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Curioso Empedernido

Exigir la verdad.

En nuestro camino de superación de las contradicciones, exigimos la verdad, aunque nos parezca que lo que triunfa es la mentira

Publicado: 03/12/2020 ·
11:44
· Actualizado: 03/12/2020 · 13:51
  • Juan Antonio Palacios. -
Autor

Juan Antonio Palacios

Juan Antonio Palacios es observador de la conducta humana, analista de la realidad y creador de personajes literarios

Curioso Empedernido

Curioso empedernido. Curioso de las tres pes, por psicología, la política y el periodismo, y alérgico a las fronteras y murallas

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Cualquier responsable público honrado y coherente, exige la verdad para beneficio de la comunidad y por ejemplaridad de él mismo. Para que eso suceda, cualquier actuación política debe estar presidida por la claridad y la transparencia.

No solo predicar sino actuar con la verdad, supone tener respeto y reconocimiento por una decisión tomada a su tiempo y en justicia. No podemos convertir un planteamiento auténtico en una representación de mentiras y falsedades.

Es un gran error confundir la libertad de expresión con la lealtad a  la verdad. Hay gente que se pierde en falsedades, en medio de la defensa de noticias que son fake news y están contaminadas intencionadamente, para bajo un paraguas de certeza, sembrar el odio y la mentira.

Muchas son las ocasiones, en las que algunos responsables políticos, sobre todo de la derecha, nos intentan tomar el pelo, y nos cuentan cosas que jamás han sucedido, nos hacen promesas que nunca cumplirán y predican con hipocresía todo lo contrario de lo que practican.

Lo más peligroso sucede cuando alguien, sin motivos para ello, les compra el lenguaje y la mercancía, y comienzan a hablar y actuar como ellos, las quejas se convierten en axiomas, las paparruchas en dogmas, y quienes creen estar exigiendo la verdad, se encuentran, de pronto defendiendo los mayores bulos.

Hay quienes se invisten de ser los más francos, y resultan ser los más troleros y trileros, y sus comportamientos y conductas, resultan tramposos e indecentes. A veces simulan unos compromisos que no existen y presumen de un liderazgo del que carecen.

Resulta poco creíble el exigir la verdad hasta la heroicidad, cuando hay que mantenerla desde y por la realidad, sin derribar las autenticidades y justificándonos fábulas, falacias, farsas y ficciones., con papeletas y sorteos y dejando atrás 

Sin faltar a la verdad hemos de tener cuidado en expresarle nuestra sincera opinión a alguien que no admita ninguna crítica y se sienta ofendido, por aquello que no es lo que él quiere oír. Hemos de mantenernos  a la expectativa como guardianes de quienes nos miran de frente y a los ojos.

Nunca debemos convertir un día especialmente estresante, por empeñarnos en defender la verdad, que dista mucho de serla, y es más soberbia y prepotencia o influencias de temas poco útiles para emprender nuevos retos personales o profesionales.

Dejemos atrás los jaleos y las disputas que solo nos traen quebraderos  de cabeza, y tenemos que saber tener paciencia  y darnos un tiempo para reconvertir lo negativo en positivo, los rollos y milongas en certezas y verdades. En cualquier situación, por muy bonancible que nos parezca no debemos aceptar ni firmar nada sin leer la letra pequeña.

En nuestro camino de superación de las contradicciones, exigimos la verdad, aunque nos parezca que lo que triunfa es la mentira, buscamos el éxito cuando nos topamos con el fracaso, y nos encontramos fortalezas vulnerables, igualdades desiguales, silencios escandalosos y griteríos silenciosos.

Nuestra exigencia de la verdad, nos hace dejar atrás lo que ya tenemos por delante, entre calmados y beligerantes, nos enfrentamos a granujas y aprendemos de personas ejemplares, reafirmando que hay gente que en esa búsqueda de la verdad nos aporta energía y buen rollo. No perdamos la ocasión de estar con ellos. Exijamos la verdad, aunque ésta parezca que cotice poco, no hay que hacer economía con la misma.
       

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