Esta semana, concretamente en la mañana del pasado miércoles, alumnos y alumnas del Instituto de Enseñanza Secundaria Atalaya de Conil se manifestaron por las calles de la localidad portando pancartas donder señalaban el rechazo al nuevo plan universitario llamado ‘plan Bolonia’, un plan universitario que muchos estudiantes no comparten, por eso el motivo de las protestas de los muchachos que finalizaron en la entrada del Ayuntamiento conileño donde el alcalde, Antonio Roldán, habló con ellos señalando que “nosotros no tenemos ninguna compentencia en este tema, pero os apoyo en vuestras reivindicaciones” ya que según señaló el primer edil conileño “no comparto tampoco este plan universitario”. Asimismo, les informó que su grupo (Iquierda Unida) estará apoyándoles.
plan bolonia
Proceso de Bolonia, nombre que recibe el proceso iniciado a partir de la Declaración de Bolonia, acuerdo que en 1999 en la ciudad italiana de Bolonia firmaron los ministros de educación de la Unión Europea para iniciar el Espacio Europeo de Educación Superior.
Se trató de una Declaración conjunta que dio inicio al llamado proceso de convergencia que tenía como objetivo facilitar un efectivo intercambio de titulados así como adaptar el contenido de los estudios universitarios a las demandas sociales.
Todo esto condujo a la creación del Espacio Europeo de Educación Superior, un ámbito al que se incorporaron países incluso de fuera de la Unión Europea y que serviría de marco de referencia a las reformas educativas que muchos países habrían de iniciar en los primeros años de este nuevo siglo XXI.
El llamado Proceso de Bolonia también incluye, para muchos sectores de la sociedad, aspectos relativos a toda la reforma universitaria y no sólo lo firmado en Bolonia
Tiene como precedente la firma de la Carta Magna de Universidades por parte de rectores de universidades europeas y diez años después, la Declaración de Sorbona en una reunión de ministros de educación de cuatro países europeos (Alemania, Italia, Francia y Reino Unido). Un año después, 29 ministros de educación europeos firman la Declaración de Bolonia, que da el nombre al proceso y en el que se basan los fundamentos del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), que estará finalizado en el año 2010.
En 1999, los Ministros de Educación Europeos iniciaron un proceso de reforma en Bolonia y acordaron unas líneas de acción con el objeto de desarrollar el Espacio Europeo de Educación antes del año 2010. La principal reforma consiste en crear un Espacio Europeo de Educación Superior competitivo y que sea atractivo tanto para los estudiantes como para los docentes, y por supuesto, atractivo para terceros países. Los cambios más sustanciales que se van a producir se pueden sintetizar en dos grandes grupos. Por una parte, las adaptaciones curriculares y por otra, las adaptaciones tecnológicas.
El Espacio Europeo de Educación Superior exige la adopción de un sistema de titulaciones universitarias fácilmente comparable en toda Europa. Asimismo, se busca la movilidad por las universidades europeas de los estudiantes, profesores e investigadores, a la vez que fomentar el aprendizaje continuado y la calidad. De esta manera, las principales novedades son la adaptación a un sistema de titulaciones universitarias de dos ciclos (Título de Grado y Título de Postgrado), y la utilización de una valoración del crédito universitario igual para todos los países europeos (el llamado ECTS –European Credits Transfer System.
Las adaptaciones tecnológicas están suponiendo una auténtica revolución en las universidades españolas que se pueden considerar bastante tradicionales en este aspecto. Debido a esto se producirá una homogeneización de los posibles titulaciones, así como los masters, en vez de ser cada vez más específicos serán más generales y estarán enfocados a la empresa privada. La cual será la encargada, en gran parte de establecer los planes de estudio.
Algunas de las novedades del Tratado de Bolonia implican un mayor trabajo personal del alumno, actividades no presenciales y trabajos en grupo.
Críticas al plan
Según información recogida por este medio, desde sus inicios el proceso ha recibido críticas de varios ámbitos en toda Europa por distintas razones enmarcadas en la idea de que las reformas pretenden una progresiva política de mercantilización del mundo universitario.
Entre estas razones destaca lo que se entiende como equiparación práctica del horario estudiantil al de un horario laboral debida al aumento de las horas lectivas presenciales obligatorias que se requieren para aprobar la cantidad de créditos necesarios. Esto dificultaría trabajar y estudiar al mismo tiempo. Se entiende desde los sectores críticos al plan de Bolonia que el cambio provocará una elitización de la enseñanza universitaria, en cuanto para acceder a ella será necesario disponer de mayores cantidades de dinero sin trabajar para ello. Además, el aumento de las horas lectivas para acceder a estudios especializados de posgrado se ve como otra criba para apartar a aquellos con menos recursos económicos de los niveles altos de conocimiento universitario.
Estos aumentos en los costes económicos (de tiempo y dinero) que supone la adaptación al EEES, no se compensan con un aumento eficaz de las ayudas y becas nacionales o europeas en este ámbito.
Otro argumento es que la universidad, en el proceso de Bolonia/EEES, se concibe como productora de individuos válidos para introducirse en el mercado laboral europeo. No se trata ya de desarrollar y transmitir conocimiento o incluso conocimiento con aplicación social sino de formar trabajadores[9] . En este sentido cualquier aplicación social del conocimiento va a tener que ser impulsada por empresas privadas y, por tanto, presumiblemente motivada por intereses privados (que no públicos).
defensores del plan
Frente a estas críticas los defensores de Bolonia argumentan que los planes de estudio actuales no tienen en cuenta el tiempo disponible del que puede disponer un estudiante. Ahora es perfectamente posible que para aprobar un curso en algunas titulaciones un estudiante deba dedicar 60 horas a la semana. La organización de la docencia con Bolonia implica que cada estudiante a pleno tiempo (puede estar a tiempo parcial si está trabajando y se matricula de menos créditos[cita requerida]) debe dedicar 40 horas a la semana a su aprendizaje. El sistema de Bolonia pretende que se organicen las enseñanzas contando con este tiempo[cita requerida] y que esta dedicación semanal sea suficiente para aprobar[cita requerida].
El sistema de Grado/máster/ Doctorado es el que ya funciona en la mayor parte de los sistemas educativos del mundo.
Se espera que mejore las salidas laborales de los universitarios, ya que los títulos estarán reconocidos en todos los países firmantes del Proceso, además de porque los nuevos planes de estudios están mas enfocados a la formación de los profesionales que la sociedad demanda.
Los países firmantes, y por tanto miembros del Espacio Europeo de Educación Superior (‘Proceso de Bolonia’) son:
Desde 1999: Alemania, Austria, Bélgica, Bulgaria, Dinamarca, Estonia, Finlandia, Francia, Grecia, Holanda, Hungría, Islandia, Irlanda, Italia, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Malta, Noruega, Polonia, Portugal, Reino Unido, República Checa,Rumanía, Eslovaquia, Eslovenia, España, Suecia, Suiza
Desde 2001: Croacia, Chipre, Liechtenstein, Turquía
Desde 2003: Albania, Andorra, Bosnia y Herzegovina, Estado Vaticano, República de Macedonia, Rusia, Serbia
Desde 2005: Armenia, Azerbaiyán, Georgia, Moldavia y Ucrania
Nuevo plan universitario
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