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Tendrían que reflexionar

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Lo mismo que hay ateos moderados al ser ese su convencimiento, por las razones que fuesen, existen también los radicales, que lo que pretenden es destruir la idea de Dios en las personas religiosas, aprovechando el terreno abonado a esos fines que ahora tenemos. Entre mis amigos y conocidos, que son muchos en Algeciras, tengo varios que se denominan ateos, pero que respetándonos hablamos de otras cosas.

Lo leído el día 19 del pasado mes de enero, en este periódico, es algo que me llama mucho la atención, sobre todo cuando se dice que la Unión de Ateos y Librepensadores, cuyo presidente es Albert Riba, notifican que ya están circulando por las calles de Madrid y Barcelona autobuses con ciertos letreros ateos y que en cuestión de semanas se comenzarán a ver en Sevilla y Málaga, en donde se puede leer: “Probablemente Dios no existe. Deja de preocuparte y disfruta de la vida”.

Y también pienso, después de unas reflexiones, que el concepto de “probablemente”, no es una aseveración, sino que está expresado con cierta duda, porque de lo contrario debería decir “Dios no existe. Deja de preocuparte y disfruta de la vida”, haciendo creer de esa manera que al no haber castigo divino, entonces solamente habría el castigo terrenal, el de los jueces que son seres humanos con sus virtudes y sus defectos, con sus apreciaciones más o menos correctas, y acertadas, a pesar de sus buenas intenciones, ya que pueden ser engañados por abogados sagaces, cuando no haya pruebas suficientes o definitivas, o pudiéndose comprar testigos falsos, y teniendo de esa manera facilidades para desarrollar conductas abyectas en privado, en donde el rico, el todopoderoso puede hacer lo que mejor le plazca en una vida crapulosa sin remordimientos alguno de conciencia.
 
Y lo que sucede ahora en España nos está llegando de fuera en esa permisividad hacia un laicismo malintencionado, interpretando la Constitución como a cada uno mejor le parece o no respetándola, porque en ella se puede leer claramente en su artículo 16, del Capítulo segundo, en “derechos y libertades”: “Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y de las comunidades...”, y también se dice: “...los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones”.

¿Cómo se puede decir que se garantiza la libertad religiosa cuando ciertos señores pretenden destruirla diciendo que probablemente Dios no existe?

¿Cómo no se prohíbe por el gobierno español la circulación de los autobuses que llevan esa propaganda atea tan agresiva, lo que para muchos millones de españoles es improcedente?

Estamos en una democracia en donde existe la libertad de expresión, pero ateniéndonos siempre a lo que se dice en la Constitución, no en ese libertinaje por algunos manejado.

Si Dios no existiese pues no habría que temer nada en nuestros malos comportamientos, después de morirnos iríamos a la tierra o a diluirnos en el espacio, según seamos sepultados o incinerados, y de esa manera todo se acabó.

¿Pero y si Dios existiese de verdad, como es creencia de las civilizaciones mundiales, no solamente de los cristianos, sino también de los musulmanes, fieles creyentes, al que ellos le llaman Alá ? ¿Qué les sucedería entonces a esos ateos insultantes y malintencionados, que obran por resentimientos? No sería mal consejo decirles que se parasen a reflexionar por si acaso están equivocados, aunque después continuasen en sus primeras actitudes.
 
Nos dan a entender que los miles de millones de cosas que forman el Universo, perfectamente conjuntadas y coordinadas son producto de la casualidad u otros factores extraños.

Y sería entonces cuando la casualidad o esos factores extraños se tendrían que elevar al rango de Creador, lo que les resultaría aún más inconcebible para ellos, o por lo menos así es como lo pienso yo, y aunque no acepten de ninguna de las maneras lo por mí expuesto, por lo menos esos ateos, a los que me he referido, podrían ser menos agresivos, respetando lo escrito en nuestra Constitución.

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