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Jerez

María del Mar Moreno: “No soy esclava de mi memoria; la veo como una forma de tener alas”

La bailaora y coreógrafa jerezana estará presente con su nuevo espectáculo, Memoria viva, en el próximo Festival de Jerez

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  • María del Mar Moreno -

La bailaora, coreógrafa, maestra y filóloga, María del Mar Moreno, estará presente con su nuevo espectáculo, Memoria viva en las bodas de plata del Festival de Jerez, que este año se celebrará por primera vez en mayo, del 7 al 22. 

Presentante tu nuevo espectáculo en la Bienal de Sevilla, pero ahora por fin te veremos en el Teatro Villamarta, el 12 de mayo.

–Si dios quiere. Estamos deseando.  

En el prólogo dices "un pueblo sin memoria es un pueblo que olvida, una humanidad desarraigada, precisa perderse para volver a encontrarse. Esa es la memoria viva". ¿Qué ha olvidado Jerez y qué se recuerda en Memoria viva?

–Cuando el espectador asiste por primera vez a la creación de un artista, la aborda muchas veces desde el punto de vista racional, y no se mete en la piel de que el artista a veces no queremos que nos comprendan, sino que nos sientan. Cuando haces algo te metes en tu mundo y lo ves muy claro para tí, pero el espectador a veces no se entera. Yo animo al público a que no vean con los ojos racionalmente, sino con los del alma, con los del instinto, porque el arte llega a ese punto, y por eso es tan mágico y sanador, porque va al subconsciente, a lo que no florece en el día a día. Yo he puesto esas palabras, pero es más sencillo de lo que parece. Surge de la necesidad, porque ya sabes que me he metido en espectáculos más teatrales, Medea, Soníos Negros... Pero con lo que hemos vivido, este espectáculo nace de esos tres meses tan malos de confinamiento, aislados de todo y de todos. Me he dado cuenta de que estamos necesitados de mirar atrás porque no tenemos cosas que teníamos diariamente, de disfrutar de una saeta en la calle a hacerlo con los amigos en la feria. Somos un pueblo que tiene una identidad muy marcada por ritos asimilados, muy naturales, que son los que nos unen los lazos de unos con otros. Muchas cosas emotivas que nos unen a través de esos ritos y que nos han desarraigado.

Y entre esos ritos está el flamenco

–Claro, porque el flamenco tiene algo que me apasiona, y es que nace de la colectividad, del folclore, de la cultura del pueblo. No sabemos la importancia que tiene, porque siendo una música de origen popular, tiene una universalidad increíble, y una dificultad y una riqueza a la altura de cualquier música clásica. Está más que demostrado. Tiene su origen en el pueblo. Lo que lo diferencia de otras manifestaciones folclóricas, desde una terminología positiva, lo que lo convierte en flamenco es que nace del pueblo y va al individuo. Hay momentos en que el individuo tiene que expresarse solo, su alegría, su dolor, su desesperanza. Y no quiero que pierda ese aroma que viene del inviduo al pueblo y del pueblo al individuo. Al estar sola e intentar crear un espectáculo, lo que me salía era bailar, de forma natural. Era un proceso muy duro para mí, porque a mi madre le detectaron alzheimer. Para mí ha sido siempre inyección de vida, me cantaba, me cantiñeaba, me apoyaba. Ella es la representación de todo esto que quiero mostrar con Memoria viva. Echo mucho de menos eso.

Entonces en Memoria viva, ¿vamos a ver alegría, vida...?

–Vamos a ver vida, pero ten en cuenta que no me podía presentar ante el público solo con fiesta. Cuando hicimos Jerez puro desde el principio era una eclosión de fiesta por bulerías. Salíamos Malena y yo haciendo bulerías al golpe, y luego por el patio de butacas me acuerdo que se inundó todo Jerez, con Fernando de la Morena, o Luis el Zambo. Ahora no me parecía empezar con esa eclosión de alegría porque mi alma no la siente, pero no la mía ni la de mis compañeros. Además pretendo que este espectáculo sea in memoriam a todos los que no están, a los que están pero lo pasan mal, y a los que serán para darles una esperanza. 

Veo una cosa en común en tus espectáculos, cómo rascas en el pasado, hay una introspección a ese interior, a lo que ha pasado... ¿por qué esa tarea constante de traer al presente el pasado?

