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Dos puntos y medio

El nuevo año comienza tan convulso como el que acaba de terminar, dentro de la crisis galopante, del desastre de Oriente Medio y del desolador panorama político que acompaña a todo ello...

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El nuevo año comienza tan convulso como el que acaba de terminar, dentro de la crisis galopante, del desastre de Oriente Medio y del desolador panorama político que acompaña a todo ello, sin excluir a España, donde los esfuerzos del Gobierno Zapatero y los sinsentidos del primer partido de la oposición se dan la mano. La gente y los medios se desgañitan con los balances, aunque observo una cierta pereza para juzgar global y políticamente a los dos grandes actores españoles, el Gobierno PSOE y la oposición PP.

Estaba yo reflexionando sobre el hecho de que, tras el momento más bajo del conglomerado de Zapatero, que fue a la vuelta del verano, con el famoso empate técnico en las encuestas, se observaba claramente un nuevo distanciamiento entre ambos actores, a favor del PSOE, por supuesto, a pesar de la incidencia que las crisis económicas tienen sobre los gobiernos. A mí no me hacía falta ninguna encuesta para percatarme de que la única oportunidad del PP se fue esfumando a partir del mes de septiembre, al compás del rápido agotamiento del argumentario de los de Rajoy en la calificación de la crisis y en el juicio sobre la actuación del Gobierno.

Estaba en esas reflexiones cuando me encuentro este viernes con la encuesta del diario Público, que registra, con un muestreo sólido y numeroso, cómo se consolida la tendencia del PSOE al distanciamiento del PP en casi dos puntos y medio. Si en el peor momento se producía el empate técnico y cuatro meses después reaparecía la distancia, imagine el lector qué puede pasar si a partir de mediados del nuevo año la crisis comienza a ceder y la luz de salida del túnel empieza a verse en la distancia media. Pensemos que las elecciones generales son en la primavera de 2012, mucho tiempo después de la salida de la crisis en los cálculos más pesimistas.

En el PP no quieren ni pensarlo, claro. Como no quieren ni pensar en su fracaso en las elecciones gallegas y vascas, el primero de marzo las dos, o en un papel modesto en las europeas de junio. Lo primero es que se quedarán sin líder si tal acontece. Y sin horizonte.

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