Cruz Roja ha intensificado "los rastreos" para informar a las personas que viven en la calle de la posibilidad de solicitar recursos sociales, que muchos ayuntamientos están reforzando, para protegerse de la dura bajada de temperaturas registrada desde el fin de semana.
Una de las primeras víctimas del temporal Filomena ha sido un hombre de 74 años que vivía en la calle, al que los vecinos del barrio madrileño de Carabanchel donde lo encontraron el fin de semana intentaron reanimar, aunque murió finalmente.
El frío, que nos ha sorprendido a media España durante el descanso del fin de semana dentro de nuestras casas, ha atemorizado a las personas que no la tienen, y muchas de ellas reacias en ocasiones a acudir a refugios y albergues han decidido dormir bajo techo.
Ayuntamientos y entidades sociales han abierto las puertas de recursos que hasta ahora solo utilizaban las personas sin hogar para comer o asearse, y reforzado lugares para dormir en albergues, polideportivos o el metro, en el caso de la Comunidad de Madrid, que ha permanecido abierto por las noches.
"En Cruz Roja hemos reforzado todos los dispositivos que salen a calle porque no queremos que nadie duerma estos días allí y ha sido posible gracias al apoyo de los voluntarios, que conocen ya a muchas de estas personas, y que no han dudado en salir a pie a buscarlos por la noche e informales de los recursos para dormir bajo techo", explica a Efe Susana Royo, portavoz del Programa de Atención a Personas Sin Hogar de la institución.
Ella es una de las personas que han salido las últimas noches a recorrer las calles en una unidad de emergencia social en Zaragoza. "Estamos en extremo frío y la noche es muy dura, de madrugada el frío es horroroso", recuerda.
"Nos estamos encontrando con personas nuevas, muchas de ellas han llegado a la calle a raíz de la pandemia, se han quedado sin ingresos, han estado en ERTE, vivían en habitaciones, no han podido pagar los alquileres y han terminado en la calle".
Son precisamente esas personas "nuevas" las que menos información tienen sobre los recursos sociales. "Las personas que viven en la calle no ven la televisión" y no tienen ordenadores, ni medios telemáticos para hacer solicitudes.
En la madrugada del sábado se encontró con Luis, un hombre de 55 años, de nacionalidad española. Estaba trabajando hasta hace ocho meses, pero desde hace un mes, duerme en la calle: "Tenía una habitación, pero ya no podía pagarla, me contó".
"Estaba en un estado de salud fatal, apenas podía andar, llevaba ropa de entretiempo, iba con los pies mojados, le costaba moverse, no llevaba nada; es una de las personas que trasladamos al albergue municipal, después de haber dado negativo en una PCR", requisito imprescindible para utilizar ese recurso.
En los casos positivos de covid, se ofrece la posibilidad de trasladarse a un centro gestionado por Cruz Roja para pacientes leves o asintomáticos de la capital aragonesa.
"Se echó a llorar cuando vio que era negativo, porque tenía mucho miedo de dormir en la calle, era un día horrible esa noche".
Lo importante, recuerda la portavoz de Intervención Social de la ONG es que la gente tenga la información, luego ellos deciden si quieren en el recurso, y si es así, les acompañamos en todo el proceso.
Las 52 unidades de emergencia social distribuidas en 16 comunidades autónomas se han multiplicado desde el fin de semana y seguirán reforzándolas en función de la evolución del temporal.
"El sábado, en tres horas, montamos otro equipo de 20 personas para salir por la noche en la capital aragonesa a recorrer la ciudad buscando a las personas que están sin hogar para que durmieran bajo techo".
Explica que las personas que viven en la calle no tienen un solo perfil, aunque en las últimos meses están detectando "un aumento de mujeres, jóvenes y personas de mediana edad que se ha visto afectados por la crisis laboral de la pandemia"
Su labor, consiste no solo en informar y acompañar, sino también en motivarles. "Cuando una persona llega a estar sin hogar es que ha tirado la toalla, no tiene motivación para nada, se ven abocados a la calle y no se ven con fuerzas para salir de esa situación".
Este es uno de los motivos por los que no acuden a centros o albergues. Pero también otros, como el miedo a contagiarse de covid en esos alojamientos comunitarios. Otro, no querer desprenderse "de sus bultos y enseres" que arrastran por las calles.
"Vulnerables en este momento somos todos, la pandemia nos ha demostrado que estamos en una situación frágil en el tema de salud y que igualmente somos vulnerables en el tema social; hay gente que por la pandemia está llegando a la calle y hasta hace un año tenían una vida normalizada", añade.
Destaca que en esta labor encuentran la colaboración de muchos ciudadanos. "Recibimos avisos de vecinos de que una persona que vive en un lugar concreto del barrio, y que todos consideran como parte del mismo, no está allí o le han visto peor o que puede necesitar algo".
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Buscando a personas en la calle para rescatarlas del frío
El frío, que nos ha sorprendido a media España durante el descanso del fin de semana dentro de nuestras casas, ha atemorizado a las personas que no la tienen
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