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San Fernando

Un Viernes Santo que mereció vivirse con las procesiones en las calles de San Fernando

A la espera del Domingo de Resurrección, La Isla cierra una segunda Semana Santa sin procesiones en la calle a causa de la pandemia del coronavirus.

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San Fernando vivió un espléndido Viernes Santo, que se abría con una hora santa de la hermandad del Nazareno, con las siete palabras de Cristo en la cruz, a las 9 de la mañana, en la iglesia Mayor parroquial y en la que participaron la banda de música del Nazareno y el Ensemble Jubilate Deo. Los hermanos llenaron el aforo permitido a la hora donde tenía prevista su recogida en la mañana del Viernes Santo.

Allí, en la iglesia Mayor, pronto comenzaron las colas para ver el altar extraordinario montado por la hermandad de la Soledad, con las imágenes de José de Arimatea y Nicodemus sosteniendo al Cristo de la Redención, ante la mirada de la Virgen de la Soledad. Una devoción y hermandad que el próximo año cumplirá su 275 aniversario fundacional.

La cofradía celebró a las 18.45 horas un sermón a la Virgen de la Soledad, a cargo del que fuera arcipreste de San Fernando y actual párroco de San José de Cádiz, Alfonso Gutiérrez Estudillo. En este sermón participaron el quinteto de metales Resonant Brass, de la banda Maestro Agripino, antigua Cruz Roja y el quinteto Armonía Música Vocal.

Frente al altar extraordinario de Soledad, la hermandad del Rosario en sus Misterios Dolorosos mostró a su titular sobre una parihuela con una rosa en su color a los pies de la Virgen, y a cuyo lado se encontraban el estandarte con la instrucción de Rezad el Rosario, el lema Sin Cruz no hay gloria ninguna y la bandera de la hermandad. Estaba previsto para este año que las mujeres pudieran cargar la parihuela, pero habrá que esperar a que la pandemia se retire y todo vuelva a la normalidad. La cofradía celebró a las 21.00 horas una hora santa de vela, que se hace anualmente antes de la salida.

En la capilla de los Desamparados, la hermandad de los Desamparados abrió a las 11 de la mañana un acto de veneración a los titulares. La Virgen y el Cristo de la Sangre se encontraban en el altar mayor escoltados por candelabros de guardabrisas y en un altar en el que también contaron con un respiradero lateral del paso de palio, vistiendo la Virgen sus mejores bordados. A las 18,30 horas de la tarde, la cofradía celebró una hora santa coincidiendo con la que debía ser su hora de salida

La última de las hermandades que debía procesionar en la tarde noche de este Viernes Santo, era el Santo Entierro, la cofradía Carmelitana inició la jornada a las 9 de la mañana, con el rezo de Laudes, los titulares se encontraban a veneración pública en su altar de diario. La Virgen del Mayor Dolor en su Soledad, estaba vestida con su saya y las vistas del manto bordadas que luce en su salida procesional del Viernes Santo. Al Santísimo Cristo Yacente se le había retirado el cristal que le protege en su urna durante todo el resto del año, para que los fieles tuvieran una mejor visión del mismo. El altar estaba adornado con jarras de claveles rojos. La hermandad rezó un Vía Crucis a las 12 de la mañana, y a las 18,45 una oración a los titulares coincidiendo con la hora de salida de la Hermandad.

A la espera del Domingo de Resurrección, La Isla cierra una segunda Semana Santa sin procesiones en la calle. por causa de la pandemia del coronavirus.

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