Partida de rol en vivo junto al sendero del Carrascón
Asistieron un total de 29 jugadores de toda la provincia y fue organizada por 'Chronos'.
El pasado lunes se celebró en las marismas aledañas al sendero del Carrascón una partida de rol en vivo organizada por la asociación juvenil cultural Chronos.
El número de asistentes a la misma ha sido de 29 jugadores, venidos de las ciudades de Cádiz, Chiclana, Bárbate, Puerto Real, Jerez, y por supuesto, San Fernando.
Un rol en vivo es un juego donde los integrantes deben caracterizarse de un personaje ficticio, o medieval, interpretándolo constantemente, tanto en gestos, habla o carácter.
La partida constaba de tres grupos, los cuales conformaban un reino cada uno, los cuales poseían una bandera. El objetivo del juego era negociar y usar las diplomacias para conseguir las banderas del contrario, sin perder la propia.
En la partida se vivieron buenos momentos de batalla, las cuales se resolvían usando armas de acolchadas con gomaespuma y envueltas en cinta americana y más parafernalia para dar un toque de realismo. Del mismo modo, las armaduras podían ser de cartón, hasta de verdadero metal.
En definitiva, una actividad juvenil y cultural que le dieron un toque de fantasía a unas marismas, que disfrutaron los viandantes sin ser molestados; y el entorno fue respetado.
El número de asistentes a la misma ha sido de 29 jugadores, venidos de las ciudades de Cádiz, Chiclana, Bárbate, Puerto Real, Jerez, y por supuesto, San Fernando.
Un rol en vivo es un juego donde los integrantes deben caracterizarse de un personaje ficticio, o medieval, interpretándolo constantemente, tanto en gestos, habla o carácter.
La partida constaba de tres grupos, los cuales conformaban un reino cada uno, los cuales poseían una bandera. El objetivo del juego era negociar y usar las diplomacias para conseguir las banderas del contrario, sin perder la propia.
En la partida se vivieron buenos momentos de batalla, las cuales se resolvían usando armas de acolchadas con gomaespuma y envueltas en cinta americana y más parafernalia para dar un toque de realismo. Del mismo modo, las armaduras podían ser de cartón, hasta de verdadero metal.
En definitiva, una actividad juvenil y cultural que le dieron un toque de fantasía a unas marismas, que disfrutaron los viandantes sin ser molestados; y el entorno fue respetado.
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