Ya estamos mentalizados (o no). Pero una cosa es que no haya Feria del Caballo 2020 por el estado de alarma decretado por la pandemia del coronavirus, y otra que no podamos montar nuestra propia Feria en casa, tirando de balcón, patio o de lo que se pueda para recrear las casetas del Real. No será lo mismo, claro que no, el sábado tendríamos que pisar el albero por primera vez con el pie derecho (más de uno no insistió lo suficiente en este detalle el año pasado) y gritar presos de la euforia con el encendido de más de un millón de bombillas en el Parque González Hontoria. Todos juntos. Apretados. Sin distancia de seguridad.
Pero no, no soñéis despiertos, no os dejéis llevar; las sevillanas, el alumbrado, la copa de fino, el rebujito, las tortillitas, el serranito…y lo que se tercie -y ya paro mejor- los tendremos que dejar para casa y, como mucho, para nuestras terrazas. Pero esto no quiere decir que no podamos vivir el ambiente de la Feria, y aquí empieza la parte positiva de mi crónica. Los barrios jerezanos y familias a título particular ya están preparando sus balcones para inaugurar uno de los eventos más esperados del año este fin de semana.
No vamos a hacer un concurso de casetas, pero hay bloques que se lo curran y mucho, como es el caso de la urbanización de viviendas de El Cortijillo, en la céntrica calle Ponce, donde llevan días poseídos por el espíritu del Real. Lo que empezó con varios vecinos haciendo farolillos y flores con servilletas en el balcón, se ha convertido en la Feria de la calle Ponce en toda regla con casetas en más de una decena de balcones.
“Unos empezaron a poner farolillos, otros mantones en el balcón y al final vamos sacando todo lo que tenemos de Feria”, señala Mercedes, una de las vecinas. Y tanto se han venido arriba que han acabado vistiendo de flamenca hasta a la famosa muñeca Rosaura y a una de sus mascotas, sino que le pregunten al Perro Pepe de Dogzalez Guauss de Jerez, al que no le falta ni la guitarra. En principio tienen prevista inaugurarla este viernes “por si el sábado llueve” porque, aunque no sirva de consuelo, hay probabilidad de lluvia para el fin de semana y varios días de la próxima semana.
Aún no saben exactamente cómo lo harán, pero vaya por delante que el brindis desde el balcón, las sevillanas y las jarras de rebujitos no van a faltar. De momento, llevan varios días de preferia, con un altavoz y sevillanas de fondo sonando a todas horas. Cada uno vive su Feria como quiere o, más bien, como le dejan.
En la comunidad de vecinos de Plaza Cocheras, donde viven ocho personas, también preparan su Feria particular para este sábado. Desde hace más de una semana los inquilinos de cada vivienda "salen" una hora a las puertas de su casa -que da al patio interior- guardando siempre las distancias de seguridad para confeccionar los farolillos de papel con los que decorarán la planta baja este sábado. Tienen hasta un concurso, pues el que haga más se lleva una jarra de rebujito extra. “El sábado juntaremos todos los farolillos, nos asomaremos al patio y brindaremos desde la puerta de casa”, señala María José, una de las vecinas.
En otras urbanizaciones no han podido esperar más y el fin de semana pasado inauguraron su Feria en los balcones. Es lo que hicieron en la tercera manzana de La Canaleja, donde los vecinos montaron sus propias portadas de casetas con nombres alusivos a la situación por la que estamos pasando. “La Libertá” y “El Encierro” fueron algunos de los elegidos en esta urbanización. Aún siguen montadas.
Lo mismo hicieron en la urbanización Jardines del Tempul, una de las más animadas de todo el confinamiento. “Cada uno en su balcón se buscó farolillos, banderitas y preparó un menú típico de Feria. Todo el mundo almorzó el sábado en sus terrazas. Hacía bastante calor, así que luego nos metimos para dentro y por la noche volvimos a las terrazas para inaugurar el alumbrado”, explica Patricia Martínez, vecina de estos pisos.
Lo tenían todo estudiado, hablaron con el administrador para encender las farolas del patio interior más tarde y utilizaron luces de Navidad de cada uno para recrear el acto de inauguración del alumbrado. No faltaron mujeres y niñas vestidas de flamenca. La celebración de su Feria, con una semana de antelación, ha sido el penúltimo "evento" de esta urbanización, que a las pocas semanas de declararse el estado de alarma comenzó a organizar fiestas temáticas en sus terrazas a iniciativa de José Bravo, un DJ “que sacó todos sus bártulos a su bajo” para animar las noches de esta cuarentena, en la que ha cambiado a los invitados de las bodas y comuniones por sus vecinos.
Este fin de semana despiden las citas de los sábados con una fiesta ibicenza “porque cada vez vamos a ir saliendo más”, señala esta residente. Ella, como el resto, prefiere sacar lo positivo de toda esta experiencia tan excepcional. “Con los aplausos de todos los días y con estas fiestas hemos creado una amistad. En estas urbanizaciones tan grandes apenas conoces a tus vecinos, con los que te cruzas muy poco. Ahora hemos creado una amistad hablando de balcón a balcón cuando salimos a aplaudir y tenemos un grupo de WhatsApp".