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Hablillas

Lady Pepa

Seguimos haciendo mil y una cosas y aunque no nos aíslen de nuestra anómala normalidad, la televisión está cumpliendo el cometido de entretenernos.

La duda planea entre nosotros, entrando por los ojos y los oídos, sin querer salir en forma de opinión porque estamos rendidos al desconcierto, aunque esto era algo esperado, por lo que no sorprende. Seguimos haciendo mil y una cosas y aunque no nos aíslen de nuestra anómala normalidad, la televisión está cumpliendo el cometido de entretenernos. Dejando a un lado las plataformas y el incremento en la nómina de abonados, como miramos hacia atrás nos resulta curiosa la forma en que hemos estado viendo las películas. Una razón es el tiempo, durante unos meses no hemos tenido prisa, no ha habido que grabarlas para verlas más tarde y hemos disfrutado del pase y del comentario posterior vía móvil. Durante tres meses hemos redescubierto el cine español en el mini documental que últimamente prologa el espacio sabatino de tve,cambiando el formato de la primera parte, centrado hasta entonces en la cartelera teatral madrileña. Durante estos tres meses Concha Velasco ha sido sustituida por una voz en off aportandodetalles y curiosidadesque tanto ilustran la cinta.

Hace un par de semanas pasaron La tonta del bote por enésima vez, tienen razón.Sin embargo en esta ocasión, el espacio, la introducción dedicó la mayor parte de la información a la banda sonora, que por otra parte muy pocos habían reparado en su calidad. Fue muy grato volver a oír a Los Pekenikes interpretando la pieza que titula la hablilla, un vals triste y melancólico donde el violín llora con el sufrimiento de la protagonista, Susana,maltratada por su buen corazón, una de las mejores interpretaciones de Lina Morgan, ya que muestra el drama, en constante equilibrio, que lleva implícito la comedia. La melodía refuerza su actuación, enterneciendo la mirada vivaracha, almendrada y anochecida de la actriz, suavizando la pena y pellizcandocon el dolor en este argumento recurrente y tópico, cuya banda sonora engrandece y eleva. Por eso se contó con Los Pekenikes, el grupo rompedor sesentero que combinó con destreza el pop, el rock con los instrumentos clásicos, una osadía apenas los años sesenta echaron a rodar. La banda hizo brillar la cinta abrochándola con un charlestón, digno final a la medida de la artista, la pieza que mejor habrá bailado sobre las tablas.

La vuelta a la rutina es más llevadera tras este par de horas. El informativo abre una grieta por donde escapa esta distracción y se cuela la duda para volver a planear, pero esta vez se hace acompañarpor la melancolía de Lady Pepa, la banda sonora puntualde esta normalidad.

Paciencia y ánimo.

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