LaConstitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran, y la solidaridad entre todas ellas.
Este es el artículo segundo de los 169 que conforman la Constitución Española, aprobada por las Cortes y ratificada en referéndum por el pueblo español el 6 de diciembre de 1978. Saco a colación el artículo como consecuencia de las intenciones que tiene el Gobierno catalán de independizarse del resto de España, con la excusa de que Cataluña es una nación… y nada más lejos de la realidad.
Una nación es el conjunto de los habitantes de un país, dirigido por un mismo gobierno y una nacionalidad, en la condición y carácter peculiar de los pueblos e individuos de una nación a la que pertenecen que, en este caso, los catalanes al igual que los que viven en Extremadura, Andalucía o cualquier otra región, pertenece en España.
Así que, dejémonos de historias, ¿o es que acaso Cataluña ha sido forjada, poblada, industrializada y desarrollada por los que han nacido en sus entrañas? ¿Cuántos extremeños andaluces, montañeses, castellanos, gallegos o murcianos han contribuido a que Cataluña sea la región que es?
Cataluña no es una nación y no lo será nunca a pesar de que algún “capullo” sostenga que, junto con los vascos y los gallegos, forman un conjunto de naciones con diferencias bien acentuadas del resto de los territorios españoles.
Lo mismo podríamos decir los andaluces, los madrileños, los asturianos y, cómo no, dando alas a la locura, a la insensatez y a la estulticia, yo declaro a El Puerto de Santa María ciudad independiente aprovechando que el gobierno municipal está en manos de solo ocho concejales que no tienen la capacidad suficiente para regir nuestro destino.
El grito de guerra debe ser: “por una oposición más eficaz”. No tenemos arreglo.