mayor ciudad del país, y su región metropolitana, tienen ocupadas el 80 % de las camas de cuidados intensivos.
En este contexto, Doria anunció hoy el uso obligatorio de máscara en la red de transporte público del estado paulista, que cuenta con 46 millones de habitantes y registra 26.158 contagios.
Ambos estados han reforzado sus servicios funerarios para evitar imágenes como las de Manaos, la capital de Amazonas, que vive una situación dramática con sus hospitales y cementerios completamente desbordados.
El gobierno de Amazonas solicitó al Ejecutivo de Bolsonaro la cesión de un avión para trasladar 2.000 ataúdes desde el interior Sao Paulo, pero le ha sido denegado la ayuda.
NUEVA INVESTIGACIÓN POR DESVÍO DE RECURSOS PARA EL COVID-19
La Policía Federal desplegó este miércoles una operación en el estado de Amapá (norte) contra el supuesto desvío de recursos públicos destinados para el combate a la pandemia.
Los investigadores sospechan de la existencia de contratos públicos inflados en la compra de material hospitalario.
Ese caso se suma otro destapado en el municipio de Aroeiras, en el estado de Paraíba (nordeste), donde las autoridades locales habrían incurrido en fraudes en licitaciones para la adquisición de equipamiento médico.
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La pandemia se agrava en Brasil y Bolsonaro se lava las manos
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