La salida del Reino Unido de la UE, aprobada en referéndum el pasado mes de junio, coloca a Gibraltar en un complicado escenario: el Peñón quiere seguir siendo británico pero conservar las ventajas de la libertad de mercancías, capitales y tránsito de ciudadanos del que aún disfruta por su pertenencia a la Unión. Su ministro principal, Fabian Picardo, plantea soluciones a ése y otros temas en la entrevista concedida este miércoles a
Acento Andaluz, el programa de Ondaluz TV.
¿Fue la madrugada del 24 de junio, cuando se conoció el resultado de la consulta sobre el Brexit, una noche negra para el Reino Unido y por extensión para Gibraltar?
–Sí, para ambas partes. Creo que es una decisión equivocada para el Reino Unido. En campaña todos los partidos, actores sociales, sindicatos... todos dijimos que Gibraltar quería seguir siendo parte del proyecto europeo. Creemos en eso, quizás porque somos parte del continente europeo y no como el Reino Unido, que se siente una isla. El Brexit no será ese cuento de hadas que se presentó en el referéndum con puntos de vista no reales. Se mintió al público y ya hay consecuencias económicas.
¿Pero puede haber aún marcha atrás?
–No, no hay marcha atrás posible. Es posible que en esa marcha hacia adelante la gente se dé cuenta de que esto puede ser imposible, no seguir con el tema... Parece que hay miedo a que la Cámara de los Comunes pueda debatir y tomar una decisión sobre cómo gestionarlo, como si fueran a hacer algo para parar la decisión del referéndum. Eso sería posible analizando la evidencia de lo que le ocurre por ejemplo desde el 24 de junio al mercado británico y a la libra, que ya están pagando las consecuencias.
¿Le afecta ya a Gibraltar?
–Sí, claro. Quien viene a trabajar a Gibraltar ya ha sufrido una rebaja del 10%-12% en su nómina, por la devaluación de la libra. Lo único que se puede hacer para compensarlo es comprar en comercios de Gibraltar en lugar de en otros de la zona. Si cobras en libras y compras también en libras eso ayuda.
¿Teme que el Brexit golpee al turismo?
–El turismo aún no se ha visto afectado, pero puede ocurrir si en la frontera se crea un régimen por el que sea más difícil de atravesar que el de hoy, pero eso no tiene por qué ser un resultado del Brexit. Ya lo hemos visto cuando hemos estado plenamente integrados en la UE y se nos imponían cinco horas de cola para salir de Gibraltar y dos o tres horas para entrar. Si miras cómo opera una frontera externa de la UE, como la de Algeciras con Marruecos, te das cuenta de que se mueve con más fluidez incluso que la interna europea de Gibraltar con España.
El ministro español de Exteriores ha advertido de que si no hay cosoberanía de Gibraltar, con el Reino Unido fuera de la UE, puede ocurrir que regrese la Verja...
–Exactamente a eso me refiero. El señor Margallo plantea que si acabamos siendo un país tercero a la Unión, que puede ser donde acabemos, el precio de no aceptar la cosoberanía será que no podamos tener una frontera fluida. Nosotros defendemos lo contrario: ser un país tercero de la UE si finalmente estamos fuera y, al mismo tiempo, que haya fluidez en frontera para los trabajadores o quienes quieran visitar Gibraltar.
Pero eso se puede complicar fácilmente con sólo una orden desde Madrid a los agentes que controlan ese paso...
–Bueno, para eso no hay que estar fuera de la UE o ser un país tercero. Ya ocurrió estando plenamente en la UE en 2012 y 2013. Cuando el señor Margallo nos habla del frío que puede hacer fuera de la UE es el mismo frío que ya ha aplicado a Gibraltar. La falta de fluidez en la frontera ya la impuso él, y todas las cosas que él nos postula que pueden ocurrir si aceptamos su oferta, como que no se bloqueen los acuerdos de libre movimiento en el aire, desbloquear toda la legislación europea, fomentar toda esa riqueza que podemos crear conjuntamente... todo eso está bloqueado hoy pero porque quien lo bloquea es él. Los gibraltareños no tenemos que aceptar la soberanía conjunta para desbloquear todo eso porque ya lo desbloqueó el señor Moratinos con el Acuerdo de Córdoba. Todo se encauzó pero llegó Margallo en 2011 y lo primero que dijo es “Gibraltar español” y deshacer los acuerdos. No hace falta llegar a la soberanía conjunta: sólo dar un paso atrás, volver a Córdoba y a los acuerdos trilaterales. Ahí podemos hablar de todo, menos de soberanía.
