Toyota no deja de desarrollar su joya híbrida, el Prius, un vehículo que, por historia y prestaciones, y por más que vayan apareciendo competidores, como el Honda Insight, difícilmente dejará de ser el rey en el mercado de este tipo de vehículos.
La solución de propulsión del Prius convencional consiste en un motor de gasolina de ciclo Atkinson, que es un tipo de propulsor de gasolina que sacrifica cierta punta de potencia a cambio de una eficiencia energética superior, funcionando conjuntamente con un motor eléctrico. El motor eléctrico está conectado a una batería que, en el modelo convencional, se recarga recogiendo la energía que se pierde al frenar y al bajar pendientes, principalmente. Con esto se consigue un consumo espectaculamente bajo de combustible, pues no sólo no se desperdicia energía, sino que podemos usar un motor como el Atkinson, que destaca por su eficiencia, aunque sacrifique punta de potencia, pues cuando necesitemos ese golpe extra de empuje podremos recurrir al motor eléctrico.
Esta solución es especialmente interesante en ciudad, pues todas las pequeñas detenciones y re-arrancadas, donde más combustible se gasta, las haremos con el motor eléctrico. El consumo medio oficial está por debajo de los cuatro litros.
El paso siguiente es el que ha dado la marca con el prototipo mostrado en el Salón del Automóvil de Frankfurt: incorporar al Prius una batería de más capacidad (la anterior, puesto que sólo estaba pensada para dar pequeños empujones de potencia y arrancadas, sólo tenía autonomía para tres kilómetros) y la posibilidad de enchufar a la red nuestro vehículo para recargarla.
Los 20 kilómetros de autonomía de la nueva batería permiten que la mayoría de los pequeños desplazamientos diarios podamos realizarlos en modo eléctrico, y que cuando necesitemos realizar desplazamientos mayores, o no hayamos podido recargar nuestro vehículo, podamos recurrir al motor de gasolina.
Esta es, probablemente, el tipo de solución más inteligente que la industria puede dar hoy en día. Los vehículos únicamente eléctricos no son factibles, por falta de autonomía y de puntos de recarga, así como por lo lentas de cargar que son las baterías de ión-litio. Los vehículos únicamente propulsados por combustibles fósiles
sabemos que tienen los días contados. Así que, mientras desarrollamos la tecnología de las baterías, la opción que tiene más posibilidades de reducir nuestra dependencia de los combustibles fósiles sin que por adoptarla tengamos que cambiar sustancialmente nuestro estilo de vida es la solución mixta que nos propone este sensacional nuevo prototipo de Toyota.
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