Sí, lo de menos es que, sin conocer siquiera esta tierra -bueno, y no digamos cual sería la opinión del residente de turno en el Palacio de la Moncloa en sus vacaciones en el Palacio de Las Marismillas, vamos, lo más confortable del mítico Doñana- es que resulta demasiado atrevido hablar de Huelva, menospreciándola según el tono y la circunstancia, y, como decimos por aquí, mirándola de reojo, que es, según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, “mirar o ver de forma disminuida”, bueno, pero ¿a cuento de qué? Sí, me deja un tanto atónito que el ministro que debe saber de todo en esto de las carreteras y los ferrocarriles y otras cosas más, aborde desde un sillón el más que escabroso asunto del AVE , algo que para el ministro en cuestión es cuestión de minutos más, minutos menos, y que, por tanto, regalarnos, así como suena, un flamante AVE, que ni siquiera uno desvencijado que ya hizo su trabajo en Cataluña, el País Vasco o incluso entre Sevilla y Madrid por aquello de que llevan gastando vías desde la Expo-92, es un gasto. ¿Solo se habla de gasto cuando se trata de dar a Huelva lo que ya tienen otras provincias? ¡¡¡Basta ya!!! Resulta altamente discriminatorio y/u ofensivo.
Sí, ha llegado el momento de que Huelva vuelva a echarse a la calle y tome en consideración que lo que nos acaba de endosar el señor de La Moncloa es algo más que mirarnos de reojo y llegar a la conclusión de que, total, si conectar con el resto de España a través de Sevilla -bueno, ya escribiré algo de lo cabreante que resulta hablar de esta casi tercermundista comunicación con la comunidad vecina- no tiene demasiado sentido ni lógica. (Yo creo que en ese momento no llega siquiera a pensar que es ministro y que una provincia como Huelva, tan lejana pero nada de rosa, que diría el poeta, para qué necesita todo un señor AVE que por lógica tendría que haber salido algo así como desde la Puerta del Sol y el famoso kilómetro cero y, después de atravesar varias provincias, rendir pleitesía a Sevilla y a Málaga, y, bueno, que para eso todavía quedan algunas provincias más esperando que lo último en ferrocarriles les llegue casi a la puerta de su casa.
La verdad es que, no olvidemos, que por culpa de por qué o por quien sea, tenemos que pasar por narices por Sevilla y echarle la culpa a Doñana por aquello de que es Patrimonio de la Humanidad y hay que mimar más al lince que a quienes con solo su esfuerzo personal están haciendo grande a esta provincia, mientras los demás andan obsesionados por recortar y hasta eliminar todo aquello que significa progreso. Sí, y fíjense qué manera de engañar reconociendo en el papel que se está trabajando para mejorar la línea en la provincias de Sevilla y sacarse de la manga un tren lanzadera que, total, vale menos que un AVE y sí mejorar las cercanías, con las pelas que parecen valer más que para otras capitales de provincia, lo de menos de una hora cuando ahora son alrededor de 90 minutos. ¡Vaya galimatías, señor ministro de finanzas, que a este paso va a saber más de los dineros que la actual ministra sevillana de las finanzas!
Sí, cosas, pero mirando para otro lado o de reojo como dice el DRAE y no querer ver la cantidad de tributos e hipotecas con que viene enfrentándose Huelva desde hace medio siglo: las balsas, el vertedero de Nerva, el Chare de Lepe, el inconcluso puente de El Terrón-El Rompido, el desaparecido ferrocarril Huelva-Ayamonte y la práctica totalidad de la red de la Cuenca Minera, el puente a medias del Odiel por no molestar a los pájaros, la Universidad incompleta, el tristemente famoso Hospital Materno-Infantil, la Huelva-Zafra todavía colocando traviesas, el edificio de la Subdelegación del Gobierno, y, vamos, que ahora ni siquiera quieren saber nada de unir dos comunidades empezando por Sevilla, o al revés, y pasando por Huelva hasta Faro, y sin medir las consecuencias que esto puede tener para el esplendoroso futuro del Puerto de Huelva, que todo está por ver.
Un lujo le parece todo esto, pues entonces prepárese para dos entregas más de todo aquello, mal hecho o que está por terminar, como la presa de Alcolea, o lo mucho que queda por hacer, que ni el ministro aceptaría. Sí, cálmese el señor ministro y vaya con su jefe a Doñana y compruebe que ahora mismo y desde hace años casi todo va en beneficio de los demás -sí, sí, compruébenlo- porque ya en su día se descartó algún gran proyecto turístico y, ahora mismo, ojo con el INTA y la defensa del litoral, lógico hasta cierto punto, pero no a cambio de recortar más y más a Huelva. ¿Sabía el ministro que hace 50 años quisieron construir una central nuclear donde ahora mismo se encuentra el susodicho INTA? ¡A la calle, ya, como aquel 3 de marzo de 1988! ¡Qué lejos está La Moncloa de Huelva! Eso…
