Tres décadas después de asumir las competencias en Educación y tras consumir buena parte de sus energías más recientes en combatir la Lomce, la OCDE le ha dibujado este martes a la Junta de Andalucía cuál es en realidad el resultado de su política en las aulas. Según las conclusiones del Informe PISA, en los centros de las ocho provincias de la comunidad se citan a diario los peores alumnos en competencia científica de toda España y los que viajan en el segundo vagón de cola en comprensión lectora y matemáticas. Hay un dato que hace sonar aún más las alarmas: en la primera y la tercera de esas capacidades incluso se han empeorado los resultados obtenidos en 2012.
Ese paraje desolador es el que ha trazado el ya famoso Programa Internacional para la Evolución de Estudiantes, que se convoca cada tres años y es más conocido por PISA, sus siglas en inglés. Los datos se han conocido ahora, aunque los 540.000 alumnos de 15 años y 72 países que se sometieron a su veredicto se examinaron en realidad en 2015.
Si el resultado en 2012 para Andalucía era preocupante, el conocido este martes removió, pese a ser festivo, los cimientos de la Consejería de Educación. Lo que diferencia al Informe PISA de una evaluación al uso es que no trata de averiguar qué sabe un alumno sino qué uso es capaz de dar a sus conocimientos. Algo falla entonces en el sistema andaluz, incapaz de generar resultados pese a que desde hace años se orienta precisamente hacia adquirir “competencias” y no tanto a memorizar contenidos.
El balance es paupérrimo. Los estudiantes andaluces, con una puntuación media de 473, son los últimos del país en competencia científica. La media española está en 493, idéntica a la de la OCDE, y Castilla y León marca el registro máximo con 519. Singapur, con 556, está a años luz. Lo peor es que hace tres años el dato regional era aún mejor y marcaba 486 puntos. El Informe PISA no puntúa de 0 a 10, sino que establece una franja media de 500: todo lo que supere ese nivel es bueno y lo que quede por debajo, malo.
A nuestros jóvenes tampoco se les da bien leer. Los 479 puntos en ese apartado hunden a Andalucía en la penúltima posición de España. Mejora en dos puntos el resultado de 2012 pero sólo supera ya a Extremadura. La media nacional es 496 y Castilla y León lidera de nuevo (522), no muy lejos del récord internacional también de Singapur (535).
Tercer suspenso histórico, esta vez en Matemáticas. Los estudiantes de la comunidad son de nuevo los segundos... por la cola: 466 puntos, empeorando en seis el nivel de hace tres años. Veinte puntos bajo el promedio nacional y sin oler el listón de Navarra (518). Singapur, cómo no, triunfa en todo el planeta (564),
La Junta, “sorprendida”
Hay motivos para la preocupación. La OCDE calcula que 30 puntos de déficit equivalen a un curso. Si un alumno de 15 años andaluz está a 58 puntos de otro navarro en competencia matemática implica que arrastra una friolera de casi dos cursos de retraso. En las otras dos competencias superarían el curso de desventaja frente a Castilla y León.
La Junta de Andalucía reconoce su “sorpresa”, literal, por el erial cosechado. Escapa como puede del chaparrón con un triple mensaje: hay que animar “a la comunidad educativa a mejorar”, se escuda en que el mayor peso este año de la competencia científica les ha perjudicado y, de paso, reparte culpas con el Gobierno central porque intuye que l0s resultados pueden ser culpa de la Lomce. Paradojas de la vida, la Consejería presentó hace días su Plan de Éxito Educativo 2016-2020, que quizás se vea ahora obligada a revisar muy a fondo.