¿Pero ve voluntad de diálogo entre todas las partes?
–Creo que hay voluntad de diálogo en Londres, en Gibraltar y en todos los sectores políticos de España menos en el actual Ministerio de Asuntos Exteriores. Todos los partidos, salvo el PP, son unánimes en intentar buscar consenso y diálogo para fomentar el futuro de la comarca tras el Brexit. Sólo el PP postula que el precio es la cosoberanía, pero no todas las voces del PP, porque el PP en La Línea o en la Mancomunidad de Municipios aboga por la colaboración en beneficio de los trabajadores de la zona.
La Junta de Andalucía también se ha mostrado esta semana partidaria del diálogo.
–Comparto absolutamente esas declaraciones de la Junta, muy acertadas. Es ahí donde queremos estar: en el diálogo constante entre Junta, Mancomunidad, Gibraltar, Reino Unido y España. Así trabajamos antes de que el Brexit fuera un fantasma y lo hicimos en beneficio de la zona, avanzábamos mucho. Con acuerdos como el de Córdoba, por ejemplo, pagamos las pensiones de quien trabajaba en Gibraltar incluso antes de que Franco cerrara la frontera. Y hemos seguido haciéndolo. La Junta ha sido exquisita en decir que siguen siendo leales al tema institucional de la reclamación de Gibraltar pero que buscan otra vía para que sigamos llevándonos bien y colaborando por el bien de las poblaciones…
Pero con el Brexit y la salida de la UE, y además sin aceptar la cosoberanía española, ¿cuál es su hoja de ruta?
–El Brexit puede ser un gran problema para la zona si se gestiona en los términos de que el precio a pagar para seguir siendo parte de la UE y seguir teniendo por tanto libre movimiento de personas y de acceso a los mercados es la cosoberanía. Gibraltar nunca va a pagar ese precio. Lo que yo postulo, y parece algo realista, es la gran posibilidad de que Gibraltar tenga acceso a esas cuatro libertades europeas [de mercancías, trabajadores, servicios y capitales] sin necesidad de estar integrados en la UE. Yo no pretendo separarme del Reino Unido, lo que planteo, porque somos sólo 2,5 millas en territorio europeo y no de las islas británicas, es que no tiene sentido que no se apliquen aquí, en la punta del sur de la comunidad europea, los principios de la UE; que un ciudadano tenga capacidad de moverse por toda la UE pero al llegar a ese extremo de Europa dejen de prevalecer esas libertades. No tiene sentido. Lo que lo tiene es buscar un estatus similar al Andorra, San Marino, Liechtenstein o Mónaco. Queremos ser miembros asociados o que se nos apliquen esas cuatro libertades, porque lo único que la UE exige cuando cierra un acuerdo con un pequeño territorio es que las acepte y las aplique. Y Gibraltar está dispuesto a aceptarlas y aplicarlas.
¿Con un nuevo Gobierno del PP en España todo eso sería más complicado?
–Quien gobierne en España es un tema exclusivamente competencia del electorado español. A mí, como líder de un partido socialista, me gustaría que gobernase el PSOE, pero a este ministro principal lo que se le puede pedir sólo es que trate con el Gobierno que salga de las urnas en un proceso de diálogo digno para Gibraltar, ya sea volviendo al tripartito o buscando otra fórmula.
Al margen del Brexit, ¿no es un anacronismo la situación o el estatus de Gibraltar?
–Estoy de acuerdo en que Gibraltar es un anacronismo internacional legal pero por una razón: somos colonia porque España insiste en que no se nos quite de la lista de esos territorios por su reclamación territorial. Si no, no sería colonia. Lo ha declarado así el Reino Unido, Gibraltar... Pero Naciones Unidas se queda mutis porque España insiste en que la descolonización sólo se producirá cuando Gibraltar se integre en España. España debería sacarnos de esa lista y vernos como lo que somos: un territorio con autogobierno. Que dejen de darnos azotes cuando estén cabreados y besitos cuando quieran seducirnos...
