Encaramado en la Sierra de los Filabres, en pleno corazón de la provincia de Almería, Benitagla puede presumir, quizá en algunos casos muy a su pesar, de ostentar varios récords como el pueblo con menos vecinos de Andalucía, 53, menor extensión y por no contar entre sus calles ni con un solo bar.
El tiempo parece haberse detenido en los escasos seis kilómetros cuadrados de este municipio serrano, quien ya destacó durante la pandemia del covid-19 por ser la única localidad andaluza en la que el coronavirus no había infectado a ninguno de sus pocas decenas de habitantes.
Como destaca su Ayuntamiento, este pueblo resalta en una ya de por si tranquila comarca por mantener todavía el 'difícil matrimonio' entre el progreso y la intemporalidad, donde el ritmo de vida es absolutamente distinto al de una ciudad.
Ya desde época morisca este pueblo blanco, donde solo la agricultura -almendro, olivo o parra- ha continuado como principal fuente de riqueza, contaba casi como en la actualidad con apenas sesenta vecinos e incluso el clérigo que celebraba la misa tenía que venir de fuera.
Actualmente, sin bar ni farmacia, sin tienda ni panadería, en este enclave siguen funcionado a "toque de pito", puesto que la forma de hacer la compra -sin tener que desplazarse fuera del pueblo- es aguardar la llegada de los vendedores ambulantes cuyos vehículos pasan por la zona regularmente.
El alcalde de Benitagla, Juan Padilla, ha explicado a EFE que la población, en su mayor parte bastante envejecida, oscila además entre la época estival -cuando viene gente que reside fuera- y las pocas decenas de residentes permanentes.
Vecinos como Isabel Padilla, que acaba de "aterrizar" en un pueblo que dejó cuando tenía tres años y al que ha regresado con 70 tras residir durante décadas en Barcelona. "Estoy de maravilla, parece que estoy en el paraíso. Me encanta estar aquí. La gente no entiende que me haya venido de un sitio tan bueno, con tanta gente como Barcelona, pero desde que llegué creo que he mejorado", asegura.
Isabel sostiene que en un municipio así "hay que ser solidario". "Si necesitas algo, todo el mundo te ayuda. Yo no tengo coche, no puedo cogerlo e irme a comprar a otros pueblos, pero me lleva mi amiga (...) A mí no me falta de nada. Las demás personas son muy mayores y no saben de internet, pero yo compro también bastante por internet", añade.
Con una edad media tan avanzada, los servicios médicos son fundamentales, e Isabel explica que "cada martes viene el médico a visitar y la enfermera que te toma la tensión". "Te hacen recetas de lo que necesitas y después, al mediodía, sobre las dos, vienen los farmacéuticos con las medicinas que te han recetado. Estoy mejor aquí que en Cataluña, aquí no tengo que andar pidiendo cita previa", incide.
Benitagla es además ejemplo de la lucha contra la despoblación que es el eje de las políticas que se llevan a cabo desde todas las áreas de Diputación de Almería, según ha explicado a EFE el vicepresidente segundo y diputado delegado del Área de Presidencia, Reto Demográfico, Patrimonio Histórico y Turismo, Fernando Giménez.
El municipio más pequeño de Andalucía cuenta precisamente con un cajero automático y, gracias a las ayudas de Diputación y al Plan de Fomento de Empleo Agrario (PFEA), tendrá "muy pronto" un servicio tan básico como un bar tienda.
Almería
Benitagla: vivir en el pueblo más pequeño y con menos vecinos de la comunidad
Destacó durante la pandemia del covid-19 por ser la única localidad andaluza en la que el coronavirus no había infectado a ninguno de sus habitantes
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