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El acusado por el asesinato de Paco Naval se enfrentará a 22 años de prisión

Además, deberá indemnizar a los familiares de la víctima con una cantidad cercana a los 500.000 euros

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El corazón de toda Chipiona quedó encogido en abril de 2023, cuando se dio a conocer el fallecimiento del futbolista Paco Naval, de 24 años, a manos de un joven que le asestó una puñalada mortal en el tórax. Ahora, un año y ocho meses después de aquella horrible tragedia que aún sus vecinos mantienen presente, el acusado por este asesinato- que responde a las siglas A.J.L.-, se sentará en el banquillo por orden de la Fiscalía, que ha solicitado 22 años de prisión a través de una acusación pública, además del pago de una indemnización a los familiares de la víctima. Así, el fiscal reclama que el acusado indemnice a la hija menor de edad de Paco Naval (150.000 euros), a su viuda (120.000 euros), así como al padre y la madre de la víctima (100.000 euros cada uno).

El escrito de calificación fiscal explica como sucedieron los hechos. Detalla como el acusado adquirió un cuchillo de grandes dimensiones “con la clara intención de utilizarlo para acabar con la vida de una persona indeterminada y lo guardó en la cocina del domicilio familiar, junto al resto de cuchillos". Además, afirma que “sin mediar palabra y de forma sorpresiva”, se acercó a Paco Naval, que se encontraba parado junto a la rotonda de la Virgen de Regla acompañado por dos amigos, “echándole la mano izquierda sobre su espalda”, continúa el escrito, “portando en su mano derecha, escondido entre su ropa, el cuchillo de cocina que había adquirido previamente y una mascarilla tipo FFP2 para ocultar su rostro”. Entonces, detalla, “le clavó el cuchillo a la altura del tórax, permaneciendo pegado a su cuerpo durante unos segundos”.

Según explica la Fiscalía, Paco Naval pudo levantarse para salir corriendo hacia una isleta próxima, aunque el acusado le persiguió deteniéndose en una posición cercana a donde se encontraba. Asegura que A.J.L. dudó entre atacarle de nuevo o ir a por su compañero, lo que aprovecharon ambos para subirse al vehículo que conducían hasta antes de producirse los hechos, que se encontraba estacionado en el margen derecho de la rotonda, y emprender el camino con celeridad hacia el Hospital Virgen del Carmen de Sanlúcar de Barrameda, sobre las 13:49h. El procesado, por su parte, “huyó corriendo del lugar hasta llegar a su domicilio. Una vez allí, se cambió de ropa y depositó la camiseta y el pantalón que vestía en el cesto de la ropa sucia. Después, se dirigió hacia un taller próximo al domicilio familiar y limpió el cuchillo que había utilizado con un trapo y disolvente. A continuación, regresó a su casa y escondió el arma homicida detrás de un bolso, en el mueble de la secadora", prosigue el escrito.

Así, la Fiscalía defiende que, en el momento de los hechos, el acusado no presentaba ningún tipo de limitación que pudiese afectar a sus capacidades intelectivas, aunque sí volitivas- la habilidad de una persona de actuar en función de lo que comprende, es decir, su capacidad de controlar sus actos-, pero solo “moderadas” en este último caso. Al parecer, el acusado presentaba problemas de adicción, aunque no existe ninguna prueba de que en el momento de cometer el asesinato estuviera bajo los efectos de una sustancia. Su padre, por otro lado, había alegado que su hijo padecía un trastorno psiquiátrico.

Al final, presionado por su padre, el acusado terminó confesándole la autoridad del crimen. Una autoría que, posteriormente, él mismo admitió sobre las 15:00h., en el Puesto Principal de la Guardia Civil de Chipiona. Paco Naval, por su parte, fue trasladado en ambulancia al Hospital Universitario Puerta del Mar de Cádiz. Presentaba una lesión de vena cava inferior, páncreas y ángulo hepático de colon. Falleció a las 1:55h. del 2 de abril, dejando una pérdida irreparable en el pueblo de Chipiona donde su memoria perdurará siempre.

 

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