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Es el paro, estúpidos

Ni la gripe, ni el aborto, ni pelearse con los curas ni retirar tropas de aquí para mandarlas allí, ni Carla Bruni, ni siquiera la maldita palabra crisis. Es el paro, nada más que el paro, pero nada menos que 4 millones de parados. Esa es la cuestión y por mucho que se corra y se camufle el ...

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Ni la gripe, ni el aborto, ni pelearse con los curas ni retirar tropas de aquí para mandarlas allí, ni Carla Bruni, ni siquiera la maldita palabra crisis. Es el paro, nada más que el paro, pero nada menos que 4 millones de parados. Esa es la cuestión y por mucho que se corra y se camufle el rastro es por donde ZP  “va dando sangre”. El Gobierno está herido, malherido y lejos de taponarse el boquete, se agranda y ya deja cuajarones en las matas. Lo laten las encuestas y lo vocean los ojeadores.

Y el paro sólo tiene una cura: trabajo. Lo demás son cataplasmas. Es donde se está produciendo la gran confusión y el revoltijo. Porque son dos elementos que se intentan superponer y solapar. Una cosa es el subsidio, la cobertura del seguro de desempleo o las ayudas posteriores a los parados que son, como es ley, insoslayables, de puro derecho y de cajón. Pues claro que hay que proteger a las víctimas, pues faltaría más que no tuvieran lo que en derecho les corresponde y si puede ampliarse pues mejor.

Ahí, en hacer eso es en lo que pone todo el énfasis el Gobierno. Que no van a dejar a la intemperie a los parados. Muy bien. Aunque habrá que señalar que eso que debe hacerse puede, si en el peor de los casos, tener un día dificultades de cumplirse. Si el número sigue y sigue aumentando las arcas un día (ahora ni siquiera parece estar en el cercano horizonte) puede empezar a estar exhaustas. Para estos subsidios o para las pensiones. Era lo que decía llanamente el gobernador del Banco de España.
Pero el subsidio es el cuidado paliativo a la víctima. No es la solución. Afrontar la crisis, afrontar el paro, controlarlo y comenzar a vencerlo no es una cuestión de subsidio y es en ello donde Zapatero está fallando estrepitosamente. No se trata de subsidiar a más parados. Se trata de lograr que no haya más parados y que su número empiece a disminuir.

Y es ahí donde la inanición del Gobierno ha sido escandalosa. Ni cuando se elaboró el presupuesto, ni después, ni ahora el Gobierno parece entender que su obligación es poner en marcha todos los mecanismos, un plan general, urgente y pactado que convoque al conjunto de la sociedad española en un envite donde se juega su futuro. Un gran acuerdo nacional que contemple todos los sectores, desde el energético al agrario, desde los impuestos al mercado laboral, desde lo financiero a la reforma de la estructura de nuestra producción.
Esa es la demanda y ese es el clamor que no va a dejar de crecer. Porque no es la venda, que sí, que por supuesto hay que dar a quien ha sufrido ya el golpe, sino el ir al origen de la enfermedad, a lograr que no se destruya más empleo y que empiece a crearse nuevo. Y eso lo que vemos es que este Gobierno no tiene ni la más remota de cómo hacerlo y tan sólo espera a que algo suceda en el espacio exterior y les salga el sol. Pero este sol no va a salir sino lo forjamos entre todos y lo volvemos a hacer brillar. Con esfuerzo, con sacrificio y con trabajo.

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