Almería, la provincia en la que el PP aspira a revalidar su hegemonía

El PP tiene en Almería una de sus plazas fuertes en Andalucía, ya que en los últimos años sólo Málaga la ha adelantado en el porcentaje de votos, por lo que este partido parte con la relativa tranquilidad de saber que tiene una hegemonía que puede revalidar, especialmente en los municipios de mayor tamaño.

Hace cuatro años el PP se hizo con 113.784 de los 297.652 votos emitidos (38,58 %), frente a los 100.674 (34,14 %) del PSOE, que, no obstante, lo adelantó en concejales al obtener 440, ocho más.

Pero el PP se hizo fuerte entonces en las ciudades. En Almería capital obtuvo el 43,44 % de las papeletas, frente al 29,81 % del PSOE; en Roquetas de Mar con el 34,27 % frente al 21,06 % de los socialistas, y en El Ejido con el 32,56 % respecto al 24,76 % de Vox.

El PP es fuerte especialmente en el Poniente almeriense -en el que se ubican Roquetas de Mar y El Ejido-, donde domina en los grandes ayuntamientos de la zona con la excepción de Vícar, gobernados desde hace muchos mandatos por el socialista Antonio Bonilla.

Bonilla es un político de la vieja escuela, como el roquetero Gabriel Amat. Alcaldes que llaman puerta a puerta y asisten a cualquier tipo de acto o acontecimiento que tenga lugar en sus dominios.

Tal es la importancia de Roquetas de Mar para Gabriel Amat, por ejemplo, que dejó la presidencia del PP de Almería y de la Diputación para poder dedicarse totalmente a su pueblo de adopción (es natural de La Rábita, Granada), y ahora opta a la reelección con 78 años.

Estos municipios del Poniente son eminentemente agrícolas y es en ellos donde el PSOE tiene su talón de Aquiles, aunque en el Levante almeriense, Níjar se erige como otra excepción, ya que el término municipal más extenso de Almería, con mayor número de núcleos diseminados, tiene en Esperanza Pérez (PSOE) a una alcaldesa que gana en todas las encuestas.

En la capital, se suma otro elemento clave: el alcalde electo, Ramón Fernández-Pacheco (PP), renunció para ser nombrado consejero de Sostenibilidad de la Junta de Andalucía. Le sucedió María del Mar Vázquez, que ahora afronta sus primeros comicios como cabeza de lista y aspira a ser la primera mujer con el bastón de mando de la ciudad.

Las últimas elecciones de referencia son las andaluzas de 2022. De 261.089 votos válidos, el PP se hizo con 119.955 (6 escaños), el PSOE con 57.709 (3 escaños) y Vox con 54.122 (3 escaños). Y según el barómetro del CENTRA, Almería capital se confirmaría de nuevo como otro bastión del PP con una mayoría absoluta en su Ayuntamiento, con entre 14 y 15 concejales, por los 8-9 del PSOE; dos de Vox; y uno o dos de Podemos.

LOS DEBES DE LA PROVINCIA

Almería se siente como una isla debido a la falta de comunicaciones y el aislamiento que tradicionalmente ha sufrido. No es de extrañar entonces que la llegada de la alta velocidad con el Corredor Mediterráneo desde Murcia, y la promesa del Gobierno central de que esté en funcionamiento, haya sido uno de los caballos de batalla durante los últimos meses.

Lo mismo ocurre con infraestructuras como la autovía del Almanzora, inconclusa a pesar de que se anunció en 1985 y sus obras comenzaron en 2005, a pesar del impulso que la Junta de Andalucía ha realizado durante la pasada legislatura y la actual. Un empuje que ha enfrentado a un PSOE que asegura que el PP sólo ha ejecutado lo ya proyectado, frente a unos populares que defienden que han tenido que realizar casi todo el trabajo.

Sin olvidar que las alternativas aéreas son reducidas o que el vuelo que conecta con Madrid alcanza unos precios tan elevados que hacen casi imprescindible su declaración como obligación de servicio público.

El agua es otro frente abierto. En Almería conviven el único desierto de la Europa continental y la huerta de Europa. En un momento de sequía pertinaz, con el acceso a los acuíferos tradicionales fuera del tablero, la reclamación de desaladoras, depuradoras y trasvases -especialmente tras el recorte del Tajo-Segura- cobra una importancia mayor que nunca.