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Andalucía

"El coche eléctrico no se puede implantar de la noche al día"

Francisco Arteaga, director de Endesa en Andalucía, cree que la comunidad está bien preparada para el resurgir renovable y la digitalización de la economía

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  • "La inversión en centrales como la de Almería, que sirven de respaldo a todo el sistema, la coloca a la vanguardia de Europa por eficiencia"
  • "El único obstáculo para el desarrollo de las renovables en Andalucía es la necesidad de infraestructuras de transporte para evacuar esa potencia"
  • "Este año alcanzaremos el 95% de implantación de contadores inteligentes, ahora hay que digitalizar al usuario para aprovechar sus capacidades"

Pregunta: ¿Cómo está el sector en Andalucía después de unos años muy convulsos a inicios de la década?

Respuesta: Siempre hay algún aspecto que genera efervescencia por decirlo así, nunca hay una época totalmente estable en ningún sector. En el  nuestro es cierto que ahora sí hay una situación de mayor definición en cuanto al marco normativo y cierta tranquilidad desde el punto de vista societario, respecto a movimientos de compañías que en el pasado hubo. Tenemos ahora un gran reto por delante, quizá el más grande que ha tenido el sector en su historia, porque el sector eléctrico tiene una historia de unos 125 años en España. Y asistimos a la mayor transformación.

P. ¿En qué sentido lo dice?

R. La lucha contra el cambio climático es un objetivo fundamental de Naciones Unidas. Lograr que el planeta sea agradable para nosotros y las generaciones futuras. Y el Acuerdo del Clima de París surge de ahí, une a casi doscientos países y establece un objetivo de descarbonización de la economía. Es decir, evitar emisiones de gases de efecto invernadero. Y ello en un plazo relativamente rápido, entre 2050 y 2100 en función de cómo vaya el cumplimiento de los objetivos. Esto transformará el conjunto del sector energético, no sólo el eléctrico. Y todo esto va unido a otro reto que afecta a toda la sociedad, que es el de la digitalización. La transición energética y la digitalización son los dos grandes retos que afronta el sector en general.

P. ¿Cómo está situada Andalucía cara a ambos retos?

R. Es una época llena de oportunidades. En transición energética, Andalucía tiene unos recursos naturales riquísimos para avanzar esa transición. Y en digitalización tiene ventajas cara a la deslocalización física de algunas actividades. En transición energética, hay varios objetivos y uno de ellos es que en el consumo final de la energía no haya emisiones a la atmósfera. Eso sólo se consigue con la electricidad. El único vector final energético que garantiza no emisiones es la electricidad. Y por eso el objetivo de todos debe ser mudar los consumos finales a eléctricos, de manera sostenida y sostenible en el tiempo. Para lo primero, debemos de implementar el coche eléctrico e ir mudando los consumos industriales a eléctricos, y todo esto necesita que se vayan superando trabas que hay para ello. El segundo objetivo es que la electricidad se produzca sin generar emisiones. Y esto va de que se vaya desarrollando el parque de renovables, en especial la eólica y la fotovoltaica, y se mantenga el parque de centrales que sirvan como respaldo al sistema. Estas últimas son como un seguro de vida, no gusta pero hay que tenerlo. Y, en cuanto a la digitalización, me hago esta reflexión: en un mundo interconectado, la gente tenderá a vivir donde haya más calidad de vida, y en Andalucía hay mucha calidad de vida.

P. Endesa, en las subastas de energías renovables de los últimos meses, ha conseguido potencia en eólica (más de 500 Mw) y en fotovoltaica. ¿Qué parte de esa potencia puede llegar a instalarse en Andalucía, habida cuenta que la fotovoltaica está ya adjudicada a proyectos en Murcia y Badajoz?

R. Estas subastas, con ser importantes, son la punta del iceberg de algo mayor. Estas subastas son sólo una parte de lo que hay que avanzar en España. Sólo con una estimación prudente de crecimiento de la demanda, y teniendo en cuenta que las horas de funcionamiento de las renovables son menores que las de una central térmica, en el año 2030 haría falta instalar 30.000 megavatios. Por eso, las subastas están bien porque dan seguridad en el suelo de precio a cobrar, pero no es la clave del futuro. Las dos subastas suman 5.000 megavatios, la sexta parte. Y de aquí a 2030 necesitamos desarrollar muchos más proyectos, porque los de las subastas son para los dos próximos años. Y lo bueno será que todos los proyectos irán a mercado, sin ayudas. Endesa lo que quiere es captar la mayor porción posible de esos 30.000 megavatios. Hemos tenido proyectos eólicos, fuimos pioneros en Andalucía, y ahora no teníamos ya tantos proyectos, instalaremos unos 70 megavatios de los que nos ha adjudicado la subasta. Y en fotovoltaica, aunque en la subasta no han entrado los proyectos que tenemos aquí, tenemos en Andalucía proyectos en desarrollo de varios cientos de megavatios para hacerlo en paralelo o justo a continuación de los de la subasta. Nuestro objetivo es hablar de miles de megavatios. Porque aquí tenemos el recurso, el sol, somos la zona con más radiación. Y tenemos el resto de condiciones para poder ser muy eficientes, el único obstáculo grande es la suficiencia de redes de transporte para la evacuación. Y ahí hemos pedido y pedimos la colaboración de todos para que se vaya desarrollando un plan de transporte para evacuar esa energía a futuro. Apostamos por un futuro de muchísimo más desarrollo de estas infraestructuras, más allá de las subastas.
La subasta, si se me permite, es un quitamiedos. Si apuestas por una inversión a largo plazo, como en el sector energético, y tienes el riesgo de que los precios caigan muchísimo y no puedas recuperar la inversión, pues esto frena la inversión. La propia característica de la energía renovable, de alto coste fijo y bajo variables, hace que en el mercado cuanta más renovable hay más bajo es el precio. Al fijar un suelo, las subastas, pues da seguridad. Pero a plazos más largos, el modelo debe ser de contratos de suministro a largo plazo entre grandes consumidores y los productores, o vía agregación de consumidores. Y la regulación del mercado debe reconocer los dos términos que tiene la energía: la propia electricidad y la garantía de potencia. El servicio que da una central, sea para el uso que sea, tiene un valor. En ninguna sociedad aceptamos quedarnos sin electricidad. E igual que inviertes en un disco duro para tu ordenador, tienes que tener un respaldo de potencia disponible para funcionar en cada momento.

