Este jueves a las doce y media de la mañana, Ana Gámez inaugura la exposición “Guadix: Azul y oro II”, del fotógrafo accitano Ramón Sánchez Reyes, más conocido como Pícaro. La muestra se podrá visitar en la Delegación de Educación, Cultura y Deporte, planta 3ª, ubicada en Gran Vía de Granada.
No deja indiferente a nadie y seduce a quienes contemplan las imágenes. El fotógrafo accitano Pícaro ha sorprendido, de nuevo, a los accitanos con “Guadix, azul y oro II”. En esta nueva muestra del trabajo fotográfico de Pícaro Dígit (Ramón Sánchez Reyes, Guadix.1957) con textos de Carmen Membrilla Olea, ha planteado un ejercicio sobre urbanismo con 12 imágenes del patrimonio histórico de Guadix en la conocida como “hora azul” en el casco histórico, destacando lugares como la Catedral, el barrio de Santa, la iglesia de Santiago, el palacio de Peñaflor o la barriada de las Cuevas. La muestra se pudo visitar en en la Sala de Exposiciones de la Escuela de Arte de Guadix durante el pasado mes de marzo y desde este jueves llega a Granada.
“Es la segunda parte de la exposición del Guadix Azul y Oro I. En el título es un símil taurino buscando el parecido con el color del cielo: el azul y el dorado que adquiere la luminosidad de la luz artificial en esa hora concreta. He pretendido aportar un punto de vista diferente aprovechando una hora concreta a la hora de hacer las tomas. El ejercicio ha consistido en tener una visión de Guadix a una hora mágica de media hora antes y media después del anochecer y, luego, hacerlo con unas condiciones concretas técnicas, con un gran angular, con una cámara a una exposición a F11, con una sensibilidad de 200 en la película y con el objetivo colocado sobre el trípode a unos 60 centímetros del suelo que hace que la ciudad se vea de un punto de vista diferente que es lo que buscamos los fotógrafos”, asegura Pícaro que ha estado trabajando dos meses en hacer estas fotos, pendiente de que no hubiera nubes y estuviera la puesta del sol.
La exposición tiene algunas características que la hacen especial: son tomas nocturnas realizadas en una hora concreta, la que va desde aproximadamente media hora antes de la puesta del sol y unos treinta minutos después de la puesta del mismo y que se conoce como la hora azul, también denominada la hora mágica.
Durante este tiempo, el cielo va cambiando de color progresivamente hasta llegar al negro. De ahí el nombre genérico que da título a la exposición haciendo un símil taurino a base de utilizar los colores y luces predominantes el azul y el dorado.
Todas las tomas están ejecutadas con una lente concreta, un gran angular 11-16 de Tokina a una sensibilidad ISO de 200 con un diafragma de 11, en un cuerpo Nikon D300 y sobre un trípode a una distancia de 60 cm del suelo para aportar un punto de vista diferente a como estamos habituados a verlas.
La idea de que las imágenes vayan acompañadas de textos de Carmen Membrilla va a gustar mucho: “Le dije que tenía prevista la posibilidad de una segunda parte y me dio su correo electrónico, donde les mandé los PDFs de las imágenes. Es una colaboración de la que yo estoy especialmente satisfecho, porque demuestra que también se puede hacer una actividad artística desde el punto de vista colectivo, de colaboración sana y de admiración por el trabajo que realiza. No es fácil plantarse ante una imagen y ponerse a desgranar sentimientos y describirlos como tal”, nos cuenta Pícaro.
