?Lo ideal sería que no abortáramos, pero como se hace la ley es necesaria?
Margarida Ledo ?Delegada municipal de Igualdad y Salud?
Sobre la mesa del debate social en España hay cuestiones que desde Jerez se trabajan desde hace años: la reforma de la ley del aborto o la dispensación sin receta de la píldora postcoital son asuntos polémicos para los que la delegada de Igualdad y Salud cree tener respuestas.
—¿Es posible la igualdad?
—Yo creo que es posible, aparte de deseable. Pero hay que seguir trabajando, porque la igualdad, como todos los avances sociales, no se consigue por decreto, sino cambiando las mentalidades, creando condiciones en la sociedad para que se produzca. Hemos avanzado bastante, y las que ya tenemos más años y referencias de dónde veníamos, lo notamos. Se ha avanzado en el marco legislativo, sobre todo en la última legislatura, con leyes importatísimas, pero ahora hay que trabajar para desarrollar esas leyes y poner recursos. No está todo conseguido, porque una cosa es la igualdad formal y otra la real. Los hombres y mujeres no viven todavía en igualdad.
—Y en Jerez eso se nota.
—Como en todos lados y en muchos aspectos, porque Jerez no es una isla. Pero siendo positivos, aquí se notan muchos avances, como en la violencia de género: hay una mayor sensibilidad social en la actuación de los jerezanos, hay muchos hombres participando, cuando sucede un problema de violencia notamos un mayor apoyo del entorno... pero es cierto que hay muchas situaciones en las que nos queda mucho camino por recorrer: el acceso al empleo, por ejemplo.
—Este tema es preocupante, porque el número de mujeres desempleadas casi duplica al de los hombres. ¿Es problema tal vez de formación?
—Eso es lo que dicen las listas de desempleados, pero creo que hay algo que es positivo: que muchas mujeres han dado el paso de buscar un empleo, tengan la edad que tengan, incluso más de 50 años. El problema es que hay falta de cualificación profesional; la formación no garantiza el trabajo, pero da más posibilidad de inserción en el mercado laboral. Eso es un problema, pero también un reto para las administraciones, seguir trabajando en la cualificación de las mujeres para que accedan al trabajo.
—¿Son realmente efectivas las cuotas legales para que la mujer llegue a las más altas esferas de empresas y administraciones?
—Yo estoy totalmente de acuerdo con las cuotas. El PSOE lleva defendiendo desde hace mucho la Ley de Igualdad, que es importantísima aunque todavía queda mucho por ver su impacto, y sus cuotas. Ya en política desde la faceta interna se ha trabajado y ha sido muy importante para permitir que la mujer también acceda los altos cargos. Lo ideal es una sociedad donde mujeres y hombres tengamos las mismas condiciones y oportunidades de acceso, pero eso no es real. Por eso el sistema de cuotas facilita que el mayor número de mujeres acceda. El que tiene el poder difícilmente lo suelta y dificulta el acceso a otros grupos. No comulgo con lo que dice el PP de que quien más cualidades tenga, sea hombre o mujer, acceda al puesto, porque no se dan aún las condiciones de igualdad para ello. El mayor número de currículos y los mejores son de mujeres, pero en el desarrollo de sus posibilidades laborales no se corresponde con la de los hombres. En situación de desigualdad, estoy de acuerdo con la discriminación positiva.
— Y según su argumentación, el Ministerio de Igualdad o su Delegación siguen siendo necesarios.
—La creación del Ministerio ha demostrado la claridad política de Zapatero por trabajar por la igualdad. Es importante que haya presupuestos enfocados a trabajar políticas de género. No es fácil crearlo desde la nada, pero tengo muchas esperanzas en él.
—Y una de esas medidas, al menos la más debatida, en la reforma de la Ley del Aborto. ¿Demasiados puntos polémicos?
— Creo que es absolutamente necesaria. La anterior no daba seguridad ni a las mujeres ni a los profesionales. Este tema provoca debate social, pero creo que evitar el debate no es bueno. El hecho es que se producen abortos. Yo como todas las mujeres creo que ninguna pasa por esta situación alegremente. Para que una mujer decida abortar es porque tiene motivos sobrados para llegar a esa situación.
—Es una decisión meditada.
