El sábado 21 de enero se celebra el centenario de Lola Flores.
Nació en la calle Sol, allí donde años antes sonara por primera vez la voz flamenca de Don Antonio Chacón, uno de los más prestigiosos e influyentes cantaores de la historia. Con motivo de tal importante conmemoración, Jerez junto a su ayuntamiento, ateneos, asociaciones culturales o movimientos sociales, está preparando un programa de actividades en las que se valorará a la
Faraona más universal. Pues todavía hay quien no se alegra.
Llega a fastidiarme, con perdón, la actitud destructiva y pesimista de tantos que participan en el gran foro de las redes sociales, algunos incluso en tertulias radiofónicas. La mayoría elabora su discurso desde el desconocimiento más contundente y sobre argumentos previamente construidos por otros que tuvieron menos idea que ellos. Así están las cosas. Se escucha o se lee cada tontería…
Uno, que se dedica al medio, bichea constantemente perfiles para estar al día de cada movimiento.
Lola Flores está siendo la gran protagonista de la información local de los últimos días, incluso con una enorme repercusión en
FITUR con la presencia de
Rosario Flores en el estand de la provincia de Cádiz que acompañó a la alcaldesa de Jerez, Mamen Sánchez, y al presidente de la Diputación, Juan Carlos Ruiz Boix en la presentación.
Decenas de medios se han hecho eco, incluso a nivel internacional, y todavía hay jerezanos que no se alegran. Así están las cosas. Publicaciones que van acompañadas de comentarios tanto buenos como malos, pero en estos últimos casos, suelen repetir la retahíla que minimiza el efecto de la efeméride. “Lola renegó de Jerez”, “Lola quería más a Sevilla y a Madrid”, “que no gasten tanto dinero en Lola y arreglen mi calle”, "el museo debería estar en su casa natal, en San Miguel”, “el ayuntamiento está aprovechando el tirón porque hay elecciones”…
Así una larga lista de grandes poemas de amor. ¿Podríamos pensar, como jerezanos, que la
marca Lola es inmejorable para la ciudad? Ahí están los números de lo que la
Niña de Fuego genera en imagen, publicidad o derechos de autor.
¿Y es que si Lola hubiera vivido solamente en Jerez hubiera llegado a donde llegó? ¿Y es que damos más valor a los artistas que se han quedado en su tierra? Ahí está el caso de
Parrilla de Jerez, que lleva años esperando el nombramiento de una calle en su honor, o Paco Cepero, que aunque tiene varios reconocimientos ya aún no goza de una pequeña escultura en su honor, o Moraíto, a quien se le dio su primer homenaje después de muerto… El propio José Mercé, que ha vendido más de un millón de álbumes a lo largo de su carrera es cuestionado, no hablemos de María José Santiago, con esa espinita clavada, o el caso de Manuel Agujetas al que fueron a ver doscientas personas en su última encerrona en el Villamarta (mil butacas vacías).
El pasado lunes hice un pequeño
experimento en mi perfil de Facebook preguntando al aire: ¿Cómo definirías a Lola Flores artísticamente? ¿Tienes alguna anécdota con ella? Para mí sorpresa, han sido muchos los que comentan “aquella vez que" la vieron andando por Santiago o San Miguel, en el bautizo de la hija de Diego Vargas, la tarde del Miércoles Santo, en la feria, aquella fiesta con La Paquera…
Es una pena que no exista esa atmósfera generalizada de alegría y júbilo ante la cita, en un año en el que, presumiblemente, se verá inaugurado su Centro de Interpretación (al que llamaremos museo). Las dos Españas, o
los dos jereles: el que se alegra y el que protesta.
Luego, llegará la Semana Santa y se dirá que con los palcos no se ve nada, en la Feria del Caballo se comentará que sigue siendo de señoritos o, en cambio, que ya el paseo de caballos es una pena, cuando se presente el cartel de la Fiesta de la Bulería dirán aquello de “siempre los mismos” o directamente “qué cartel más malo”. Y así están las cosas.
Somos la ciudad en la que ha nacido el arte de Lola Flores, Rafael de Paula, Manuel Torre, La Paquera, Caballero Bonald, Manuel Alejandro o Antonio Gallardo, y todavía no nos lo creemos.