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La tribuna de Viva Sevilla

SEFF: Varas de medir

Miguel Olid analiza el sistemático maltrato del Festival de Cine Europeo de Sevilla a los cineastas andaluces.

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Esta misma tarde, coincidiendo con la inauguración del Festival de cine europeo, SEFF, se estrena comercialmente Tu hijo, película llamada a dar muchas satisfacciones a dos sevillanos: el productor Olmo Figueredo y el director Miguel Ángel Vivas, empeñado en rodarla en su ciudad natal. El estreno de gala fue este lunes y superó con creces las expectativas creadas. Habría sido la película idónea para inaugurar el SEFF, pero no, no lo será aunque sí lo fue en la prestigiosa Seminci de Valladolid. ¿Por qué?

Tal vez la explicación haya que buscarla en el sistemático maltrato que perciben los cineastas andaluces del SEFF. Sin ir más lejos, el año pasado el director del festival, José Luis Cienfuegos, despreció la opción de inaugurar con Oro, rodada parcialmente aquí, con coproductora sevillana, Marta Velasco, así como dos destacados actores de la tierra, Juan Diego y Antonio Dechent. En su lugar la relegó a una sesión intersemanal para maquillar uno de esos abundantes días en los que ningún rostro reconocible figura entre los invitados del Festival.

Como se suele decir, de aquellos polvos vienen estos lodos, por lo que no resulta extraño que ninguna de las grandes productoras andaluzas haya optado por estrenar sus películas más esperadas en el SEFF y han preferido hacerlo en San Sebastián, la Seminci o, incluso, Sitges. También ha sido una oportunidad perdida el no haber acogido el lanzamiento de la serie Arde Madrid, del actor, guionista y director sevillano Paco León, al igual que el año pasado el Festival de cine de San Sebastián albergó la presentación de La Peste.

En esta edición ha habido una feliz rectificación por parte del responsable del festival, el asturiano Cienfuegos, y las películas andaluzas regresan al cine Nervión después de exhibirse los últimos siete años en el Teatro Alameda, a más de tres kilómetros del centro neurálgico del festival. No obstante, se trata de una rectificación muy parcial, que afecta solo a una tercera parte de las sesiones de Panorama Andaluz, con lo cual crea un agravio comparativo entre unas películas y otras.

No es la única discriminación percibida por los cineastas andaluces participantes en el SEFF, quejosos, con motivo, por el carácter no competitivo de Panorama Andaluz, convertido más bien en un contenedor y sin opción a participar  en la sección oficial a concurso. Durante su etapa al frente del Festival de Cine de Gijón, Cienfuegos no solo propició las actividades en fomento del cine asturiano, bajo la etiqueta de Día d’Asturies, sino que además había una sección a concurso y ésta compartía sala con las demás, algo que no ocurre en Sevilla.

Bien haría el Principado en otorgarle una medalla honorífica por su extraordinaria labor como embajador del bable y del cine asturiano, porque desde su llegada al SEFF no ha habido edición sin representación del cine de su tierra; incluso se ha llegado a oír en las puertas del hotel sede del festival bromas en torno al supuesto “lobby” asturiano, formado por la nutrida representación de cineastas y periodistas del Principado invitados a cargo de las cuentas del festival.

Lamentablemente, Cienfuegos no puede disimular que no siente, ni de lejos, lo mismo por el cine andaluz, lo que se nota, y bastante. Y, claro, cuando el presupuesto del SEFF procede mayoritariamente de Andalucía (en su mayor parte del Ayuntamiento de Sevilla), pues es, cuanto menos, paradójico. Entre los aspectos positivos hay que señalar que de todos los profesionales, andaluces o no, presentes en el festival, resulta digno de elogio que el compositor sevillano Pablo Cervantes participe con seis títulos entre largometrajes de ficción, documentales y cortometrajes, mientras que el director, también nacido en la ciudad, Jesús Ponce puede presumir de algo que pocos colegas pueden hacer, presentar no una sino dos películas, y ambas muy esperadas: su nueva incursión en el drama intimista, La primera cita, y un documental, La última toma, que reivindica a un director muy olvidado y que murió, cuando tenía 33 años, en un trágico accidente durante un rodaje, Claudio Guerin, nacido en Alcalá de Guadaíra. Por desgracia, ninguno podrá optar a un premio oficial en el SEFF a diferencia de sus afortunados colegas asturianos en el Festival de cine de Gijón.

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