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?Debemos ejercer desde la libertad y la independencia ?

Decano del Ilustre Colegio de Abogadosde Jerez, Ignacio Vergara ha decidido no volver a presentarse en las próximas elecciones. Ha visto realizado los proyecto que se propuso llevar a cabo, y ahora dará paso a un nuevo sucesor

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Sentado en su despacho me esperaba Ignacio Vergara. El todavía decano del Ilustre Colegio de Abogados de Jerez considera que ocho años han sido sufucientes para llevar a cabo todas aquellas ideas que, ilusionado, esperaba poder desarrollar cuando se presentó por primera vez al cargo, considerándolo su mayor reto en su trayectoria como abogado. La expresión de su cara y sus palabras muestran que está satisfecho con la labor acometida. Amablemente me invitó a tomar asiento y me preguntó: “¿Qué quieres saber?” El Colegio de Abogados de Jerez, una institución con casi 250 años de antigüedad y con gran prestigio reconocido en España, es un gran desconocido para el ciudadano jerezano.

—¿Qué supone ser decano de un Colegio de Abogados?
—Pues ser decano, además de representar al Colegio, es defender los intereses de los colegiados. Tiene que velar porque el Colegio preste a la sociedad el servicio que se requiere de los abogados. También tiene que tener relaciones con los poderes públicos. En definitiva, el decano representa todo lo que se refiere a la abogacía.
—¿Por qué ha decidido no volver a presentarse como decano?
—Porque creo que ocho años está bien, son dos mandatos. Cuatro años quizá sea un periodo insuficiente para desarrollar todas las ideas que uno tiene, pero en ocho años, ya ha dado tiempo para llevarlas a cabo. Y hay que dejarle sitio a los demás, no se puede uno obcecar en el puesto.
—¿Cuál ha sido su mayor aportación al colegio?
—Yo estoy satisfecho con mis ocho años de mandato. Estoy satisfecho de nuestra revista Forum Astense que sale trimestralmente y que tiene un prestigio en el resto de España.Y de que por fin constituimos la Fundación Forum Astense que se ha creado para potenciar la formación continua y para que sirva de asistencia a los colegiados que lo necesiten, que en estos malos tiempos de crisis, hay alguno.
—¿Cuáles son las funciones del Colegio de Abogados?
—Lo primero que hay que señalar es que un colegio de abogados es una corporación de derecho público donde se vela no sólo por los intereses de sus colegiados, sino que también defiende fundamentalmente los derechos humanos desde la libertad y la independencia laboral. El Colegio de Abogados se dedica a velar por la ética y la deontología de los colegiados que ejercen, así como la formación incial a través de su Escuela de Práctica Jurídica. El Colegio no se preocupa sólo por velar por los intereses de sus colegiados, sino que tiene una función social. Recientemente, en el caso del Sáhara, no el Colegio de Abogados de Jerez, pero sí el Consejo Nacional de Abogacía, ha mandado allí abogados observadores. La abogacía siempre está ahí donde se vulneran los derechos fundamentales.
—Pertenecer al Colegio, ¿da prestigio al abogado?
—Aparte de que es obligatorio para ejercer la abogacía estar incorporado al Colegio, yo creo que pertenecer a un Colegio de Abogados y pertenecer al Colegio de Abogados de Jerez, da un marcado especial porque somos el colegio local más antiguo de España. Vamos a cumplir 250 años en el 2013, y yo creo que hay pocas instituciones en Jerez que tengan la antigüedad y la categoría que tiene el Colegio de Abogados, reconocida en toda España. Los colegiados de Jerez son brillantes y están muy bien preparados, porque la formación es una de las tareas que con mayor entusiasmo dedicamos en el Colegio.
—Y la facultad de Jerez, ¿también tiene prestigio?
—La Facultad de Jerez también tiene mucho prestigio, tiene un profesorado magnífico.
—El año que viene entra en vigor una nueva ley de acceso a la abogacía.
—Esta es una ley que obliga a los licenciados en derecho a pasar un examen, a hacer unos cursos y a pasar un examen para ejercer la abogacía. Hasta ahora se obtenía el título en licenciado en derecho, se ingresaba en un colegio y se ejercía la abogacía. Ahora, a partir del 2011 hay que hacer un máster y un examen y, si se aprueba, se puede ejercer entonces la abogacía. Eso supone que los colegios de abogados y las universidades tienen que llegar a hacer un convenio para formar a esos alumnos. Y nosotros, con la Universidad de Cádiz con la Facultad de Derecho del Campus de Jerez, tenemos unas relaciones espléndidas.
—Entonces ya no es necesario hacer un año de pasantía.
—No, desgraciadamente es una institución en desuso. Yo entiendo que esto se debe, primero, por espacio. Los despachos de abogados son cada vez más reducidos.Quizás se ha ido cambiando por la Escuela de Práctica Jurídica, donde durante dos años, a alumnos que son todos licenciados en derecho, la mayoría incorporados al colegio, se les enseña lo que es la práctica del ejercicio de la abogacía. A mi personalmente me hubiera gustado mucho más que la pasantía hubiera seguido. Eso del maestro y el pasante era un buen sistema de formación, lo que pasa es que los tiempos han evolucionado.
—¿Ve usted alguna diferencia entre el ejercicio del derecho en el pasado y en la actualidad?
—Sí, la abogacía ha evolucionado tremendamente, no sólo en el orden material, sino que también ha evolucionado mucho en el ordenamiento jurídico: las leyes, la capacidad legislativa ha ido evolucionando, a mejor. Cuando yo empecé a ejercer, en el régimen anterior, no existía Constitución. Y el hecho de que exista una Constitución desde 1978 ha cambiado totalmente el ordenamiento jurídico. Pero por mucho que varíe el ordenamiento jurídico hay unos principios que son inamovibles y que se mantienen: la libertad y la independencia. No estamos subordinados a nadie, nada más que a las leyes y a lo que marca la justicia. Nuestro principal objetivo es nuestro cliente y defender sus intereses desde la libertad y la independencia.
—¿Cuál es el mayor problema que tiene el Colegio de Jerez?
—Sin duda la financiación. El Colegio de Jerez tiene una dimensión pequeña, pero tiene que prestar los mismos servicios que aquellos Colegios que son mayores. Los Colegios se nutren con las cuotas de los colegiados y la Junta de Gobierno nos propusimos no elevarlas, y en ocho años no lo hemos hecho. Y eso sí es una preocupación. Nos gustaría prestar muchos más servicios de los que ofrecemos, pero aún así, hacemos grandes cosas con los recursos que tenemos.
—Ante las próximas elecciones, ¿qué futuro se le presenta al Colegio de abogados?
—Bueno, los candidatos que hay, Tanto Marcos Camacho como Federico Fernández, son gradísimos profesionales y cualquiera que salga será un magnífico decano. Uno de los mayores retos que va a tener va a ser derarrollar la fundación que hemos creado. Aunque uno de los mayores retos a los que se va a tener que enfrentar es a organizar las relaciones entre los Colegios de Abogados andaluces y la Consejería de Justicia en materia de asistencia jurídica gratuita para que los abogados puedan cobrar a tiempo y con una retribución adecuada los servicios públicos que prestan. Aunque estamos muy orgullosos de desarrollarla, la asistencia gratuita es una imposición que hace la ley y que nos tenemos que tragar los abogados y que la mayoría de las veces nos pagan tarde y mal.
—¿Y eso es por la crisis o siempre ha sido así?
—La crisis sin duda afecta, pero yo creo que hay que hacer una reorganización estructural de lo que es la asistencia jurídica gratuita, de forma que sólo se preste ese sevicio a aquellas personas que verdaderamente lo necesitan. Pero yo opino, y muchos otros Colegios de Abogados de Andalucía están de acuerdo conmigo, que se le presta este servicio a personas que no lo necesitan, y esto encarece mucho el presupuesto de la Junta de Andalucía en materia de turno de oficio. Si de verdad se analizaran escrupulosamente los expedientes para la concesión de asistencia gratuita los gastos bajarían, pero es que hoy, a todo el mundo que pida la asistencia gratuita, se le concede.
—¿Qué criterios se exigen para la concesión de la asistencia gratuita?

