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El jardín de Bomarzo

Cambiarlo todo

Tal y como se esperaba, Susana Díaz logró para el PSOE-A una victoria que, aunque insuficiente, refuerza su liderazgo porque ha ganado muy claramente las elecciones y lo ha hecho demostrando que el suelo de su partido en Andalucía es alto

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Tal y como se esperaba, Susana Díaz logró para el PSOE-A una victoria que, aunque insuficiente, refuerza su liderazgo porque ha ganado muy claramente las elecciones y lo ha hecho demostrando que el suelo de su partido en Andalucía es alto, que su mensaje contra el gobierno y contra Rajoy es apto, que su partido conoce como nadie cada palmo del suelo andaluz y que la población, en definitiva, vive cómoda bajo el mandato de un Partido Socialista que cuando acabe la presente legislatura, si se cumplen los cuatro años, lo habrá hecho por nada menos que 37. A bote pronto, claves:

1. El batacazo del PP-A parece responsabilidad directa de Mariano Rajoy, que tardó mucho en elegir candidato y de lo cual se podrá discutir si lo hizo bien o mal pero no que lo hizo tarde. Los 33 escaños logrados hacen muy difícil que Moreno Bonilla se consolide; el PP intentará recomponerse en las próximas municipales, pero de entrada la inquietud es enorme ante una situación electoral quebrada.

2. Podemos, como se preveía, no ha logrado tanto como se esperaba, pero ha pescado de todos sitios; le ha quitado al PSOE, que se lo ha quitado al PP. Sobre todo, le ha quitado a IU, con quien parece inevitable una fusión próxima en España, Andalucía y municipios. Uno tiene los votos, el otro la estructura. Andalucía, en todo caso, ha dimensionado la fuerza de la formación de Iglesias, a los que, extrañamente, les ha parecido poco.

3. Ciudadanos es hoy un problema para el PP porque se consolida como opción de centro derecha y lo hace gracias a su nicho de votos y a un rostro amable como el que representa Rivera, si bien siempre es más fácil llegar que quedarse. Lo bueno es que para el PP la opción de Ciudadanos, de entrar con fuerza en municipales y generales, puede sumarle mayorías, lo malo es que también le vale a un PSOE que para lo mismo, además, tiene a IU y, sobre todo, a Podemos. Lo lógico es que Rivera no entre, al menos ahora, en un pacto para dejarse la pista libre de cara a próximas elecciones.

4. Susana Díaz gobernará en minoría porque, entre otras razones, no tiene prisa. Con los presupuestos de este año aprobados, se lo va a tomar con calma, primero siendo nombrada presidenta si logra que alguno de los tres se abstenga. De lo contrario, elecciones en dos meses y entonces el PSOE podría sacar mayoría absoluta enarbolando la bandera del victimismo. Díaz medirá lo que suceda en municipales, pero gobernar en minoría es difícil, casi imposible, menos si el parlamento se convierte en todos contra una a base comisiones de investigación, propiciando así una legislatura incómoda y corta.

5. Rosa Díez debió acordar con Rivera su fusión y lo razonables es que termine haciéndolo ahora porque su trayectoria política, de lo contrario, está a punto de terminar. Solo que ahora es Ciudadanos quien marca el paso de la negociación.

6. El PA, como se preveía, parece un proyecto acabado. Pese a la representación que mantiene en muchos municipios, lo hace en clave de personas y no de discurso. El ciudadano andaluz no apoya opciones nacionalistas, no las necesita, o al menos la única que queda requiere un lifting absoluto.

7. La clase política debe comenzar a acostumbrarse a gobernar en minoría y consensuar su gestión con los partidos de la oposición. El rodillo tiende a su fin. Tener mayoría absoluta o sumarla a través de pactos no debe ser la única opción posible y parece que es importante que los partidos de la oposición tengan un papel mayor del que hasta ahora han tenido, eleven su responsabilidad y entre todos tracen líneas rojas en cuestiones fundamentales para la vida de los ciudadanos. Tan utópico como necesario.

8. ¿Extrapolar cara a las municipales? Es evidente que son elecciones distintas y distintos serán los candidatos, tanto como que las tendencias están claras. Que el empuje que le ha dado Susana Díaz afectará de manera positiva a su partido en el ámbito municipal resulta evidente, tanto como que se repitan tendencias, en otra escala, en referencia a partidos como Podemos, IU y Ciudadanos; el PP recuperará parte del terreno, pero desde luego no todo. Victorias insuficientes, pactos necesarios.

9. El ciudadano no castiga ni el paro ni la corrupción. Punto. Cuestión al margen es preguntarse qué tipo de sociedad es aquella en la que asuntos de tanto calado pasan casi desapercibidos en la valoración del electorado.

10. El PSOE sabe, y con él todos los demás, que cualquier partido que entre con él en pacto de gobierno tiene las horas contadas. Le pasó al PA, le ha pasado a IU, que ha terminado por pagar los platos rotos cuando su responsabilidad a niveles de gestión ha sido mínima. Este hecho puede ser clave y marcar la legislatura que está a punto de comenzar y que nace con un PSOE que debe acostumbrarse a la minoría de un parlamento fragmentado, hostil; pero también con la tranquilidad que ofrece una ciudadanía que, en general, ha hecho valer el concepto conocido como el gatopardismo y según el cual se hace necesario crear una apariencia de cambio revolucionario con el fin último de que el sistema permanezca inalterado. Cambiarlo todo para que nada cambie.

Democracia. Mientras que para algunos lo sucedido el pasado 22 es reflejo de la fortaleza de un sistema político establecido mediante una tupida red y para ello y como botón de muestra la indecente grabación de la tal Irene Sabaleta que, dicho sea de paso, es ponerle voz a algo por muchos sabido, para otros es el simple resultado de una democracia abierta y plural donde cada cual opina, participa y vota lo que le viene en gana. De la euforia inicial por la victoria o la decepción por exactamente lo contrario, se ha pasado a la cautela porque, exceptuando a Ciudadanos y a Pedro Sánchez, muy feliz, a ninguno ha satisfecho del todo el resultado final. No se aprecia, por otra parte, en qué ha beneficiado a Andalucía este proceso adelantado, no se vislumbra estabilidad y, de entrada, hay una fragmentación parlamentaria que no parece productiva. En todo caso, es la democracia y en Andalucía es, para bien o mal, conservadora.

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