Trump sufrió este domingo un nuevo intento de asesinato después de que un individuo, que fue detenido por el Servicio Secreto
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, dijo este lunes que "no habría que depender de la suerte" para salvaguardar la vida del expresidente estadounidense Donald Trump, después de que sufriera un segundo intento de asesinato fallido en un campo de golf en Florida.
"Sara (Netanyahu) y yo estamos conmocionados por el segundo intento de asesinato contra el presidente Trump y nos alivia saber que también falló. Pero no deberíamos depender de la suerte", escribió de madrugada el mandatario, en un mensaje compartido por su oficina.
Netanyahu dijo que espera que se tomen "todas las medidas" necesarias para que cualquier ataque contra el también candidato presidencial sea frustrado de antemano.
Trump sufrió este domingo un nuevo intento de asesinato después de que un individuo, que fue detenido por el Servicio Secreto y no llegó a disparar, se aproximara al campo de golf en el que estaba jugando el republicano armado con un rifle AK-47 con mira telescópica.
La Oficina Federal de Investigación (FBI, en inglés) confirmó que lo sucedido en el Trump International Golf Club de West Palm Beach, Florida, está siendo investigado como un aparente "intento de asesinato".
El presidente israelí, Isaac Herzog, también dijo sentirse "aliviado" tras conocer que el exmandatario salió ileso del incidente.
"Todas las voces y líderes del espectro político deben unirse para condenar esta violencia política tan preocupante", escribió Herzog en un mensaje.
Y el ministro de Exteriores de Israel, Israel Katz, también le mandó sus "mejores deseos" a Trump, a quien agradeció sus "contribuciones a la seguridad y la prosperidad" del país.
El resultado del intento de asesinato de este domingo fue muy distinto a lo sucedido el pasado 13 de julio, cuando Trump fue herido durante un mitin de campaña en Butler (Pensilvania), después de que un joven de 20 años le disparara con un fusil, hiriéndole en la oreja derecha.
En ese caso, el Servicio Secreto abatió al agresor, quien disparó desde un lugar elevado fuera del recinto, donde una persona del público murió por herida de bala.
El suceso provocó numerosas dimisiones por los fallos de seguridad, incluida la de la entonces directora del Servicio Secreto estadounidense, Kimberly Cheatle.