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Sitios Históricos de Barroso

Para una semana que los políticos están fuera de juego y dedicándose a poner sonrisas de oreja a oreja en las casetas de sus respectivos partidos; para una vez que ninguno de ellos ha dicho ninguna barbaridad destacable...

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 Para una semana que los políticos están fuera de juego y dedicándose a poner sonrisas de oreja a oreja en las casetas de sus respectivos partidos; para una vez que ninguno de ellos ha dicho ninguna barbaridad destacable, salvo lo del monumento a la Constitución actual y el pedazo de bandera española a la entrada de San Fernando -como si no hubiera bastante con el pedazo de bandera de España que hay en la actual Comandancia General de Infantería de Marina, que no sé si ya era así de grande o la han puesto mayor-, y como si no hubiera cosas más importantes que hacer que construir monumentos... Bueno, pues para una semana tranquila donde las haya, viene el alcalde de Puerto Real, ínclito José Antonio Barroso Toledo, y anuncia un plan para poner en uso los sitios históricos del puente Zuazo, que es nada más y nada menos, que todos los sitios históricos menos el Puente Zuazo.

Lo que ha dicho Barroso es algo así como que los isleños también tienen que poner la cama, entre otras cosas porque al alcalde de Puerto Real le asiste toda la razón del mundo. Esos suelos están dentro de su término municipal aunque la mierda que tenían antes de que comenzaran los trabajos las sufrieran los isleños, de la misma forma que sufren las malas condiciones del polígono de Tres Caminos, también en el término municipal de Puerto Real. Porque Muebles Briole se ve desde el puente Zuazo, pero paga impuestos pasado el Barrio Jarana, en un edificio que también se ve desde San Fernando, de la misma forma que desde Puerto Real se ven las tres torres de la Casería de Ossio.

No se sabe, porque está en la feria y como decíamos al principio, muy tranquilo sin ocurrencias que llevarse a la boca que no sea posar con las salineras del Carmen y de la Sal, lo que habrá pensado el señor alcalde de La Isla, Manuel María de Bernardo Foncubierta. Lo cierto es que no ha dicho nada, al menos públicamente, por lo que se espera que una vez que pasen las fiestas, se manifieste al respecto y diga esta boca es mía, ya que no puede decir que estos sitios históricos son nuestros.

Puestos a elucubrar, lo mismo le ha caído como una patada en salva sea la parte y todavía no ha podido reaccionar, porque patadas en semejantes partes dejan a uno sin respiración durante una semana. O bien el bueno de Manolo, que es un hombre que piensa las cosas, está meditando lo que tiene que decir, no sea que Barroso, además de joderle el invento de la recuperación patrimonial del Bicentenario, le reclame el arsenal de la Carraca y las instalaciones de Navantia, que ese antiguo tubero de Astilleros es capaz.

Pero el alcalde de San Fernando puede estar pensando otra cosa, quizá lo mismo que piensa el alcalde de Chiclana cuando el alcalde de La Isla le recuerda que el castillo de Sancti Petri es isleño porque para eso Manolo tiene una foto desde un avión con la marea baja que deja claro a dónde está anclado el islote. O sea, a La Isla de León. Y porque hay muchas sentencias a favor de San Fernando.

Lo que puede pensar el alcalde de San Fernando sobre lo que dice el alcalde de Puerto Real, al igual que puede pensar el de Chiclana sobre lo que dice el de San Fernando, es que con su pan se lo coma y que si Barroso tiene un proyecto para gestionar los usos de los sitios históricos del Puente Zuazo, que lo ponga en marcha, que consiga el dinero, que se pelee con las administraciones y él que lo vea, que los que vayan a esos sitios históricos a ver lo que ocurrió allí hace doscientos años, terminarán en la calle Real tomando una copa en un bar o lo reconducirá la Oficina Municipal de Turismo de La Isla al cementerio a ver el mausoleo de Camarón.

O sea y como decía, lo mismo que el alcalde de Chiclana. Que San Fernando diga lo que quiera del castillo de Sancti Petri, que coparticipe en la gestión, que la gente que vaya al islote terminará en un bar del poblado atunero, ahora y cuando aquello se convierta en lo que los chiclaneros han convertido todo el litoral. En una máquina de ganar dinero y en un asesinato medioambiental.

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