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Dependientes les llega la muerte mientras la ayuda no llega

En la dependencia, dependiendo del territorio donde se viva, la atención es bien distinta

Publicado: 16/10/2024 ·
20:25
· Actualizado: 16/10/2024 · 20:25
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Autor

Rafael Fenoy

Rafael Fenoy se define entrado en años, aunque, a pesar de ello, no deja de estar sorprendido cada día

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En este blog se pretende compartir análisis, reflexión y algo de conocimiento contigo persona lectora

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Ultimo dato del facilitado por el Instituto de Estadística de y Cartografía de Andalucía https://www. juntadeandalucia.es/institutodeestadisticaycartografia/dega/: En Andalucía las defunciones superaron a los nacimientos en 6.162 personas en el primer trimestre de 2024”. En 2023 se aportaba el dato de la lista de espera dependencia Andalucía “un total de 292.792 personas continúan en la lista de espera para que se le asigne un servicio o prestación del sistema de dependencia y cada 15 minutos fallece una de ellas en el "laberinto burocrático" para acceder a ese sistema, según la Asociación de directoras y Gerentes de Servicios Sociales.”  Una ley que da derecho a la ayuda y no obliga a quien debe darlos, en un tiempo tasado es papel mojado, en función de que el que gobierna quiera hacerlo. La ley de protección de datos impide conocer como se cuelan en los listados de la dependencia amigos y familiares de quienes pueden decidir.

La guadaña ha segado en el primer trimestre del año 2024, en Andalucía, 20.768 vidas.  Algo más del 70% de mayores de 74 años. Si cada 15 minutos fallece una de ellas esperando, como dice la Asociación antes mencionada, y si un trimestre tiene 129600 minutos, algo más de 8640 personas pendientes de recibir la ayuda por ser dependientes han dejado de existir en Andalucía.  Como la población envejece en su conjunto, ya solo nacieron en ese primer trimestre 14606 infantes, cuesta muy poco imaginar que el número de personas ancianas esperando la necesaria ayuda ha aumentado.

Los números permiten obtener una imagen de la dimensión social que supone no atender a tiempo a las personas dependientes. La tragedia se encuentra en cada vida de desespero, de penurias, de abandonos.  Cuando una sociedad, en su conjunto, permite que sus mayores y personas dependientes no reciban ayuda adecuada debe asumir una culpa inmensa. Porque todas esas personas permitieron su existencia a quienes, dependientes de ellas, vivieron atendidos.  Madres, padres, hermanas y hermanos mayores, colaboraron para la crianza de los más jóvenes. Estas nuevas generaciones están recibiendo mensajes contradictorios por esta sociedad que parece prescindir de ellas, precisamente cuando constituyen la promesa de mantenerla, en su cultura, en su funcionamiento, en su economía.  Y si son testigos en primera fila del maltrato, del ninguneo, al que se somete a sus mayores, que esperan en vano el auxilio en su situación de dependencia, ¿A qué sociedad futura se les está invitando?  Los efectos de la falta de atención a la dependencia son graves para quienes la precisan, pero devastadores para quienes están en condiciones de aportar a la sociedad y no comprenden como la ayuda a sus mayores no llega. A la falta de medios humanos para dar respuesta a los centenares de miles de solicitantes de ayuda a la dependencia, hay que sumarles los burocráticos laberintos que se les exige deben recorrer. Las tardanzas en las valoraciones de las solicitudes parecen estar premeditadas para hurtarles, lo que deben recibir en justicia, mediante las políticas cicateras que poco disponen. Y de esta forma indigna cuadrar las cuentas. Los datos siguen apuntando a que el 70,7%, de las 20.768 defunciones ocurridas en este primer trimestre de este 2024, correspondieron a personas mayores de 74 años, siendo entre 85 y 89 años, un 19,7% y un 22,6% al tramo de edad 90-94 años. Ese 70% de personas mayores suponen un total de 14682 personas, de las cuales es posible calcular que bastante más de la mitad, unas 8640 murieron esperando la ayuda a la dependencia.  La muerte sorprende más a los hombres casados, un 55,5%, mientras que las mujeres casadas fallecidas representan un 39,1%. Ellas dejan esta vida en un 62% de los casos, viudas.

Abundar en números sólo es útil si con ello se evita la trivialización de la muerte. Cada fallecimiento es una trágica perdida y el volumen de casos es una denuncia de que las políticas para atender a las personas mayores y dependientes están fracasando, porque quienes a esto de la política se dedican dan prioridad a aplicar los dineros de los impuestos a otros menesteres. El abandono a quienes precisan de ayuda es injustificable. Los impuestos se pagan precisamente para que se atiendan y garanticen, primero los derechos humanos (Salud, Educación, Dependencia) y, una vez que estos estén garantizados para cualquier persona, sólo entonces, se pondrán acometer otras ensoñaciones políticas, grandes proyectos, cobros de sueldos de políticos, asesores, facilitar grandes negocios a terceros, organización de eventos, desfiles, inauguraciones… Y también en esto de la dependencia quiebra el principio de igualdad de todas las personas españolas, ya que dependiendo del territorio donde se viva, la posibilidad de ser atendida y la calidad de la ayuda que se recibe es bien distinta. Algunas comunidades disminuyeron el “gasto” en 2023, ojo con el concepto, y entre las que se sitúan a la cola de los dineros que se ponen para la dependencia se encuentra Andalucía. Los extremos en cuando a las cantidades que se aportan a las personas dependientes van desde el País Vasco con 2848 euros, con fiscalidad propia, hasta Galicia que no llega a los 1075 euros. ¿Cómo es eso posible?  ¡Pues ya ve Vd. que sí lo es!  ¿Alguien se acuerda del artículo 14 de la Constitución española?: “los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”. 

Fdo Rafael Fenoy Rico

 

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