Nadie se imagina los gobiernos de Felipe González sin Alfonso Guerra, ni los de Aznar sin Cascos, los de Zapatero sin José Blanco o Rajoy sin Soraya Sáenz de Santamaría. Si nos situamos en Andalucía, Manuel Chaves no se entendería sin Zarrías en el gobierno o Pizarro en el partido, a José Antonio Griñán sin Susana Díaz y Mario Jiménez, y a Díaz sin Máximo Díaz Cano. Cuando hablas de Arenas enseguida asocias sus mandatos en el PP andaluz a Juan Ojeda en la calle San Fernando y a Manuel Pimentel en el Ministerio de Trabajo, o a Teófila Martínez sin Fátima Bañez en el PP o Jorge Moreno en el Ayuntamiento de Cádiz. Son sólo algunos ejemplos de la importancia de las manos derechas de los líderes políticos, de los números 2 de dirigentes que ostentan altísimas responsabilidades.
A día de hoy, ese papel lo ejerce con pericia Elías Bendodo, algo más que un consejero de Presidencia y portavoz del Gobierno andaluz, con todo lo que esos cargos en sí mismo encierran. Y lo asume desde ayer en el PSOE andaluz la jienense Ángeles Férriz, quien ha pasado de sufrir un calvario, víctima de lo peor de la política orgánica de los partidos, a disfrutar ahora del cariño y la confianza de una organización que, como debiera ocurrir más a menudo, valora el talento que tiene en casa.
Ambos son números 2, leales servidores y compañeros de sus jefes de filas, y así seguirán. Tendrán lógicas ambiciones sanas de prosperar y crecer, propias de las personas inteligentes, pero estoy convencido de que no darán un paso en falso hasta que sus líderes les inviten a darlo. Y no porque, en estos momentos, tanto Moreno Bonilla, como Espadas, vivan momentos dulces internos –uno presidente de la Junta encumbrado por encuestas formidables y el otro triunfador incontestable en unas primarias y hacedor de un partido a su gusto con un abrumador apoyo del congreso de este fin de semana-, sino por la lealtad que ambos creo que tienen respecto al conducto reglamentario de sus respectivas organizaciones.
Dicho esto, quédense con sus nombres porque empoderados ambos será interesante verlos debatir y retarse en el buen sentido del término, o negociar y enmendar como ya lo hicieron en el inicio de esta legislatura en la comisión de Presidencia. Y, aunque hay pocos precedentes de números 2 que se convirtieron en números 1, Bendodo y Férriz son muy jóvenes para disfrutar del presente y soñar en el futuro.