—Sí, yo he trabajado mucho en planificación familiar y he conocido situaciones de este tipo, y nadie toma esta decisión alegremente. Pero cuando una mujer la toma, debe tener seguridad y también igualdad de acceso a los recursos. Y los profesionales deben tener seguridad en su desarrollo profesional. Y la actual ley con los supuestos no la garantizaba a ninguno. Muchas de las interrupciones se hacían por el supuesto de problemas psíquicos, que no todas respondían a la realidad. Creo que debía haberse hecho desde hace tiempo, pero el PP no la hizo, y se han estado realizando abortos en situaciones menos claras y controladas. No me escandaliza que haya mujeres que tengan que abortar, pero me gustaría que eso no ocurriese.
—Pero hay que trabajar entre todos.
—Sí, porque trabajar en contra del aborto es hacerlo para que haya una buen formación e información sobre sexualidad. Hay que educar a los jóvenes y no tan jóvenes. Hay que facilitar los medios anticonceptivos, también la píldora postcoital, hay que reforzar la autoestima de las chicas diciéndoles que pueden decir no, que no toda la sexualidad es penetración y no pasa nada, decirle a los chicos que son responsables también y a los padres hay que apoyarlos en la educación. La sexualidad no puede ser un tema tabú. Y ahí tenemos que estar las instituciones para ayudar en la educación, para que los adolescentes tengan confianza con sus padres para evitar los riesgos. Los embarazos no deseados son un problema enorme para cualquier mujer. Pero se necesita la ley para dar igualdad de oportunidades a todas, tengan o no tengan dinero, vivan en la comunidad que sea, así como seguridad a todos.
—¿Respalda incluso que las menores de 16 años no tengan que contar con la autorización de sus padres?
—Lo que tiene que prevalecer es la opinión de la joven. Con 16 años se tiene capacidad jurídica para casarse, para trabajar, desde los 13 tiene capacidad jurídica para tener relaciones sexuales, y con 16 años se tiene capacidad para ser madre si decide seguir con el embarazo y nadie se lo cuestiona. Reconozco que en el caso del aborto los padres se preocupen, todos lo hacemos. Pero este es un debate que ha estado muy dirigido políticamente, porque la ley sólo dice que en situaciones de conflicto prevalece la voluntad de la joven, y en ningún caso se prohíbe que hable con sus padres.
—Pero el debate es necesario.
—Sí, y hay debate e incluso dentro de mi partido en torno a que si los padres deben o no ser informados. Creo que no estaría de más que los padres fueran informados, pero eso tendrá que ver mucho con las situaciones particulares, de cada caso. Yo soy de la opinión de que la voluntad de la chica es la que tiene que prevalecer, porque es su futuro, su proyecto de vida la que está en juego. Creo que lo ideal es que la que se vea en una situación de este tipo hable con sus padres, que deben haber estado siempre, y eso es lo normal, que se busque el apoyo de sus padres. Pero en las ocasiones en que el vínculo está roto, que no haya confianza, que haya temor a que no entiendan o que prohiban esta decisión, sí tiene que prevalecer la opinión de la joven.
—¿Debe ser el aborto un derecho?
—Sí, lo creo. Es un derecho que tienen las mujeres y esos que ahora lo cuestionan, no lo hicieron en los ocho años de Gobierno del PP. Creo que hay ciertos temas que no deberían utilizarse políticamente, y el PP siempre está en contra de los avances sociales: pasó con la ley del divorcio, que parecía que todos nos íbamos a divorciar y al final los del PP se han diovorciado igual; lo mismo con la del matrimonio del mismo sexo. Es un derecho y hay que regularlo.
—Ustedes tienen experiencia en controlar el acceso a la píldora del día después. ¿Seguirá igual pese a que se pueda vender sin receta?
—Sí, seguirá habiendo control. No es un método anticonceptivo. Hay que facilitar su administración, pero debe ir acompañada de información, no tanto por los efectos secundarias, sino porque hay que fomentar el uso del preservativo entre los jóvenes. La postcoital evita un embarazo no deseado y por eso hay que facilitar su acceso, pero no te evita el contagio de una enfermedad sexual. El hecho que se dé en las farmacias no evita que el farmacéutico no dé esa información. Y ahora hay dificultades para acceder a ella.
—¿Qué se puede hacer contra la violencia de género, que no cesa?
—Esa es nuestra prioridad. Se nota que la sociedad cambia, pero la demanda de ayuda va aumentando todos los años. Vienen más mujeres por información, vienen antes y aguantan menos años el ciclo de la violencia, pero sigue siendo un problema. Hemos tenido tres casos muy desgraciados en poco tiempo. Somos conscientes de que hay que seguir trabajando, por un lado facilitando a las mujeres que dan el paso la mejor atención y el apoyo integral; y por otro, mejorando le protocolo interinstitucional y los medios a nuestro alcance. Y en esto ha ayudado mucho la Ley Integral, porque ha agilizado los procesos y los ha centralizado en juzgados específicos. Pero sobre todo, hay que seguir educando a los más pequenos en igualdad, porque la raíz de la violencia de género está en la desigualdad entre hombres y mujeres, en el sentimiento de pertenencia de los hombres; si lo logramos estamos previniendo la violencia contra las mujeres.