Coche eléctrico

P. Precisamente en Andalucía tenemos una central de ese tipo, la de Endesa en Carboneras (Almería). Estáis invirtiendo mucho en ella para descarbonizarla y es entiendo un buen ejemplo de central de respaldo…

R. Sí lo es. La central Litoral de Almería es un orgullo para la empresa, uno de nuestros buques insignia porque tiene varias características destacables y muy positivas. Primero, que es muy eficiente; segundo, que está totalmente adaptada a la normativa autonómica y europea de emisiones y por tanto es respetuosa con el medio ambiente; y, tercero, que tiene una potencia y capacidad muy adecuada y necesaria en esa zona del sureste de España. La inversión que hemos ejecutado en esa central, los casi 250 millones, además de haber generado empleo y desarrollo en la zona, ha hecho que estemos a la vanguardia en Europa. Estamos teniendo muy baja emisión por kilovatio producido, no sólo por los filtros que hemos instalado sino por su eficiencia que hace preciso usar menos combustible por unidad de producto. Es muy competitiva económicamente y tiene un saldo muy positivo entre energía producida y consumida para ello. El futuro de este tipo de centrales es seguir dando soporte a la generación ordinaria todos los días a todas horas, y en el futuro el número de horas que funcionarán al año tenderá a descender. Deberían de percibir una retribución suficiente para recuperar la inversión que supone tenerlas siempre disponibles, y el coste variable cubrirlo cuando funcione. Y esto me trae a la mente la imagen del coche eléctrico. Este vehículo tiene todas las virtudes, pero no podemos implantarlo de la noche a la mañana. Primero, por razones económicas, no puedes tirar todo el parque a la basura e invertir en otro nuevo. No sería sostenible. Segundo, porque no hay capacidad para producir todos esos coches. Tercero, no hay garantía suficiente para el funcionamiento permanente. Para grandes desplazamientos, hay que ir desarrollando la autonomía y la red de abastecimiento. Hay que ir perdiéndole el miedo, pero no ocurre de la noche al día. Con tener todas las ventajas, hay que hacer una transición. Lo mismo ocurre con las centrales como la de Almería. Mientras no renunciemos a tener este suministro, deben de funcionar. Debemos de aspirar a que lo hagan de manera eficiente en el consumo, en la producción y que demanda y oferta se vayan ajustando. Esto último aprovechando las tecnologías de redes inteligentes y de almacenamiento. Hasta ahora la demanda ha sido autónoma y la oferta le ha seguido, ahora la tendencia es que las dos se aproximen. Pienso en una casa en la que no haya que estar pendiente de poner la lavadora a partir de las doce para acogerse a la tarifa valle, sino que la domótica organice los usos en función de las señales de precios del sistema. La evolución permitirá casi la cuadratura del círculo: cumplir con los tres principios básicos al mismo tiempo. Garantía y calidad del suministro; respeto al medio ambiente; y eficiencia.

P. En cuanto a la digitalización, hace ya más de 7 años que instalasteis en Sevilla un centro de telegestión y recientemente comunicasteis que habéis instalado ya más del 95% de todos los contadores inteligentes en Andalucía y Extremadura…

R. Este año, efectivamente, podemos decir que superamos el 95%, en algunas provincias cercano al 100%. Y nuestro mercado tiene 4,85 millones de puntos de suministro, por lo que más de 4,5 millones de clientes ya lo tienen instalado. Estos contadores tienen unas potencialidades muy altas, pero no significa que de entrada se puedan utilizar. No hace falta sólo digitalizar la actividad, sino también digitalizar al usuario, o al menos tender hacia ir a un usuario cada vez más formado en el uso de las tecnologías. Ahora estamos en la integración de todo el sistema. No sólo hace falta tener una instalación en casa del cliente, sino que hace falta que la comunicación sea bidireccional. Por ejemplo, antes para cualquier cambio de potencia un operario tenía que acudir a modificar condiciones contractuales e incluso físicas. Ahora se hace de forma remota. Por ejemplo, en Smart City Málaga hemos ido probando operaciones en casa del cliente como si fuera un laboratorio vivo, como reconexiones o cambios de potencia. Y el futuro va a que el consumidor, con un conocimiento más detallado de los precios de la energía y ayudado de la domótica, pueda hacer un uso más racional y eficiente de la energía.

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