La Guardia Civil trasladó la noche del sábado a los jóvenes a esta improvisada zona de ocio
Se veía venir. El tercer fin de semana consecutivo del conflicto que mantienen abierto los vecinos de Guadalcacín contra la celebración en las calles de la pedanía del botellón juvenil estuvo a punto de acabar la noche del sábado pasado en tragedia.
En vista de las previsiones, más de un centenar de vecinos, cifra récord en estos días de movilizaciones, se echaron a la calle para evitar que los jóvenes hicieran de Guadalcacín una zona más de esparcimiento y ocio.
Pero esta vez no fue como en ocasiones anteriores, ya que la Guardia Civil se encargó de desviar hacia la Ciudad del Transporte a todos los chicos y chicas que aparecían con bolsas de bebidas alcohólicas por la pedanía, y evitar que los coches entraran en el pueblo, convirtiendo de esta forma a dicha zona empresarial en un improvisado botellódromo.
En este sentido, los vecinos, que en principio pensaban que los jóvenes se iban a dispersar por las calles de la pedanía y habían creado distintas patrullas de vigilancia, decidieron juntarse todos e irse a manifestar a la Ciudad del Transporte, a unos quinientos metros del núcleo de la pedanía.
Fue allí cuando comenzaron los problemas y disturbios con los jóvenes, que según denunciaban los vecinos “no pararon de insultarnos, humillarnos y dar un espectáculo bochornoso de nula educación”.
De hecho, tanto se llegó a calentar el ambiente que un grupo de chicas que hacían botellón en la Ciudad del Transporte “se liaron a puñetazos con una de las vecinas de Guadalcacín que se manifestaba la noche del sábado”.
“Esto ha sido el colmo de males. La Ciudad del Transporte es una zona privada y no entendemos cómo las fuerzas de seguridad trasladaron allí a los jóvenes. Además, es indignante que, una vez que la Policía Local se unió al trabajo que comenzara la Guardia Civil, fuese incapaz de multar a ningún joven ni de requisar botellas, tan sólo informaban”, denunciaba a este medio una de las vecinas afectadas.
Por todo ello, los vecinos de Guadalcacín, que no entienden cómo la alcaldesa de la pedanía, Ana Lirio, les ha dado “la espalda” en su lucha “por el derecho al descanso”, tal y como proseguía esta vecina, han decidido continuar con las protestas y concentraciones que, si bien hay que esperar a las decisiones que se tomen a lo largo de esta semana, podrían ampliarse también a las noches de los viernes.
Y es que, según critican indignados los residentes en esta pedanía, desde hace años los fines de semana se convierten en un auténtico calvario, en el que además de no poder dormir por culpa del ruido del botellón, tienen que soportar amanecer con sus portales sucios después de que muchos de los jóvenes que se divierten allí durante las noches de los viernes y sábados no tengan ningún reparo en miccionar o mantener incluso relaciones sexuales a la vista de todo el que pase por su alrededor.