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Anaes niega que las medidas de seguridad sean “sencillas”

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Desde la Asociación Nacional de Afectados y Enfermos de Silocisis (Anaes) niegan categóricamente que las medidas de seguridad relacionadas con el producto sean “sencillas”, como argumenta el fabricante. De hecho, creen que “no hay forma de manipular ese material sin peligro para la salud”, por eso piden que se deje de trabajar con él en las marmolerías. Anaes tampoco está del todo de acuerdo con la explicación de la empresa fabricante, aunque reconocen que, sobre todo a partir de la crisis económica, hay talleres en los que se manipula ese material sin ninguna medida de seguridad.

Recuerda Anaes que “ese material llegó a las marmolerías a principios de los años 90 del pasado siglo, y el fabricante dijo que se trabajaba igual que el granito, lo que pasa es que era más duro. En todo caso, no había especificaciones para su manipulación”. Fue “a finales de 2008 o principios de 2009 cuando pusieron las etiquetas, antes sólo llegaban las placas sin ninguna instrucción. Durante 14 años se trabajó como si fuera granito. Luego, imaginamos que tras surgir casos de silicosis, pusieron instrucciones sobre cómo manipular ese conglomerado de compacto de cuarzo”.

Relata Anaes que “la mayoría de los marmolistas trabajaba con mascarillas, con cortes de la pieza en húmedo, sobre todo desde el año 2005, cuando se implantó la elaboración de controles por número. Sus empresas, las marmolerías, en muchos casos realizaron inversiones enormes para salvaguardar la seguridad y la salud de los empleados”. Pero no eran medidas sencillas; por ejemplo, “una máquina para el corte por chorro de agua, que traía hasta chupones para que apenas tuviéramos que tocar la placa en bruto, costaba hasta 180.000 euros… también máquinas para crear los huecos donde va el lavado, los grifos, etc, costaba hasta 90.000 euros… es decir, que eso de que el corte, elaboración e instalación de Silestone® puede hacerse de forma totalmente segura si se siguen unas sencillas  medidas de seguridad, está lejos de la realidad”.

Y la situación ha empeorado. Anaes reconoce que “se sigue trabajando con ese material igual o peor que antes por la situación económica actual. Si antes la situación era más boyante, pues la empresa compraba un control numérico para la manipulación con agua y que en lugar de hacerlo un trabajador, lo hiciera una máquina, ahora se está trabajando con una rotaflex, con una radial, en casas y garajes particulares, a la antigua usanza. Son empresas que cerraron y que han cambiado de nombre, en muchos casos”.

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