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Globos de Oro

Este año se las van a ver y desear para repartir dignamente los Oscar que se avecinan, pues viendo el ridículo acaecido la semana pasada en la entrega...

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Este año se las van a ver y desear para repartir dignamente los Oscar que se avecinan, pues viendo el ridículo acaecido la semana pasada en la entrega de los Globos de Oro (este año bañados en falsa pirita), van a tener que buscar hasta debajo de las alfombras para relumbrar unos galardones que en los últimos tiempos se ha convertido en un pozo seco. En espera de conocer el viernes próximo la lista de nominados, parece que la pugna por los eunucos dorados va a estar limitada a dos películas bastante opuestas y diferentes entre sí, tanto en la forma como en el fondo. Si una de ellas busca descaradamente hacer más ricos a sus productores, la otra nace de la imperiosa necesidad de un autor por contar una historia tan cercana a él, que incluso parece extirpada de su propio cuerpo. Una es un simple producto (carne de contabilidad). La otra, puro cine (Arte). El dios dólar tendrá como abanderado para lograr los laureles del Oscar (con el sobrepeso además de haber conseguido el Globo de Oro a la Mejor Película Dramática) el edulcorado y cándido biopic (con tufillo a telefilme ñoño de sobremesa) de Freddy Mercury en “Bohemian Rhapsody”. Cine oportunista, convencional y pretendidamente amable, de consumo fácil y aspiraciones exclusivamente mercantiles, que no hace justicia al personaje, pues ni profundiza, ni interioriza en el retratado, por el bien de la comercialidad, no dejándonos ver las lobregueces y aristas del legendario cantante. Cine falsario y popular de ese que suele triunfar en Hollywood. Un disparate que el Globo al Mejor Actor fuera para Rami Malek por dar vida al malogrado vocalista. Su trabajo (sin atisbo de creación o interpretación) ha consistido en estudiar videos e imitar (como haría un mono amaestrado) a la estrella. Una película remendada por la banda sonora, ya que con ella se pretende tapar sus vergüenzas. Si uno quita la música, se da cuenta que entre sus imágenes no hay nada. El cine como expresión artística será defendido por la magistral y sobrecogedora “Roma” del mejicano Alfonso Cuarón, con la que ha ganado el Globo a la Mejor Dirección (también obtuvo el de Película Extranjera). Cine libre y sin ataduras, visualmente deslumbrante, de esmerada y turbadora narrativa, que bebe de las fuentes del Neorrealismo, por el que jamás pasará el tiempo. Un gran fresco pictórico, filmado en un portentoso blanco y negro, sobre la infancia y esos ángeles de la guarda de carne y hueso que existen en nuestras vidas. ¿Cine o negocio? e ahí la cuestión.

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