Lo de Charo Álvarez es de estudio. Su capacidad para exprimir al máximo la jornada de 24 horas y sacar adelante dos exitosos negocios de hostelería en Zahara de los Atunes y otro en Sevilla, donde además tiene en puertas un segundo en formato de tapas.
De casta le viene al galgo, porque sus padres emprendieron en Zahara el primer negocio de hostelería, una pensión, después de dejar su Tarifa natal cuando aún estaba todo por hacer. Luego vino lo del bar Nicolás, donde su madre deleitaba a toda su clientela con platos que aún perduran en la memoria.
Charo, además de todo lo dicho, se ha llevado en más de una docena de ocasiones el primer premio de la Ruta de la Tapa de Zahara de los Atunes.
En La Sal hemos recordado algunas de esas tapas y dado cuenta de un producto de primerísima calidad, en especial su afamado morrillo de atún a la sal.