“El hombre debe saber que si cambia, gana”
Esto tiene que ser un pacto social entre hombres y mujeres. Tenemos que construir una realidad donde hombres y mujeres seamos más felices”. Y como muestra, un botón: “Si educamos a los chicos desde pequeños en que ellos van a ser especiales por ser hombres y serán los reyes, cuando después se topen con la realidad, y con mujeres que les digan que somos iguales, se sentirán frustrados. Lo mejor es educarles en la realidad”, asume Ledo. Y para ello, y de forma pionera, el Ayuntamiento tiene en marcha uno de los referentes en formación masculina de todo el país y de parte de Europa: el programa Hombres por la Igualdad. Y es que la ecuación es básica: no es posible cambiar una sociedad sólo trabajando con una parte. Se necesita que las dos mitades esté plenamente de acuerdo, si no, aparecen las disfunciones. Y eso es lo que se pretende. Pero, ¿aceptan de buen grado los hombres jerezanos reeducarse en las tendencias de la demanda de la masculinidad de la sociedad actual, o sigue habiendo mucha reticencias? “La verdad es que se nota que cada vez participan más hombres es los programas que ponemos en marcha, sobre todo la muestra de fotografías ‘Hombres en proceso de cambio’, no sólo presentándolas al concurso, sino visitando la exposición; tenemos más demandas de talleres para chicos; hay que llegar a los hombres por otros mecanismos, pero lo importante es que el hombre sepa que con este cambio tiene mucho que ganar. Los hombres deben cambiar no porque las mujeres queramos, sino porque ganan endesarrollo personal (más cuidado con su salud, más expresividad, atención a su paternidad...)”. Además, el Ayuntamiento, cumpliendo el mandato del pleno, se personará como acusación particular en el último caso de agresión homófoga. “Trabajamos por una ciudad donde haya espacios para todos. Toda la ciudadanía debe decir basta, queremos una ciudad donde se respete a todos. No podemos consentir que haya personas víctimas de agresiones por su orientación sexual. Ese es su derecho, y hay que respetarlo”.
—¿Es posible la igualdad?
—Yo creo que es posible, aparte de deseable. Pero hay que seguir trabajando, porque la igualdad, como todos los avances sociales, no se consigue por decreto, sino cambiando las mentalidades, creando condiciones en la sociedad para que se produzca. Hemos avanzado bastante, y las que ya tenemos más años y referencias de dónde veníamos, lo notamos. Se ha avanzado en el marco legislativo, sobre todo en la última legislatura, con leyes importatísimas, pero ahora hay que trabajar para desarrollar esas leyes y poner recursos. No está todo conseguido, porque una cosa es la igualdad formal y otra la real. Los hombres y mujeres no viven todavía en igualdad.
—Y en Jerez eso se nota.
—Como en todos lados y en muchos aspectos, porque Jerez no es una isla. Pero siendo positivos, aquí se notan muchos avances, como en la violencia de género: hay una mayor sensibilidad social en la actuación de los jerezanos, hay muchos hombres participando, cuando sucede un problema de violencia notamos un mayor apoyo del entorno... pero es cierto que hay muchas situaciones en las que nos queda mucho camino por recorrer: el acceso al empleo, por ejemplo.
—Este tema es preocupante, porque el número de mujeres desempleadas casi duplica al de los hombres. ¿Es problema tal vez de formación?
—Eso es lo que dicen las listas de desempleados, pero creo que hay algo que es positivo: que muchas mujeres han dado el paso de buscar un empleo, tengan la edad que tengan, incluso más de 50 años. El problema es que hay falta de cualificación profesional; la formación no garantiza el trabajo, pero da más posibilidad de inserción en el mercado laboral. Eso es un problema, pero también un reto para las administraciones, seguir trabajando en la cualificación de las mujeres para que accedan al trabajo.
—¿Son realmente efectivas las cuotas legales para que la mujer llegue a las más altas esferas de empresas y administraciones?
