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Curioso Empedernido

Sin orden ni concierto

Con orden y acierto convertiremos las debilidades en fortalezas, las broncas y los bloqueos en diálogos y avances

Sus padres, tal vez habían decidido su nombre en  una noche de tormenta, pero para no estigmatizarlo le habían puesto Lucifer, y su existencia se había movido, sin orden ni concierto, pasando por  los mayores desastres y disparates.

Su dinámica era el mayor desorden para él y para todos los que le rodeaban. En su entorno sembraba el caos y el desbarajuste y su deporte favorito solía ser el tener todo “patas arriba”. Si su casa reflejaba  ese paisaje, cabría preguntarse si su vida era igual por dentro.

Y no siempre se cumple esa ecuación, ya que hay personas ordenadas que disponen de una vida caótica y ciudadanos con un panorama catastrófico  que disfrutan de una vida equilibrada y con gran armonía, por tanto puede haber coincidencia o no.

Lucifer había encontrado su equilibrio en medio de aquel desorden, en lo que parecía imposible encontrar cualquier cosa que necesitara, sin embargo él lo conseguía al momento, e iba directo al lugar de aquella selva del todo mezclado y rescataba el orden y el concierto.

Mantenía una cierta actitud cínica y era capaz de distinguir la antigüedad de los objetos depositados en función de las capas de polvo, a más suciedad más tiempo acumulado. Para a él le resultaba mucho más fácil su localización en medio de aquel basurero. 

Tenía fama como cualquier desorganizado que se preciara  de ser creativo, ya que según algunas teorías psicológicas, las personas muy ordenadas se dejan llevar mucho por la razón y la lógica, mientras que la desordenada es más imaginativa, espontánea y menos racional, además de flexible y espontánea.

Sin orden ni concierto tampoco es frecuente que exista en la organización del ordenador y en la sistemática de su pensamiento, lo que  resulta preocupante  porque el que se organiza mal y piensa peor, termina expresándose fatal y comunicándose de manera ininteligible.

A veces se produce el milagro y llega un momento que entre el aburrimiento y la necesidad de cambiar, alguien como Lucifer, que haberlos los hay y más de los que nos creemos, decide poner luces en su camino y no aceptar que su situación ha de ser  sin orden ni concierto.

En caso de que ocurra, volveremos a descubrir tesoros escondidos  y rincones insospechados, y si queremos transformar nuestra realidad por dentro y por fuera, hemos de aligerar nuestro equipaje y acostumbrarnos a encontrar nuestro equilibrio fuera del caos.

Como soñar es libre, puestos a hacerlo, redescubriremos en ese camino de cambio , emociones que habíamos olvidado, sensaciones que creíamos que ni existían, romperemos con una rutina que nos paraliza ,  daremos pasos adelante en nuestras aspiraciones.

No  debemos dejar todo al azar y hemos de tener la voluntad para ponernos manos a la obra y abrir nuestras puertas a aires distintos. A veces damos una importancia desmedida a aquello que no merece nuestra atención, y terminamos aplaudiendo lo irrelevante y olvidando lo importante.

Con orden y acierto convertiremos las debilidades en fortalezas, las broncas y los bloqueos en diálogos y avances,  terminaremos lo que hemos comenzado, nos inventaremos y reinventaremos cada vez que sea necesario compartiremos generosamente nuestros conocimientos, resolveremos nuestras confusiones de manera fluida y encontraremos nuevas oportunidades que no esperábamos, sin reparar en las pequeñas miserias.

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