El error es una oportunidad para aprender y crecer después. Una valiosa lección que se interiorizó por parte de la organización de la cabalgata del Carnaval del año pasado, que tuvo que hacer frente a la crítica por parte del siempre exigente público carnavalero de Chipiona, debido a lo que fue calificado por muchos como un “frascaso”, en buena parte, debido al deficiente sistema de iluminación de la Avenida Sevilla, sumado al ritmo desesperante al que avanzó el cortejo. Este año, la celebración de la cabalgata volvió al entorno del Santuario de Nuestra Señora de Regla, trazando un recorrido similar al del año pasado, aunque esta vez las sensaciones no pudieron ser más diferentes.
Tanto que la GRUCA, en colaboración con la delegación de Fiestas, terminó celebrando la que para muchos terminó siendo una de las mejores cabalgatas del carnaval de Chipiona que se recuerdan. Con un total de 15 agrupaciones- dos de ellas procedentes de otras localidades como fueron Guillena (Sevilla) y San Isidro del Guadalete (Jerez de la Frontera)-, más una individual, se dio forma a todo un espectáculo festivo y alegre. Una explosión de brillo y de color en una cabalgata que transcurrió a buen ritmo y sin incidentes, en la que participaron más de 1.300 personas, a la altura de una fiesta declaradas de interés turístico en Andalucía.
A ellos, se sumaron miles de personas tanto de Chipiona como de otras muchas localidades vecinas e incluso más allá de nuestras fronteras, que presenciaron el imponente paso de la cabalgata por una Avenida Sevilla que siempre levanta controversia en la mitad del pueblo, pero que esta vez dio la razón a sus defensores. La estrechez de la vía siempre está ahí, aunque no supuso un inconveniente alguno para las diferentes agrupaciones que realizaron sus puestas en escena con total comodidad.
Todo acompañó. También el tiempo, pese al temor que planeaba el ambiente a causa de las previsiones meteorológicas. Algunas gotas terminaron cayendo, sobre todo en el tramo inicial del recorrido, aunque nada de suficiente importancia como para frenar si quiera el avance de una cabalgata que, esta vez, como el sol, sí brilló.