La 'macrosubasta' de renovables, que pondrá en juego 2.000 megavatios (MW), ampliables a 3.000 MW si se da el interés necesario, se celebra este miércoles marcada por las dudas del sector sobre la complejidad del proceso y las peticiones de un sistema de subastas que dé una mayor visibilidad retributiva a largo plazo.
El objetivo de la subasta lanzada por el Gobierno es permitir introducir las tecnologías renovables más eficientes en costes y que la convocatoria permita a España avanzar en el cumplimiento de los objetivos de la UE de renovables para 2020.
Para ello, la subasta utilizará un sistema marginalista en el que los interesados pujarán a la baja hasta completar la bolsa de megavatios en juego. Las ofertas se irán ordenando de más barata a más cara, y la última en llenar el cupo será la que marque el precio para el conjunto.
Además, las nuevas subastas se presentan como tecnológicamente neutrales, de modo que podrán competir todas las fuentes de generación renovable. Esta circunstancia difiere de lo ocurrido en la primera subasta, en la que se pusieron en juego a principios de 2016 un total de 700 MW, de los que 500 MW eran eólicos y los 200 restantes, de biomasa, y que se cerró sin incentivos y sin adjudicación para las grandes eléctricas.
No obstante, este planteamiento ha generado controversia en el sector, ya que la Unión Española Fotovoltaica (UNEF) considera que no hay tal neutralidad y solicitó medidas precautelares al Tribunal Supremo para la suspensión de la subasta, que finalmente no fueron aceptadas por el Alto Tribunal, al considerar que el mecanismo beneficia a la eólica.
Asimismo, el sector ha reclamado un sistema de subastas que dé "una mayor visibilidad" retributiva a largo plazo para las empresas promotoras.
Al igual que en la subasta anterior, las grandes eléctricas -Iberdrola, Endesa y Gas Natural Fenosa- acudirán al concurso, informaron a Europa Press en fuentes del sector.
SOBRE CERRADO Y SISTEMA MARGINALISTA
El sistema de la subasta establece que las ofertas se seguirán realizando en sobre cerrado y conforme a las inversiones previstas. Como novedad, se realizarán unos ajustes conforme a una fórmula para establecer el sobrecoste que los diferentes proyectos generarán al sistema eléctrico.
Una vez se conozcan el valor de la inversión inicial y el resto de parámetros retributivos, se calculará para cada oferta la retribución a la inversión y el cociente entre esta retribución a la inversión y el número de horas estándares de funcionamiento.
Las ofertas se ordenarán, con independencia de la tecnología, de menor a mayor valor de dicho cociente y resultarán adjudicatarias de la subasta las ofertas que tengan un menor cociente hasta alcanzar por defecto el límite de potencia que se establece en esta resolución.
Fuentes del sector indicaron a Europa Press que este sistema puede llevar, al igual que sucedió en la anterior subasta, a un resultado donde las ofertas especulativas lleven tan abajo los precios que se adjudiquen proyectos con unas rentabilidades "poco realistas".
PORCENTAJE DE REDUCCIÓN Y OFERTAS NEGATIVAS.
Como resultado de la subasta, se obtendrá la potencia adjudicada a cada participante para cada tecnología, así como el porcentaje de reducción del valor estándar de la inversión inicial de la instalación tipo de referencia.
La referencia final de la subasta será "el porcentaje de reducción del valor estándar de la inversión inicial de la instalación tipo de referencia para nuevas instalaciones".
Otra de las novedades es que los interesados podrán hacer ofertas negativas para entrar a toda costa en el cupo. Este valor negativo de las ofertas será una señal de que el inversor no solo no generará un sobrecoste al sistema eléctrico, sino incluso un ahorro. De cualquier forma, en caso de que las ofertas sean negativas, se tomará el valor cero. Asimismo, se podrá ofertar en bloques de un tamaño máximo de 100 MW, mientras que anteriormente el máximo de la puja era de 50 MW.