Desde el pasado viernes la base aeronaval de Rota, en Cádiz, se ha convertido en el punto de recepción de más de 1.700 evacuados procedentes de Afganistán, que han tenido que abandonar sus vidas y su país para sobrevivir ante el avance de los talibán, y empezar de cero en un país extranjero.
Durante una visita al dispositivo organizado por el Gobierno norteamericano en la base, en colaboración con la Armada española, el capitán de navío David Baird, comandante de actividades navales de EE. UU. en España, ha señalado que “estos evacuados han pasado por momentos difíciles, pero podemos decir que en Rota están seguros".
“Los hombres, mujeres y niños evacuados han mostrado mucho coraje al salir de Afganistán y dejar toda su vida atrás para llegar a una tierra extranjera”, ha dicho a los periodistas el contraalmirante Ben Reynolds, director de jefatura marítima de las fuerzas navales de EE. UU. en Europa-África y quien ha señalado que en uno de los vuelos que llegaron ayer a esta base había un centenar de mujeres universitarias, de entre 18 y 24 años, que han tenido que abandonar sus estudios.
Al aterrizar en la base naval, los refugiados deben pasar por varios puestos habilitados en un hangar junto a la pista, antes de ser llevados al campamento establecido en el campo de béisbol, formado por tres barracones militares y 53 tiendas con capacidad para unas 1.500 personas.
Primero deben pasar por el control de seguridad y después una serie de pruebas médicas, como test PCR y biométricas, que servirán para identificar a estas personas, a quienes se les entrega una pulsera de registro y pasan por la sección consular de la embajada norteamericana.
La Marina norteamericana y la Armada española, que ha colaborado con material para el campamento, han aunado esfuerzos para asistir a estos refugiados y darles un espacio digno en el que descansar hasta que sean reubicados en diferentes ciudades de Estados Unidos, donde se espera que puedan rehacer su vida.
"Es increíble el esfuerzo que se ha hecho para transformar esta base en un campamento donde las familias se sientan seguras", ha explicado el capitán Baird al mostrar las condiciones de este recinto acotado, donde, por ejemplo, el gimnasio y la piscina se han transformado en la zona de aseo y duchas para los desplazados.
También ha asegurado que muchos han llegado “con lo puesto”, aunque a la mayoría “no le faltaban sus teléfonos móviles"; por eso, en este campamento hay acceso a internet a través de una red wifi para que puedan hablar con sus familias en el momento en que lo necesiten, además de una oficina permanente de consejeros en la Embajada.
La vida en el campamento transcurre, pese a todo, tranquila; los niños juegan al fútbol entre ellos y con voluntarios del dispositivo o montan en bicicletas que han sido donadas por asociaciones locales; en sus caras se puede intuir que esta dramática situación no les ha hecho perder su inocencia, y esa es una de las cosas que más emociona al capitán Baird, quien se ha mostrado orgulloso de la comunidad local y del trabajo de los aliados españoles.
“La misión aquí es dar apoyo a los evacuados que vienen de Afganistán, dándoles alojamiento, comida y seguridad en sus momentos más difíciles”, ha señalado Baird quien ha añadido que “la única manera de cumplir esta misión es trabajar codo con codo con los aliados españoles”.
El contraalmirante Reynolds ha reconocido la tarea realizada por la parte española, con quienes, asegura, trabajan en mar, tierra y aire "para ayudar a esta gente cuando más lo necesitan", y ha dicho confiar en que, aunque los evacuados no estén mucho tiempo en este punto, “recuerden que en este lugar fueron tratados con dignidad y respeto y se sentían cómodos y seguros, mientras esperaban su viaje hacia su nuevo hogar en los Estados Unidos”.
Entre las 1.700 personas que han sido evacuadas hasta esta base hay personal de la embajada estadounidense en el país afgano, colaboradores y afganos en situación de riesgo. Hombres, mujeres y niños que han salido de forma precipitada y con muy pocas pertenencias.
La población local y general se han volcado en ayudarles, una solidaridad que ha sorprendido a quienes forman parte de este operativo.
“Estamos abrumados con la cantidad de apoyo recibido por parte de la ciudadanía española, la comunidad de Rota y El Puerto (de Santa María, Cádiz). Su generosidad y su deseo de ayudar a los afganos que más lo necesitan es una prueba más de nuestro compromiso compartido por darles seguridad y bienestar”, ha resaltado a los medios Leana López, agregada de asuntos políticos en la Embajada de EE. UU. en España.
Una gran ola de solidaridad del pueblo español que también ha sorprendido a los integrantes de la asociación benéfica Navy Marine Corps Relief Society, que opera dentro de la base y que se encarga de procesar toda esta ayuda humanitaria en forma de miles de kilos de ropa, juguetes y alimentos que han ido llegando hasta esta base a través de donaciones procedentes de asociaciones locales de Rota y de buena parte de España.
Hasta esta base ya han llegado seis vuelos norteamericanos con aproximadamente 1.700 refugiados, de los cuales 350 partirán esta tarde en un avión rumbo al aeropuerto de Dulles, en el Estado de Virginia (EE. UU.). Estos son los primeros afganos que partirán desde España hasta el país norteamericano en busca de un futuro.
Desde que comenzó el 14 de agosto la operación de retirada de tropas del Gobierno estadounidense, 110.000 personas han sido evacuadas de Afganistán, y más de 1.700 han recalado de manera transitoria en la base naval de Rota en hasta seis aviones militares.
Cádiz
Miles de refugiados afganos buscan empezar una nueva vida desde Rota
La población local y general se han volcado en ayudarles, una solidaridad que ha sorprendido a quienes forman parte de este operativo
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