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Curioso Empedernido

Por la cara

Su tosquedad y grosería en la relación con los demás no les produce la menor preocupación o sonrojo

Publicado: 06/06/2024 ·
12:03
· Actualizado: 06/06/2024 · 12:03
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Autor

Juan Antonio Palacios

Juan Antonio Palacios es observador de la conducta humana, analista de la realidad y creador de personajes literarios

Curioso Empedernido

Curioso empedernido. Curioso de las tres pes, por psicología, la política y el periodismo, y alérgico a las fronteras y murallas

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De vez en cuando, según decía Nicolás Maquiavelo, “las palabras deben servir para ocultar los hechos “. Hay quienes dicen y actúan por la cara, y su verbo y sus hechos responden a lo que les da la gana, y se mueven mejor en la sospecha que en la confianza. 

Cuando no se tiene ninguna preocupación por cumplir con la palabra dada, es una cuestión de competitividad, y suele sobresalir quien tiene más cara dura, y como diría el alto representante de la Unión Europea para la Política Exterior Josep Borrell ;” Un horror no justifica otro “ por mucha jeta que se le  eche.

Están, los que en una situación de escapada constante, no asumen la responsabilidad que les corresponde y son incapaces de mantener los equilibrios necesarios  para no hacer caso de mensajes amenazantes y pasar de broncas y follones.

Hace falta mucha comprensión e higiene mental, para que no nos afecte la increíble y a veces caradura, de quien están acostumbrados a hacer lo que nos viene en gana, y cuando desarrollan alguna responsabilidad pública, dan la nota en todo tipo de acciones y actuaciones.

Los ciudadanos de a pie, el pueblo soberano, los que votamos y pagamos nuestros impuestos, nos indignamos cuando vemos y oímos a los que actúan y van por la vida echándole mucho morro, y en ocasiones hasta nos irritamos por el atrevimiento y la osadía de estos personajes.

Estamos hartos y cansados, de que quienes con nuestra voluntad, ilusión y esperanza hemos elegido para administrar los asuntos de la comunidad, y que no sean capaces de motivarnos, ni de persuadirnos, y mucho menos de seducirnos y convencernos, y es que nadie puede dar lo que no tiene, y resulta prácticamente imposible sacar de donde no hay, por mucha imaginación y fantasía que pongamos en marcha.

No hace falta irnos muy lejos y contemplar las realidades más cercanas, para comprobar como, en ocasiones, la ausencia de habilidades para la gobernación se traduce en una innecesaria hipertrofia de la administración, multiplicándose como esporas el número de asesores, gerentes y técnico expertos contratados para cubrir este vacío.

Algunos gobernantes lejos de aportar soluciones, los descarados, lejos de aportar soluciones, son generadores de conflictos, en lugar de enriquecer con sus ideas la reflexión colectiva militan en la intolerancia y la intransigencia, provocando la dualización y el enfrentamiento entre todos.

Su tosquedad y grosería en la relación con los demás no les produce la menor preocupación o sonrojo, su metodología es hacerse paso por la cara, su patrimonio es el poder y al resto de los mortales, según su criterio, solo nos resta aguantar y soportar estoicamente su ineptitud y atrevimiento.

Aprender a rectificar, no está hecho para ellos, porque sencillamente no escuchan a nadie y producen un terrible daño al prestigio de la política. Ser una opinión pública silenciosa ante este estado de cosas, reducir nuestro papel como ciudadanos y ciudadanas  o ser inmóvil audiencia que ignora o niega la realidad, permanecer conformistas, resignados y pasivos ante las tropelías de estos personajes nos convierte en cómplices de una de las peores formas de corrupción.

Por eso hemos de manifestarnos, como rebeldes e incomodos, ya que como demócratas es el mayor ejercicio de lealtad con nuestros convecinos que podemos hacer, y no reducir nuestro rol al ejercicio del voto cada cuatro años, sino utilizar nuestra voz y nuestra palabra para denunciar aquello que consideramos injusto .                             

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