—Yo estoy totalmente de acuerdo con las cuotas. El PSOE lleva defendiendo desde hace mucho la Ley de Igualdad, que es importantísima aunque todavía queda mucho por ver su impacto, y sus cuotas. Ya en política desde la faceta interna se ha trabajado y ha sido muy importante para permitir que la mujer también acceda los altos cargos. Lo ideal es una sociedad donde mujeres y hombres tengamos las mismas condiciones y oportunidades de acceso, pero eso no es real. Por eso el sistema de cuotas facilita que el mayor número de mujeres acceda. El que tiene el poder difícilmente lo suelta y dificulta el acceso a otros grupos. No comulgo con lo que dice el PP de que quien más cualidades tenga, sea hombre o mujer, acceda al puesto, porque no se dan aún las condiciones de igualdad para ello. El mayor número de currículos y los mejores son de mujeres, pero en el desarrollo de sus posibilidades laborales no se corresponde con la de los hombres. En situación de desigualdad, estoy de acuerdo con la discriminación positiva.
— Y según su argumentación, el Ministerio de Igualdad o su Delegación siguen siendo necesarios.
—La creación del Ministerio ha demostrado la claridad política de Zapatero por trabajar por la igualdad. Es importante que haya presupuestos enfocados a trabajar políticas de género. No es fácil crearlo desde la nada, pero tengo muchas esperanzas en él.
—Y una de esas medidas, al menos la más debatida, en la reforma de la Ley del Aborto. ¿Demasiados puntos polémicos?
— Creo que es absolutamente necesaria. La anterior no daba seguridad ni a las mujeres ni a los profesionales. Este tema provoca debate social, pero creo que evitar el debate no es bueno. El hecho es que se producen abortos. Yo como todas las mujeres creo que ninguna pasa por esta situación alegremente. Para que una mujer decida abortar es porque tiene motivos sobrados para llegar a esa situación.
—Es una decisión meditada.
—Sí, yo he trabajado mucho en planificación familiar y he conocido situaciones de este tipo, y nadie toma esta decisión alegremente. Pero cuando una mujer la toma, debe tener seguridad y también igualdad de acceso a los recursos. Y los profesionales deben tener seguridad en su desarrollo profesional. Y la actual ley con los supuestos no la garantizaba a ninguno. Muchas de las interrupciones se hacían por el supuesto de problemas psíquicos, que no todas respondían a la realidad. Creo que debía haberse hecho desde hace tiempo, pero el PP no la hizo, y se han estado realizando abortos en situaciones menos claras y controladas. No me escandaliza que haya mujeres que tengan que abortar, pero me gustaría que eso no ocurriese.
—Pero hay que trabajar entre todos.
—Sí, porque trabajar en contra del aborto es hacerlo para que haya una buen formación e información sobre sexualidad. Hay que educar a los jóvenes y no tan jóvenes. Hay que facilitar los medios anticonceptivos, también la píldora postcoital, hay que reforzar la autoestima de las chicas diciéndoles que pueden decir no, que no toda la sexualidad es penetración y no pasa nada, decirle a los chicos que son responsables también y a los padres hay que apoyarlos en la educación. La sexualidad no puede ser un tema tabú. Y ahí tenemos que estar las instituciones para ayudar en la educación, para que los adolescentes tengan confianza con sus padres para evitar los riesgos. Los embarazos no deseados son un problema enorme para cualquier mujer. Pero se necesita la ley para dar igualdad de oportunidades a todas, tengan o no tengan dinero, vivan en la comunidad que sea, así como seguridad a todos.
—¿Respalda incluso que las menores de 16 años no tengan que contar con la autorización de sus padres?
—Lo que tiene que prevalecer es la opinión de la joven. Con 16 años se tiene capacidad jurídica para casarse, para trabajar, desde los 13 tiene capacidad jurídica para tener relaciones sexuales, y con 16 años se tiene capacidad para ser madre si decide seguir con el embarazo y nadie se lo cuestiona. Reconozco que en el caso del aborto los padres se preocupen, todos lo hacemos. Pero este es un debate que ha estado muy dirigido políticamente, porque la ley sólo dice que en situaciones de conflicto prevalece la voluntad de la joven, y en ningún caso se prohíbe que hable con sus padres.
—Pero el debate es necesario.
—Sí, y hay debate e incluso dentro de mi partido en torno a que si los padres deben o no ser informados. Creo que no estaría de más que los padres fueran informados, pero eso tendrá que ver mucho con las situaciones particulares, de cada caso. Yo soy de la opinión de que la voluntad de la chica es la que tiene que prevalecer, porque es su futuro, su proyecto de vida la que está en juego. Creo que lo ideal es que la que se vea en una situación de este tipo hable con sus padres, que deben haber estado siempre, y eso es lo normal, que se busque el apoyo de sus padres. Pero en las ocasiones en que el vínculo está roto, que no haya confianza, que haya temor a que no entiendan o que prohiban esta decisión, sí tiene que prevalecer la opinión de la joven.
