Según la Wikipedia, un imperio es una organización política de un estado que extiende sus dominios a otros pueblos y que en general tiene el poder centrado en un emperador. Es un estado multirreligioso, multicultural y multiétnico, que consiguió, al menos, parte de su territorio por conquistas de anexión y que, además, mantiene una expansión constante mientras no haya presiones externas o internas de tipo económico, político o militar. También se puede referir a un estado a cuyo frente está el emperador. Por extensión, “imperio” puede referirse también a la etapa histórica donde una etnia o nación desarrolló una política imperial, o bien a la potencia que ejerza el poder imperial.
Y la hegemonía, ¿qué es? Pues ni más ni menos que la supremacía que un estado o un pueblo ejerce sobre otro. Un bloque de naciones puede tener hegemonía gracias a su mayor potencial económico, militar o político y ejerce esa hegemonía sobre otras poblaciones, aunque estas no lo deseen.
¿Y un hegemón? La cabeza visible de la hegemonía, el ejecutor de la misma.
A lo largo de toda la historia han existido imperios: el de Alejandro Magno (imperio macedonio), imperio romano, imperio carolingio, imperio bizantino, imperio árabe abasí, imperio chino, imperio tibetano, imperio japonés, imperio mongol, imperio otomano, imperio español, imperio inca, imperio azteca, imperio maya, imperio británico, imperio colonial francés...posiblemente se me olvide más de uno...
¿Y en la actualidad, hay imperios?
No hay que ser demasiado inteligente para darse cuenta de que todo imperio ha tenido un principio y un final. Y sí, en la actualidad tenemos un imperio que ejerce el imperialismo, pero que, como todos, va perdiendo fuerza y poder y en el principio de su decadencia, viéndola venir y siendo ostensible que otros imperios o hegemonías se van desarrollando y pisándole los talones, la arrogancia y soberbia del hegemón, desestima con menosprecio la solicitud, el empeño e inquietud para defenderse del avance y acorralamiento de la OTAN (el brazo militar para mantener el poder) del otro hegemón. El primer hegemón en decadencia, sabía de antemano que el segundo, su opositor, iba a encolerizar poniendo en peligro la paz mundial, pero no dudó en hacerlo enfadar.
Creo que a esa otra potencia le han tendido una trampa para que cayera en el foso de los leones con el objetivo de debilitar su economía por medio de sanciones (la guerra debilita lo suyo) y apropiarse de lo que no le corresponde (petróleo, gas, cereales…) para negociar y venderlos más caros. Pero, ¿a quién? Pues a sus flemáticos, o más bien, diría yo, a sus manipulados aliados europeos y al resto de países. Y sin contar además, con la venta de armamento fabricado en su propio territorio para que se protejan del “ogro del Este”.
Y mientras tanto, esta guerra de Rusia contra Ucrania, o de EEUU contra Rusia, hace que mueran personas inocentes, civiles y militares, millones de refugiados (total, unos cuantos más qué importa, quizás no haya suficientes aún en el mundo…) Y aunque el daño ya está causado, pues ahí están las cifras de fallecidos y desplazados y es evidente que los europeos y los rusos saldremos perjudicados, por lo menos más débiles y pobres, ojalá que en los próximos contactos entre Moscú y Kiev, alcancen un acuerdo de paz, que Ucrania quede como país neutral y fuera de la OTAN.
Ojalá ocurra antes de que este artículo vea la luz.
