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Andalucía

El 26J desata la enésima guerra soterrada en el PSOE

Díaz señala a Sánchez el camino de la oposición, pero Ferraz se niega a favorecer al PP. La presidenta achaca al coqueteo con Podemos la huida de votantes

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  • Susana Díaz -
  • Díaz se atribuye haber frenado el 'sorpasso' en toda España con los resultados de Andalucía
  • Replica a Luena que si sus resultados no son satisfactorios, "un 22% a nivel nacional" son mucho peores
  • "Si no conseguimos gobernar con 90 diputados, cómo lo vamos a hacer ahora con 85", se pregunta

El PSOE consumó este lunes su escenario más previsible: la ficticia tregua declarada entre las direcciones andaluza y federal estaba llamada a saltar por los aires en cuanto la campaña apagase sus focos y más aún si las urnas no eran benévolas. La crudeza que el 26J reservaba a los socialistas a ambos lados de Despeñaperros ha enterrado en apenas días los gestos de complicidad entre mitin y mitin que se dedicaron Pedro Sánchez y Susana Díaz, hasta el punto de que ésta reconocía a última hora de la mañana de ayer que ni siquiera se habían telefoneado aún. La relación entre ambos entra de nuevo en territorio gélido.

Ahora toca reconstruir un proyecto auténticamente atractivo, que tenga la credibilidad suficiente para salir de la oposición donde nos han colocado los españoles con su voto

Apenas diez horas después de asumir el fracaso, los pesos pesados de Ferraz y San Vicente comenzaron a enviarse recados. El primero, por boca del secretario de Organización federal, César Luena, que al analizar la escuálida cosecha de votos no dudó en declarar que los de Andalucía, en línea con los nacionales, tampoco eran “satisfactorios”.  Susana Díaz aún no había comparecido, pero cuando lo hizo tiró de artillería.

Escoltada por toda su Ejecutiva, la líder del PSOE-A se instaló en el patio de la sede regional para colocar, uno a uno, todos los puntos sobre las íes. Y en ese aluvión de mensajes, más de uno tenía como destinatario a Pedro Sánchez. El más cristalino, el que le recomienda que asuma por fin su derrota y abandone cualquier nueva tentación de intentar formar Gobierno. Su futuro está, según Díaz, en la gris bancada de la oposición. Lo deslizó con habilidad en una de sus recomendaciones a la dirección federal: el PSOE debe dedicarse ahora, como prioridad absoluta, a “reconstruir un proyecto atractivo que tenga la credibilidad suficiente para salir de la oposición donde nos han colocado”. Por si alguien albergaba dudas, lo aclaró: “Si con 90 escaños no fuimos capaces [de gobernar], con 85...”.

Como si el tiempo se hubiese detenido, la presidenta recuperaba la tesis que ya esbozó aquella noche ahora lejana del 20D: dejar gobernar al PP como lista más votada para que Rajoy se abrasase en su soledad parlamentaria y, de paso, frenar a Sánchez en su cortejo a Podemos. El problema es que ahora Ferraz se aferra a aquel corsé que la propia Díaz y otros barones impusieron al candidato en el Comité Federal de la discordia y que le impide, de forma taxativa, favorecer por acción u omisión (votar a favor o abstenerse) un Gobierno del PP. A eso se aferró ayer Luena, que, como Sánchez, insiste en votar en contra de Rajoy abriendo paso a otro bloqueo o a, quizás lo que más tema Díaz, otro intento de formar Gobierno.

Más ataques

En su análisis de lo sucedido la presidenta trató incluso de sacudirse el estigma de la primera derrota ante el PP. Recordó que ella no era “candidata a nada” el 26J y que sin embargo se dejó en campaña “la piel como la que más”. Lo volvería a hacer, aseguró, porque los resultados le siguen confiriendo galones. De hecho el PSOE-A, aclaró a Ferraz, es el que “ha evitado el sorpasso letal” de Podemos en toda España al alejar a los de Pablo Iglesias en Andalucía hasta en 537.000 votos, aportando “uno de cada cuatro votos socialistas, uno de cada cuatro diputados” y la victoria en dos de cada tres municipios de la comunidad. Y otro recado a Madrid sobre el intercambio de satisfacciones. Devolviéndole la crítica a Luena, confesó que los resultados aquí no han sido buenos, pero los de Sánchez tampoco son para tirar cohetes: “Si no estoy contenta con un 31,2% de votos, comprenderán que menos con un 22,6% a nivel nacional”, advirtió.

Otro recado más: si los votantes del PSOE han huido quizás sea por los “recelos y el miedo” a un Gobierno con Podemos, el partido cuyo líder, Pablo Iglesias, “ha puesto en bandeja el poder al PP como hizo en su día Anguita”.

La sonrisa y la autocrítica, por barrios

Juan Manuel Moreno Bonilla (Juanma a secas en terminología de partido) tiene este martes cita triunfal con los altos mandos del PP andaluz en un hotel sevillano. Será la Junta Directiva regional más plácida y efusiva desde que sujeta las riendas de la formación. Con su primera victoria en feudo socialista en la mochila, nadie se atreverá ahora a cuestionar su liderazgo, se diluirán entre la multitud quienes continuaban (que aún los hay) sin adivinar en él al renovador de la era post Zoido y todo serán aplausos. No en vano en su currículum puede ahora lucir que fue el primero en desbaratar el ciclo triunfal de cuatro triunfos consecutivos de Susana Díaz,  la enemiga política contra que se bate cada 15 días desde la bancada del Parlamento. Hasta ahora lo hacía sin recompensa, pero las tornas han cambiado.

Tan en la cresta de la ola se siente ahora el PP-A que ayer su secretaria general, Dolores López, recetó a Susana Díaz que abandone “la soberbia” porque “no conduce a nada”. Con sus 23 escaños y 1,4 millones de votos, le sugirió “reflexión y diálogo” y recordó al PSOE el carrusel de pactos que Moreno le ha ofrecido estos meses y que no han sido atendidos en el Parlamento.
Tocaba también reflexión en el bando de los emergentes, los grandes perjudicados el 26J.

Juan Marín hizo autocrítica un día después de ceder un escaño y dejarse un puñado de miles de votos por el camino respecto al 20D. La formación naranja traslada a Andalucía la gran queja de Albert Rivera contra una Ley Electoral que les penaliza y que, por ejemplo, les obliga a recaudar 80.000 votos para traducirlo en un diputado mientras el PP saca partido de sólo 66.500. Se quejó de eso y de la campaña “sucia” de los populares en su contra, pero celebró un 13% fiel de electorado a sus espaldas.

Menos voces en Podemos, acalladas por su discretísimo resultado pese a la confluencia. Su secretario de Organización, Jesús Rodríguez, lo achacó a la abstención.

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