—Todas aquellas personas que no obtengan ingresos del doble del salario mínimo tienen derecho a asistencia jurídica gratuita. Claro, y eso va sobre la espalda de los abogados. Ya te digo que no nos quejamos, que es un honor. Yo, cuando empecé a ejercer, la justicia gratuita era obligatoria y gratuita, o sea, que a los abogados nos obligaban a llevar el turno de oficio y era gratuito. Después ya evolucionó y ahora nos lo retribuyen, aunque tarde y mal.
—Porque eso lo hace el abogado voluntariamente…
—Voluntariamente, lo que pasa es que hay varias especialidades como puede ser menores, violencia de género, extranjería…que requieren unos cursos, cada dos años, para que el abogado se actualice en esa materia.
—¿Y esos cursos son gratuitos?
—Esos cursos pretendemos hacerlos gratuitos. Son cursos que lleva a cabo el Colegio y que la Junta nos promete siempre que lo va a subvencionar, porque estamos obligados a hacerlos por la Junta. Pero nunca nos los paga, los financiamos nosotros con nuestros recursos. Pero vamos, que aunque no estuviéramos obligados también los haríamos, porque creemos en la formación continua de los letrados.
—¿Cuáles son las características que tiene que tener un buen abogado?
—Para mí nada más que hay dos. Una es la constante formación, siempre se aprende algo. Y la deontología profesional, o sea, que sea un abogado éticamente correcto. Con esas dos cosas triunfan seguro.
—Porque usted da clase de deontología en la Escuela de Práctica Jurídica.
—Sí, esa es una materia que tradicionalmente siempre la ha dado el decano y yo enseño a los alumnos lo que es ejercer la profesión dignamente, que es lo que hay que hacer. Que el San Benito de que los abogados nos quedamos con dinero de la gente, eso no es verdad, que por uno que lo haga, rezamos todos. Lo que pasa es que en nuestra profesión resalta mucho ya que es la única que reconoce la Constitución. Además, nosotros somos defensores de los intereses de otros.
—Y un estudiante de derecho que quiere ejercer de abogado, ¿qué debería hacer ahora, una vez que acabara la carrera?
—Si un licenciado en derecho quiere ejercer de abogado, yo le diría que se metiera en la Escuela de Práctica, que ahí es donde aprende realmente la práctica de la abogacía.

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