–Para que no se olvide. Cuando estaba en la universidad me apasionaba la literatura del siglo XVIII, la semántica..., pero de pronto me encontré con Virtudes Atero, una catedrática de literatura de tradición oral, o con María Jesús Ruiz, tuve la oportunidad de hacer un trabajo de campo  para recuperar todo lo que hoy tratamos como romances, villancicos, canciones antiguas... Me fui con el magnetofón, grabando con un compañero que ahora está en Oxford de profesor. Fuimos por la Sierra, Jerez, los puertos... Me apasionaba que un romance del siglo XI, o del XII, pudiese estar vivo aún en voz de una mujer de más de 80 años, que no se acordaba de lo que le pasó ayer pero sí de esas letras. Yo le tiraba del hilo, le daba pie con un primer verso y me echaba el romance completo. Soy muy amante de que las cosas no caigan en el olvido. Es muy importante para ir bien hacia adelante, acordarnos de los de atrás. No soy esclava de mi memoria, es una forma de tener alas. Me ha salido de forma natural, por necesidad, a la hora de hacer espectáculos, como el dedicado a Manuel Torre. Daría lo que fuera por viajar en el pasado, y como no puedo me lo reinvento y lo recreo para imaginar cómo sería ese pasado.

Déjame que te lea unas estrofas: "Ya hemos penado demasiado todas las mujeres de tu familia para que tú caigas en lo mismo. Búscate la vida y aprende, aprende para no depender de nadie y menos..."

–"Y menos de un hombre". Me dice muchas cosas.

¿Eso te lo llegó a decir alguien de tu familia realmente?

–Claro, que sí. Cuando creas lo haces desde tu experiencia. Es una ficción, pero a mí me da un impulso vital, para bailar, para crear, porque sé que es algo que ha pasado. Vengo de una familia de muchas mujeres, algunas han sufrido mucho, y por eso abogo por un feminismo sano, porque hay mucho que hacer. Eso por ejemplo es de mi abuela Antonia, y eso me lo decían desde que fui mujer. Vengo de mujeres muy fuertes. Yo no le llego a mi madre ni al talón de los zancajos. Pero no solo las mujeres, mi padre también, desde que era niña, me animaba a estudiar, a viajar. Parte de mi familia viene del campo y parte de la otra es del barrio de San Miguel, pero vivían en cortijos, en la gañanía. Esa mezcla es una bomba. Eso de haber nacido en Jerez, vinculada al mundo gitano, de esos barrios, con ese cante, y tener la fuerza de mi madre, eso está en como tú eres, y me ayuda. Cuando una está cansada psicológicamente, me acuerdo de mi abuela y de mi madre que se levantaban a las cinco de la mañana para coger algodón, y digo para adelante.

Es un fragmento del espectáculo de Mujeres de cal y cante. ¿Cómo planteaste ese espectáculo, porque te da una alegría su poderío de tantas mujeres flamencas juntas?

Todo nace del espectáculo De cal viva, que era más introspectivo. Me dieron la oportunidad de centrar un espectáculo centrado en la mujer y lo vi claro. Cada una de esas artistas que están conmigo, hay un componente generacional, cuatro generaciones sobre el escenario, que son muchas historias, y fue un momento muy bonito, una cosa muy especial, porque fue en la Fiesta de la Bulería y nunca se había hecho con una temática tan específica. Era muy reivindicativo, pero en busca de la unión. Fue una experiencia. Cada una de ellas eran memoria viva como mujeres y como artistas. Ahora está de moda de hacer espectáculos pequeños y yo soy contraria a eso. Cada uno se puede manifestar como quiera, pero ahora está la moda del espectáculo minimalista, de los que caben en un coche, porque la producción es muy difícil. Llevo 20 años como autónoma con mis espectáculos y me lo he gastado todo en mis producciones. Y eso se consigue con variedad. Fíjate lo que llevo en Memoria viva, Dolores Agujeta, La Elu, José de los Camarones, Antonio Malena, Rocío Carrasco, la guitarra de Santiago Moreno... Llevo medio Jerez, pero luego me dicen, empresarialmente estás local, y vale, lo acepto, pero a estas alturas de mi vida lo acepto. Siempre creo que hay que perseguir tus sueños, y necesito estar en un camerino para salir y de fondo estoy escuchando a Dolores Agujeta.

¿Tú te lo crees ya?

No me creo nada. Yo vivo en constante cambio.

 

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