—¿Debe ser el aborto un derecho?
—Sí, lo creo. Es un derecho que tienen las mujeres y esos que ahora lo cuestionan, no lo hicieron en los ocho años de Gobierno del PP. Creo que hay ciertos temas que no deberían utilizarse políticamente, y el PP siempre está en contra de los avances sociales: pasó con la ley del divorcio, que parecía que todos nos íbamos a divorciar y al final los del PP se han diovorciado igual; lo mismo con la del matrimonio del mismo sexo. Es un derecho y hay que regularlo.
—Ustedes tienen experiencia en controlar el acceso a la píldora del día después. ¿Seguirá igual pese a que se pueda vender sin receta?
—Sí, seguirá habiendo control. No es un método anticonceptivo. Hay que facilitar su administración, pero debe ir acompañada de información, no tanto por los efectos secundarias, sino porque hay que fomentar el uso del preservativo entre los jóvenes. La postcoital evita un embarazo no deseado y por eso hay que facilitar su acceso, pero no te evita el contagio de una enfermedad sexual. El hecho que se dé en las farmacias no evita que el farmacéutico no dé esa información. Y ahora hay dificultades para acceder a ella.
—¿Qué se puede hacer contra la violencia de género, que no cesa?
—Esa es nuestra prioridad. Se nota que la sociedad cambia, pero la demanda de ayuda va aumentando todos los años. Vienen más mujeres por información, vienen antes y aguantan menos años el ciclo de la violencia, pero sigue siendo un problema. Hemos tenido tres casos muy desgraciados en poco tiempo. Somos conscientes de que hay que seguir trabajando, por un lado facilitando a las mujeres que dan el paso la mejor atención y el apoyo integral; y por otro, mejorando le protocolo interinstitucional y los medios a nuestro alcance. Y en esto ha ayudado mucho la Ley Integral, porque ha agilizado los procesos y los ha centralizado en juzgados específicos. Pero sobre todo, hay que seguir educando a los más pequenos en igualdad, porque la raíz de la violencia de género está en la desigualdad entre hombres y mujeres, en el sentimiento de pertenencia de los hombres; si lo logramos estamos previniendo la violencia contra las mujeres.
“El hombre debe saber que si cambia, gana”
Esto tiene que ser un pacto social entre hombres y mujeres. Tenemos que construir una realidad donde hombres y mujeres seamos más felices”. Y como muestra, un botón: “Si educamos a los chicos desde pequeños en que ellos van a ser especiales por ser hombres y serán los reyes, cuando después se topen con la realidad, y con mujeres que les digan que somos iguales, se sentirán frustrados. Lo mejor es educarles en la realidad”, asume Ledo. Y para ello, y de forma pionera, el Ayuntamiento tiene en marcha uno de los referentes en formación masculina de todo el país y de parte de Europa: el programa Hombres por la Igualdad. Y es que la ecuación es básica: no es posible cambiar una sociedad sólo trabajando con una parte. Se necesita que las dos mitades esté plenamente de acuerdo, si no, aparecen las disfunciones. Y eso es lo que se pretende. Pero, ¿aceptan de buen grado los hombres jerezanos reeducarse en las tendencias de la demanda de la masculinidad de la sociedad actual, o sigue habiendo mucha reticencias? “La verdad es que se nota que cada vez participan más hombres es los programas que ponemos en marcha, sobre todo la muestra de fotografías ‘Hombres en proceso de cambio’, no sólo presentándolas al concurso, sino visitando la exposición; tenemos más demandas de talleres para chicos; hay que llegar a los hombres por otros mecanismos, pero lo importante es que el hombre sepa que con este cambio tiene mucho que ganar. Los hombres deben cambiar no porque las mujeres queramos, sino porque ganan endesarrollo personal (más cuidado con su salud, más expresividad, atención a su paternidad...)”. Además, el Ayuntamiento, cumpliendo el mandato del pleno, se personará como acusación particular en el último caso de agresión homófoga. “Trabajamos por una ciudad donde haya espacios para todos. Toda la ciudadanía debe decir basta, queremos una ciudad donde se respete a todos. No podemos consentir que haya personas víctimas de agresiones por su orientación sexual. Ese es su derecho, y hay que respetarlo”.
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