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Educadores de calle podrían acercarse hasta los vendedores a pie de semáforo

Ceain quiere acercarse hasta un colectivo marginal que no recibe ningún tipo de ayuda

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  • La ciudad se encuentra plagada de estos jóvenes que intentan buscarse la vida en plena calle. -
Ya no es extraño parar el coche en una semáforo en rojo y ver cómo un joven de color se acerca a la ventanilla para intentar vender pañuelos de papel o ambientadores. Un movimiento que ha crecido descomunalmente desde el pasado mes de octubre a consecuencia de la alta competitividad existente en la capital hispalense donde, al parecer, incluso algunos se pelean para poder instalarse en el mismo punto de venta (semáforo, farola, calle céntrica,...), en el que se suelen llevarse de pie una media de diez horas diarias, según sus propias declaraciones. Ante este ‘boom’ de vendedores a pie de semáforo, Ceian se plantea la posibilidad de que educadores de calle se acerquen hasta estos jóvenes, ya que el director de Ceain, Francisco Morales, explicó a este medio que “estos hombres no suelen acercarse por la asociación, por lo que nosotros deberíamos aproximarnos a ellos”. Y es que a Ceain le preocupa la llegada de estas personas a la ciudad, “por lo que nos pondremos en contacto con ellas por si necesitan nuestra ayuda”.

Morales aclaró recientemente que “nosotros ofrecemos un servicio de alcance integral. Por un lado, asesoramiento jurídico en materia de extranjería y, por otro, asesoramiento social (búsqueda de casa y empleo)”.

Por otro lado, destaca que la llegada de estos vendedores, incluso está incomodando a algunos jerezanos que, a diario, intentan esquivarlos para evitar decirles que no quieren comprar nada desde la ventanilla, aunque otros ciudadanos también recalcan la extremada “educación” de estas personas.

Al principio, estos hombres se colocaban en zonas de la periferia pero, en la actualidad, ya se les ve a por cualquier zona. Estos jóvenes, llegados en su mayoría de África, explicaron este periódico que -bajo algunas excepciones- carecen de documentación alguna, habiendo llegado a España en una patera en la que perdieron su dinero y casi la vida. Como dato curioso, destaca que algunos de los consultados comparten piso con otros compañeros de oficio en Sevilla, por lo que tienen que trasladarse a esta ciudad en coche a pesar de carecer de carné de conducir.

Estos hombres dicen que se dedican a la venta ambulante para evitar tener que robar, aunque confiesan que les gustaría tener un oficio normal, algo que para ellos se ha convertido en una misión casi imposible pues, según apuntan, es la pescadilla que se muerde la cola, pues si no tienen trabajo no obtienen el permiso de residencia y sin permiso de residencia nadie les quiere contratar.

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