La
Covid persistente es una condición que afecta a algunas personas que han tenido
Covid-19 y que siguen teniendo
síntomas durante más de tres meses después de la infección, sin que haya otra explicación médica. Se estima que entre el
10 y el 30% de los pacientes con Covid-19 pueden desarrollar esta forma de la enfermedad, que puede tener un
impacto negativo en su salud física, mental y emocional.
Los
síntomas de la Covid persistente pueden variar de una persona a otra, pero los más comunes son la
fatiga, la dificultad para respirar y la disfunción cognitiva, que afectan al
rendimiento y la calidad de vida de los afectados. Otros síntomas que pueden aparecer son el
dolor, la pérdida de gusto y olfato, la ansiedad, la depresión, los problemas de sueño, los problemas gastrointestinales, los problemas cardíacos, los problemas neurológicos o los problemas dermatológicos.
Para saber si el
cansancio, el abatimiento y la depresión son síntomas de Covid persistente, se debe tener en cuenta lo siguiente:
• Si se ha tenido una infección
confirmada o probable por Covid-19 en los últimos meses, y si los
síntomas han durado más de tres meses desde el inicio de la infección.
• Si los síntomas son
nuevos o diferentes a los que se tuvieron durante la fase aguda de la Covid-19, y si interfieren con las
actividades diarias o la calidad de vida.
• Si se han
descartado otras causas posibles de los síntomas, como otras enfermedades, medicamentos, estrés o problemas psicológicos.
Si se cumplen estas condiciones, se puede sospechar de
Covid persistente, y se recomienda consultar con un
médico o un profesional de la salud, que podrá realizar un
diagnóstico adecuado y ofrecer las opciones de
tratamiento más adecuadas para cada caso.
La causa de la
Covid persistente aún no se conoce con certeza, pero se barajan varias hipótesis, como la
persistencia del virus en algunos tejidos, la reactivación del virus latente, la respuesta inmunitaria excesiva o desregulada, la inflamación crónica o el daño tisular. También se investiga si hay
factores de riesgo que predispongan a desarrollar esta forma de la enfermedad, como la
edad, el sexo, el estado de salud previo, la gravedad de la infección o el tipo de vacuna recibida.
El
tratamiento de la Covid persistente es individualizado y multidisciplinar, y se basa en
aliviar los síntomas, mejorar la funcionalidad y prevenir las complicaciones. Se pueden usar
medicamentos, terapias físicas, psicológicas o complementarias, según las necesidades de cada paciente. También se recomienda seguir unas
pautas de autocuidado, como mantener una alimentación equilibrada, una hidratación adecuada, una higiene del sueño, una actividad física adaptada y un apoyo social y emocional.
La
Covid persistente es una nueva enfermedad que plantea muchos retos y preguntas para la ciencia y la sociedad. Por eso, se necesita más
investigación, concienciación y colaboración para comprender mejor esta condición, mejorar su
diagnóstico y tratamiento, y apoyar a las personas que la sufren. Mientras tanto, se recomienda
vacunarse contra el Covid-19 cuando sea posible, ya que las
vacunas pueden prevenir la infección, la hospitalización, la muerte y la Covid persistente.