Manuel Ponce, para empezar diré que es mi consuegro, un verdadero apasionado de los ultraligeros, y por consiguiente, de la comunicación de todos los tipos de vientos en los que se encuentra llevando su ultraligero a sus anchas. Y es de tal manera su pasión por este deporte aéreo que aunque cuenta con un ultraligero de propiedad, lleva ya algún tiempo metido en la tarea de hacer otro, porque este es otro apartado, un verdadero autodidacta de la ingeniería aérea.
Con otros aficionados a estos apasionamientos dispone de una aeródromo en el término municipal de Almonte, y frente por frente a la aldea del Rocío, con sus respectivos hangares. Manuel Ponce, ignoro cuantas horas de vuelo tiene, pero deben de ser muchas. Y como he indicado más arriba, ahora el mayor tiempo lo dedica a concluir el segundo ultraligero, demostrando con ello que es un verdadero ‘manitas’ en este aspecto. Manuel pide por Internet a EEUU parte de algunas piezas y a otros sitios también fuera de nuestro país, para perfilarlo como él desea, a su gusto y modo, aunque en ello le ayuda a veces su hijo Antonio, que también tiene esta debilidad, casado con mi hija Rosa María. Ambos les acompañan en ocasiones en los vuelos.
Manuel Ponce me dice: “¡Juan a ver si te vienes un día!” Yo siempre le digo que sí, no sé si llegará el momento, y eso que sus tentadoras propuestas me llenan plenamente. “Verás Huelva-me dice-y su provincia de mil maneras distintas, todo el litoral costero, una maravilla. La campiña, el Andévalo, Odiel arriba, la Sierra, las minas, El Condado etc., sensaciones que no te imaginas”.
Bella, su mujer, mi consuegra, también se apunta a la afición, son tal para cual y también cuenta con su número de vuelos .Esta actividad recreativa llegó a oídos de Jesús Calleja y cierto día se presentó en el aeródromo con el helicóptero para llevar el reportaje a su espacio televisivo. Bella se montó en el helicóptero con Calleja y volaron como un cernícalo por toda la extensión de la provincia, grabando esto y aquello, hasta las minas del río Tinto en su nacimiento, Calleja se jactó de su descubrimiento.
El día acompañó con un sol radiante así como los vientos, para que todo fuese redondo, completo. Jesús Calleja estuvo valorando el trabajo de Manuel Ponce y halagó su constancia y empeño. Visitó también el entorno, el resto de los hangares charlando con los pilotos de vuelo. Calleja se llevó todo en una película, pero lo más importante se lo llevó en los adentros, le costó trabajo marcharse ante la generosidad recibida de tantos brazos abiertos de pilotos y familiares, entre saludos y agradecimientos.