Según asegura Pícaro, “son por supuesto, tomas fotográficas es decir, instantáneas entendidas como tales; no se trata de composiciones fotográficas y por ello se ha respetado tal cual son, los instantes en que han sido tomadas, sin eliminar supuestos defectos, dando por tanto un claro ejemplo de cotidianidad y respetando el espíritu de la fotografía o sea plasmar la realidad en un instante con la luz disponible en ese momento. La idea que ha movido el trabajo, el ejercicio ha sido mostrar la ciudad tal cual es, a esa hora mágica en la que la población se ilumina con luz artificial pero todavía reside en el ambiente la luz del crepúsculo para dar a la escena un contraste de temperaturas de color casi único y sobre todo, muy fotogénico”. Además, el público asistente se ha quedado extrañado porque hay ampliaciones de metro y medio y algunas de 2,10 metros en vertical y horizontal: “Ha sido un planteamiento técnico, la idea era una manera de poder mostrar al público imágenes más grandes para que pudieran verla mejor y, en este caso, ha consistido en transformar un fotograma, dividirlo en dos o tres partes y ampliarlo para que fuera mayor. Lo hemos hecho en módulos de 50-70 y luego, incluso, los hemos montado. Hemos deformado la presentación, de modo que no está continuada una foto con otra, sino que hay espacios de desplazamiento y separación tanto en altura como en horizontal. Es una propuesta un poco atrevida en la presentación y al personal le gustó”.
Este reconocido fotógrafo accitano quiere agradecer especialmente “la colaboración y especial disposición de Carmen Membrilla en el aporte de sus textos y a la dirección de la Escuela de Arte de Guadix su colaboración para ceder las instalaciones y que el arte de la fotografía pueda tomar posesión y carta de naturaleza en la misma animando de paso a otros compañeros para que muestren su trabajo en este afortunado lugar”. Las fotografías están a la venta: “El objetivo es mostrar al público el trabajo que se está haciendo, pero también recuperar, al menos, una inversión y que el personal pueda disfrutarlas en casa”.
Para finalizar, Pícaro sigue con diversos proyectos y no para: “Mi amigo Juan Cubero y yo estamos trabajando en una propuesta que es plantearnos el proyecto del complejo megalítico de Gorafe. Estamos descubriendo cosas muy interesantes en el patrimonio y queremos darlo a conocer al público, reivindicando ese patrimonio, porque nos hemos encontrado que están desapareciendo muchos dólmenes y es expresión artística, aunque tenga una connotación religiosa y también personal, prácticamente la más antigua de la comarca. Está en algunos casos desapareciendo y creemos que deberían ser protegidos”.
"Pícaro Digit"
"Pícaro Digit" es el nombre artístico con el que Ramón Sánchez Reyes, que estudió en la Escuela de Arte de Guadix, firma sus fotografías y a las que lleva más de 30 años dedicado. Se inició en la fotografía química cuando pertenecía al equipo de redacción de la revista Wadi-as, trabajando actualmente también en fotografía digital. Con la exposición sobre el otoño cumplió su objetivo de ofrecer un punto de vista diferente, aunque en un formato convencional, distinto del fotoperiodismo del que este cámara viene.
Pícaro Dígit es el sobrenombre fotográfico que utiliza Ramón Sánchez Reyes (1957). Anteriormente firmaba sus trabajos fotográficos como Pícaro exclusivamente, pero desde que se inició la era digital en fotografía acostumbra, con pesar de algunos amigos, a distinguir sus trabajos en digital de sus trabajos en fotografía química.
Señala con ello que su pasión por la foto viene de antiguo, desde que hiciera sus primeras fotos hasta que por fin junto con Manuel Cortés Magán se iniciara en la fotografía química allá por el año 82 con el gusano que imprimió pertenecer al equipo de redacción de la entonces revista Wadi-as. En ella, había que hacer de todo, desde redactar, hacer fotos, revelar las mismas, maquetar y por supuesto editar opiniones e informaciones en un espíritu de libertad y apertura a la participación en unos tiempos distintos, ni más ni menos, sin nostalgias.
Desde que pasó por la Escuela de Arte de Guadix para graduarse en cerámica (alfarería), fotografía, diseño y dibujo publicitario o interiorismo no es la primera exposición o muestra que realiza pero si digamos lo es, con un formato convencional o serio como tal y por ello se planteó que alguien que viene del fotoperiodismo bien podía mostrar un punto de vista diferente, distinto y que es una de las máximas que preside los anhelos de cualquier fotógrafo.