En vísperas del fin de la obligatoriedad del uso de la mascarilla en exteriores, decretado por el Gobierno este jueves y en vigor desde ayer, sábado, se ha producido un macrobrote de Covid en Mallorca que suma ya más de medio millar de contagiados y hasta 3.000 jóvenes en cuarentena en Madrid, Comunidad Valenciana, Galicia, País Vasco, Murcia, Aragón y Andalucía, con 476 aislados, que habían disfrutado de unos días de fiesta en la isla con motivo de sus viajes de fin de curso.
“Estamos viendo escenas todos los fines de semana desde que acabó el estado de alarma, e incluso antes, en la que un sector de la población parece creer que esto no va con ellos”, advierte el neumólogo Gerardo Pérez Chica, presidente del Colegio de Médicos de Jaén. Los desalojos por concentraciones llevados en playas en numerosos puntos de la costa española durante la noche de San Juan, como en La Caleta, en la capital gaditana, han disparado las alarmas. En la provincia, dos de cada tres positivos en los últimos catorce días tienen menos de 24 años.
“El mensaje que se lanza con la supresión de la protección facial” a la población en general y en particular a quienes se hallan en esta franja de edad, “es que todo ha pasado y es un mensaje equivocado”, advierte el presidente del Colegio de Médicos de Cádiz, Juan Antonio Repetto, quien teme un repunte en la incidencia.
“Lo que puede hacer cambiar absolutamente el rumbo de la pandemia sería la vacunación de los adolescentes entre 12 y 16 años y a los jóvenes”, tercia Pérez Chica. “Hay que ir quitándole todas las posibilidades de transmisión al germen”, y eso pasa ahora mismo por atajar la contagiosidad entre el grupo más vulnerable, que no cuenta con defensas contra el Covid y se relaciona socialmente con mas relajación en lugar de retirar mascarillas.
“El Gobierno tendría que haber esperado unas semanas más, mientras se controla el avance del virus, continúa la vacunación y se observa la evolución de la variante delta”, sostiene, y remarca que “cada vez que hemos ido corriendo y hemos puesto fecha a una medida drástica, coincidiendo con periodo vacacional, curiosamente, no nos ha ido del todo bien”.
El doctor Francisco Moreno, miembro de la Sociedad Andaluza de Alergología e Inmunología Clínica (Alergosur), lamenta que la decisión no se consensuara en el comité interterritorial previamente, “porque cada territorio tiene sus pecualiaridades”, y carga contra “el extremismo esquizofrénico” del Ministerio de Sanidad con la mascarilla. “Nunca ha sido necesario el rigor de su uso en exteriores pero el verano pasado aprobó una normativa que decía que había que utilizarla hasta en la playa”, recuerda. “Nunca se han tomado medidas atendiendo a criterios técnicos; la comunidad científica está indignada”, agrega.
Al respecto, subraya que “hemos mimetizado muchas conductas aberrantes como posponer dos semanas la administración de la segunda dosis de Astrazeneca después de que lo hicieran los británicos o quitar la protección facial como en Italia pese a que en Israel, país con diez millones de habitantes y el primero en haber vacunado a su población, ha tenido que recular y volver a ordenarla”, afirma.
Lejos de la inmunidad de grupo todavía y con las fronteras abiertas, de modo que no sabemos la procedencia de quien tendremos al lado en la playa, el presidente del Colegio de Médicos de Cádiz recomienda tener en cuenta que es preciso proteger las vías respiratorias cuando no haya ventilación suficiente o no esté garantizado el distanciamiento, pero admite la dificultad de controlar esto.
“Estamos viendo personas en los campos de fútbol al aire libre, pero están cerca, son muchos, gritan, aplauden y eso está propagando el virus, incrementa la posibilidad de contagio”, alerta. “Las medidas de autorresponsabilidad no han funcionado en todos los sectores de la población por igual”, añade Pérez Chica. Y, en este sentido, el doctor Moreno insiste en la dificultad de garantizar un uso correcto según por donde caminemos y las personas que haya a nuestro paso.
Además, aconseja extremar la precaución en la manipulación de la mascarilla porque quitarla y ponerla o guardarla inadecuadamente resta eficacia, “si no, que se lo digan a los compañeros sanitarios al principio de la pandemia, cuando no había suficientes, y tuvieron que reutilizarlas ante su escasez”, convirtiéndose en los profesionales de la Unión Europea con un mayor número de positivos.
“Que no sea obligatoria ponérsela no implica que esté prohibida utilizarla”
El presidente del Colegio de Médicos de Cádiz, Juan Antonio Repetto, subraya que “el hecho de que el Gobierno levante la obligatoriedad de ponerse la mascarilla en espacios abiertos, no implica esté prohibido su uso o que no sea recomendable”. De hecho, tanto Repetto como los otros dos profesionales sanitarios continuarán utilizándola pese a estar vacunadas, salvo “si uno va conduciendo solo en el coche o pasea por la playa o la montaña y hay gente distante”. “La mascarilla no es la panacea contra el virus -agrega-, pero ha sido clave para reducir las posibilidades de contagio”.