Usted no acepta que se hable de Gibraltar como un paraíso fiscal...
–N0 es que no lo acepte yo, es que sólo hay que mirar la lista de paraísos fiscales de la UE, donde no figuramos. El sustento de esas acusaciones sólo se produce en España. Si el resto del mundo te llama centro financiero y no paraíso fiscal y sólo te lo llaman donde te quieren usurpar la soberanía es porque es un concepto político, no jurídico.
¿Cuál es entonces la fórmula del éxito económico? Porque las diferencias con los municipios cercanos son abismales...
–Nosotros somos muy pequeños como para que este ministro pueda pretender dar lecciones a nadie. La nuestra es una economía pequeña y más fácil de llevar. Es una zona muy castigada por el Gobierno central, de ahí que sea un acierto de los alcaldes de la zona la carta al ministro Margallo en la que piden un régimen económico especial para la zona, que sería muy bueno para todos los municipios y para Gibraltar porque podríamos atraer más inversión. Hoy hay 12.000 puestos de trabajo de personas que cruzan la frontera; de ellos, 7.000 españoles y 5.000 de otras nacionalidades. Somos el 25% del PIB de la zona. Si trabajásemos conjuntamente, si dejásemos de pelearnos y de dar titulares de prensa podríamos crear 100.000 puestos de trabajo para toda la zona, no sólo Gibraltar. Si la energía que gastamos en titulares la destinásemos a promocionar esta parte del mundo no habría quien nos parara.
¿Por qué entonces siempre que se habla de Gibraltar se traslada la imagen de enfrentamiento, de conflictos?
–Es un tema de medios. El Gobierno central le presenta a los medios nacionales una oportunidad de representar a Gibraltar de una manera particular justo cuando ese mismo Gobierno tiene problemas serios de corrupción u otro cualquiera. Es lo que vende y hay cadenas que te mandan un reportero para contar algo que es extraordinariamente mentira… Lo único que interesa es lo que suena sólo a verdad, aunque no lo sea.
¿No es necesaria entonces por parte de Gibraltar un plus de pedagogía?
–Intentamos hacerlo. En el Reino Unido, Francia, Italia, EEUU... se conoce el verdadero Gibraltar. Pero de Despeñaperros hacia arriba se conoce otro que no existe, difamado por las cosas que se dicen desde Exteriores que no son verdad. En verano de 2013 dije que el ciudadano español no le perdonaría a su Gobierno que le mintiera tanto sobre Gibraltar. Ha habido incluso sentencias del Tribunal Europeo y de departamentos como el de Medio Ambiente que dicen que el famoso arrecife artificial no era perjudicial. Pero eso no sale en RTVE...
La fórmula del “cariño”, aval diplomático
Más allá de las diferencias políticas y de la lucha de banderas, el ministro principal de Gibraltar reconoce que en suelo español se siente cómodo. “Conozco esta zona casi íntimamente. Soy un gibraltareño muy muy británico, pero también muy cercano al sur de España. En Andalucía nos acoge gente que consideramos ya como de nuestra familia. Aquí nos sentimos como en casa vecina”, desgranaba ayer en el arranque de la entrevista. No en vano su abuela (“la única de los cuatro que conocí”, puntualiza) era española. “Cuando me quieren hacer una entrevista provocadora me preguntan si odio a los españoles. Soy incapaz... ¡Pero si tengo sangre española!”, proclama recordando a aquella mujer que llegó a Gibraltar como exiliada republicana.
La proximidad histórica de municipios que se tocan pero pertenecen a reinos distintos es lo que le permite reivindicar, con conocimiento de causa, la fórmula “del cariño” para resolver cualquier conflicto. “Hablar como hace el señor Margallo de cierre de fronteras no es sólo un palo económico a la zona, es partir corazones de nuevo”. Y sabe de lo que habla: “Yo he estado en esa frontera, en la Verja, viendo a un familiar a 500 metros en tiempos de Franco. Eso se haría en una dictadura, pero no en democracia”.
Como guinda, se declara hincha del Lincoln Red, el equipo de fútbol de la Roca, pero su pasión es el Liverpool. “Si jugasen juntos no sé de qué lado tiraría”, bromea.